Ikigai, la filosofía japonesa para vivir más y mejor

Es aplicada en un pueblo en el que muchos de sus habitantes viven más de 100 años

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01 de febrero de 2020 a las 05:02

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Se supone que todos tenemos un propósito en la vida. Una razón para existir, algo que haga que nuestro paso por la tierra valga la pena. Al menos así lo consideran los japoneses y con esa premisa aplican una filosofía para que sus días tengan sentido y bienestar.  

Y esta teoría no es caprichosa. No en vano los japoneses son la población mundial con una expectativa de vida superior al resto, que oscila entre los 81 y los 87 años, según la Organización Mundial de la Salud. 

Para empezar, a muchas personas les cuesta encontrar su pasión. Eso que los mueve cada día, lo que los hace sentir que realmente vale la pena.

Algunos porque no han tenido los estímulos suficientes para desarrollar sus deseos, otros porque no lo han logrado por las circunstancias de la vida cotidiana y las dificultades económicas que permitan hacerse esos espacios para generar los momentos de disfrute. Y otros porque, simplemente, no se permiten parar. 

¿Quién no ha escuchado hablar a personas que frustran sus pasiones exclusivamente para tener un buen pasar económico? Aquellos que deciden estudiar determinada carrera porque saben que no tendrán sobresaltos y guardan en el cajón del olvido aquello que realmente les daría plenitud. O quienes, arrastrados por la avalancha de la cotidianeidad de a poco fueron perdiendo el interés o la voluntad de bucear en su interior y encontrar lo que realmente hace la diferencia para sí mismos.

También solemos buscar en cosas materiales las satisfacciones que aún no sabemos que podemos encontrar en cosas más simples, como en nosotros mismos. No es fácil en estos tiempos sobrecargados de estímulos, pero con intentarlo no se pierde nada. Todo lo contrario. 

Pixabay

Esta técnica milenaria, adoptada por los japoneses como parte de su vida diaria, fue conocida masivamente hace unos pocos años luego de la publicación del libro Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y feliz, de los españoles Héctor García y Francesc Miralles. 

Según relata El País de Madrid, García, un ingeniero valenciano que vive en Japón desde hace más de una década, junto a su amigo Miralles, un periodista barcelonés que lo visitaba frecuentemente, se sorprendieron cuando al visitar el pueblo de Okinawa, que tiene la mayor cantidad de personas que pasan los 100 años, las personas con las que hablaban les contaban acerca del Ikigai y cómo eso hacía que sus vidas fueran más largas y más placenteras. 

Pero más allá de encontrar lo que nos hace bien y nos hace sentir que nuestra vida vale la pena, el Ikigai tiene un extra: un servicio a la comunidad. “Todo el mundo quiere ser útil. Por eso nos sentimos más felices cuando hacemos un regalo que cuando lo recibimos. Por eso el futbolista se alegra cuando marca un gol, porque percibe la alegría que ha provocado. Si haces una cosa y nadie la reconoce te vas a sentir frustrado”, dijo Miralles a El País de Madrid.

Bien, una vez comprendido el concepto de Ikigai y para qué sirve, es hora de intentar ponerlo en práctica, y de verdad no es tan difícil. Solo hay que intentar ser constante e identificar esos deseos y situaciones que sabemos que nos van a recompensar. Al fin y al cabo, todos sabemos qué es lo que nos da más placer.

De todas formas, encontrar el propio Ikigai y aplicarlo no es algo que suceda de un día para el otro. E incluso puede haber errores en el medio del camino.

Pero lo primero es dar el paso. Para eso hay algunas líneas que podemos seguir. El sitio Cuerpomente plantea algunas ideas para llevarlo adelante: 

Mantenerse activo
Poder hacer las cosas que amamos aún después de terminar la vida laboral es importante para mantener vivos nuestros deseos. Siempre que tengamos ganas, es importante no abandonar lo que nos hace bien.

Tomar las cosas con más calma
No todas las cosas que hacemos son urgentes. Es importante identificar lo que necesita de nuestro acelere. Parar, buscar el tiempo para hacer lo que nos hace bien y disfrutarlo. Lo otro puede esperar.

Rodearse de buenos amigos
No por repetido deja de ser importante. Con el paso del tiempo a veces solemos alejarnos de las personas que mejor nos hacen. No dejemos que suceda. Reir con amigos, festejar, recordar momentos compartidos son parte clave de nuestro bienestar.

Visitar espacios de naturaleza
Aunque la mayoría de las personas viven en ciudades, cada vez que se pueda es importante tener espacios de contacto con lo natural. Un parque, una playa, viento en la cara. Basta para sentirnos mucho mejor y encarar la cotidianeidad con otra postura.

Seguir el propio Ikigai
Todos tenemos una pasión. Hay que trabajar para encontrarla y una vez logrado, intentar no abandonarla nunca, por más que cueste. 
 

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