INE cambiará en noviembre criterio para medir la pobreza en Uruguay

La pobreza por ingresos se determina a partir de una canasta determinada de bienes y servicios. Si una persona gana por debajo de ese valor, a los efectos estadísticos se considera pobre. Los últimos datos disponibles corresponden a 2020. En Montevideo, si un hogar unipersonal percibe menos de $ 15.838 mensuales, es considerada pobre. Lo mismo sucede con una familia de cuatro personas con un ingreso mensual inferior a los $ 52.002. En el Interior, esos valores están fijados en $ 10.361 y $ 35.111 respectivamente. 

Bajo esos parámetros, el INE concluyó que el año pasado había un 8,1% de los uruguayos viviendo en la pobreza, pero la canasta de bienes y servicios con la que se mide el índice data del año 2006. 

El cambio que se anunciará en los próximos días implicará la eliminación de algunos elementos y la inclusión de otros nuevos en la canasta, lo que generará un cambio en la línea de pobreza. Las modificaciones en la canasta reflejarán los cambios en los parámetros de consumo observados en esta última década y media. Por ejemplo, se otorgará un mayor peso a los servicios dentro del gasto total de los hogares, en detrimento de los alimentos. Ese "desplazamiento", dijo Aboal, va en línea con lo observado a nivel internacional.  

Dentro del rubro alimentos, asimismo, el nuevo índice reflejará una mayor incidencia del dinero que se necesita adquirir comida ya elaborada o ultraprocesada, y un menor peso de los insumos alimenticios para cocinar en el hogar. Los cálculos en la canasta determinarán a su vez la cantidad de calorías que necesita una familia para vivir. 

"Habrá cambios", resumió Aboal al ser consultado sobre la nueva vara de la pobreza que surgirá a partir de la actualización de los indicadores. 

Por otra parte, en los próximos días se divulgará el informe sobre pobreza correspondiente al primer semestre de 2021. Si bien utilizará los mismos parámetros de línea de pobreza Será el primer estudio en su tipo en lo que va del año y permitirá medir, según Aboal, cuál ha sido la evolución del impacto económico de la crisis sanitaria cuando el país comienza una fase de recuperación. 

Pobreza multidimensional

En paralelo, un equipo del INE junto al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) comenzará a trabajar en un nuevo índice: el cálculo de la "pobreza multidimensional". 

Es que hoy la única manera en que se mide la pobreza en Uruguay es a través del ingreso, un factor que, según Aboal y toda la literatura académica, tiene sus limitaciones. "Uno cree que las cuestiones relativas a la pobreza involucran otro tipo de privaciones más permanentes que el método por ingreso, debido a su volatilidad, no puede medir", apuntó al director del INE.

El concepto de "pobreza multidimensional", en cambio, involucra elementos más básicos y permanentes en la trayectoria vital de una persona, elementos menos propensos a fluctuar en función de la evolución del mercado laboral. Por ejemplo, esta forma de medir la pobreza toma en cuenta también el nivel educativo, las condiciones de la vivienda en la que habita o a qué tipo de servicios tiene acceso. 

Aboal aclaró que ambos índices serán complementarios y no contradictorios, ya que miden cosas distintas, y aseguró que el instituto los divulgará en forma paralela. 

Consultado respecto al impacto de estos nuevos datos en los números de pobreza, Aboal dijo desconocer cuántos "pobres multidimensionales" puede haber en Uruguay. Lo que sí sabe es que los resultados serán muy diferentes a los del clásico método por ingresos. "Por factores circunstanciales, como el shock derivado del covid-19, uno puede perder ingresos pero tener otras condiciones que no lo harán ser pobre", explicó. "Otra personas puede tener altos ingresos en un momento dado, pero tener condiciones de base muy malas". agregó. 

Según Aboal, la idea es comenzar a publicar durante la primera mitad de 2022 los primeros datos en este sentido. 

Nueva Encuesta de Hogares y primeras pruebas para 2023

Por otra parte, el INE comenzó a aplicar en julio un nuevo formato para la Encuesta Continua de Hogares (ECH), en sustitución al que estuvo vigente desde 1968. Entre otras innovaciones, permitirá desagregar datos por cada uno de los departamentos. 

También permitirá la divulgación, en forma periódica, de elementos hasta ahora sin relevar, como la cantidad de horas efectivas de trabajo que la persona encuestada realiza por semana. Eso permitirá una medición más ajustada de los niveles de empleo y de desocupación. 

Además, la institución comenzará el próximo mes con las pruebas piloto de cara al Censo Nacional de 2023. En mayo del año que viene se realizará un "censo experimental",  concentrado en determinadas áreas geográficas.

Seguirá siendo efectuado de manera tradicional, "golpeando puertas". De todas formas, el INE ya trabaja en la identificación de las viviendas que se deberán censar. A los efectos, comenzó a apelar a los registros administrativos. En este caso a través de UTE, que tiene geolocalizadas todas las viviendas del país. A través de esta vía, el instituto planea llegar al censo con el 98% de los lugares identificados. 

A partir de 2023, el INE piensa apelar a los registrados administrativos y así actualizar, año a año, datos como la población total del país. Eso permitirá, entre otros adelantos, dejar de basarse en estimaciones.