Durante la pandemia de COVID-19, la atención se centró en los posibles efectos adversos de las vacunas contra la infección, generando inquietudes generalizadas. En el Boletín Nacional de la semana pasada, el Ministerio de Salud de la Nación difundió un informe exhaustivo sobre los Eventos Supuestamente Atribuibles a la Vacunación e Inmunización (Esavi) notificados en todo el territorio, abordando específicamente las enfermedades asociadas, como la trombosis y el síndrome de Guillain-Barré.
Cabe destacar que, según expertos en la materia, los resultados arrojados por este informe son altamente satisfactorios, ya que, desde una perspectiva estadística, los contratiempos fueron mínimos y con un impacto inferior al observado con la propia enfermedad.
Es importante subrayar que el informe establece claramente que, aunque los datos proporcionan "indicios" que sugieren una posible conexión entre la vacuna y la afección presentada por la persona, no existe evidencia concluyente que respalde una relación causa-efecto. El análisis abarca el período desde el inicio de la vacunación en diciembre de 2020 hasta el 30 de abril de 2023. En total, se notificaron 64.010 Esavi en todo el país, en más de 100 millones de dosis administradas. De este total, únicamente 3.149 casos fueron considerados graves, representando un promedio de 2,7 por cada 100.000 dosis suministradas.
Daniela Hozbor, directora de grupo en el Laboratorio VacSal de la Universidad Nacional de La Plata, le comentó al diario La Nación: "No podemos pasar por alto que los estudios de las vacunas continúan más allá de los ensayos clínicos, especialmente en la aplicación en la población general. En el caso de las vacunas contra el COVID, los datos del informe indican un perfil de seguridad muy sólido. Durante el inicio de la campaña de vacunación, hubo un mayor registro de efectos adversos debido a una mayor atención sobre el desempeño de estas vacunas".
En cuanto a la diversidad de efectos adversos graves, AstraZeneca encabeza la lista con casos relacionados con 19 de las 33 enfermedades analizadas, seguida por Sputnik V con 15, Sinopharm con 10, Pfizer con 7 y Moderna con 5. No se disponen de datos para otras marcas utilizadas en menor escala.
En particular, la trombosis fue el efecto adverso más frecuentemente asociado a la vacuna de AstraZeneca, con una tasa de incidencia de 0.05 por cada 100,000 aplicaciones. Este efecto, ampliamente descripto a nivel global con respecto a esta vacuna en particular, también se observó con Sputnik V, pero con una tasa considerablemente menor de 0.009 por cada 100,000.
En términos de síndromes, los dos más frecuentes asociados a AstraZeneca fueron la trombocitopenia autoinmunitaria (0.03 por cada 100,000) y el síndrome de Guillain-Barré (con la misma proporción). Con la vacuna de Pfizer, también se registró este último trastorno, pero con una incidencia menor de 0.01 por cada 100,000.
Con Sputnik V, en cambio, fue más elevada, con 0.053, mientras que con la trombocitopenia alcanzó 0.029 y con Sinopharm fue de 0.01. Hozbor destaca como dato relevante que la frecuencia de complicaciones resultó ser inferior al impacto de la propia enfermedad, subrayando así la efectividad de la vacuna en la reducción de riesgos.
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