Intendencia de Canelones fijará zonas de exclusión de cultivos

La Intendencia de Canelones (IMC) prohibirá cultivos en los márgenes de ríos y arroyos del departamento y establecerá una zona de exclusión para frenar la contaminación de los recursos hídricos, muchos de los cuales son afluentes del río Santa Lucía. La decisión forma parte de un plan estratégico que también incluirá monitoreos propios junto con la Facultad de Química.

Según explicó a El Observador Yamandú Orsi, secretario general de la Intendencia, se trata de “un plan departamental global”, ya que Canelones constituye un departamento expuesto a un elevado impacto ambiental.

El plan establecerá un sistema de monitoreo que busca actualizar el diagnóstico acerca del estado de la calidad ambiental de los sistemas acuáticos superficiales.

Según consta en un documento al que accedió El Observador, a partir de agosto se implementará una nueva campaña de monitoreo que relevará 140 puntos en todo el departamento.

Al respecto, Orsi explicó que el acuerdo suscrito con la Facultad de Química permitirá la incorporación de más tecnología para los monitoreos.

Un segundo aspecto del plan apunta a la reducción de la contaminación de origen industrial rural, así como la proveniente de los asentamientos que se han reproducido en las márgenes de varios cauces.

Medidas cautelares
Con respecto a la contaminación industrial, la IMC quiere coordinar con el gobierno nacional para establecer mecanismos de control a las industrias, como frigoríficos.

Dentro del plan para reducir la contaminación de la zona rural, está la decisión de fijar zonas de exclusión para las actividades agrícolas.

Con respecto a la limitación de los cultivos, Orsi afirmó que la IMC tomará medidas cautelares. “Ya está decidido. Faltan detalles técnicos de hasta dónde van las cosas. Pero estamos pensando en una franja de 100 metros de cautela”, indicó.

Señaló que se comenzará por establecer medidas cautelares en la laguna del Cisne, ubicada en Salinas, que abastece de agua potable a gran parte de Ciudad de la Costa.

Allí hay 400 hectáreas en las que se aplican agroquímicos. Todas esas tierras cultivadas están arrendadas. El buen precio que se paga a los propietarios –que puede alcanzar a US$ 250 por hectárea por año– hará más complejo, a su juicio, que se cumpla con una zona sin laboreo de tierra y uso de agroquímicos para la conservación y restitución del monte ribereño, una de las medidas del plan de acción divulgado por el Poder Ejecutivo.

Además, el plan se propone la regeneración del monte nativo en las márgenes de los cauces.

La comuna también dará apoyo en el control de efluentes de los tambos y de concentraciones animales, así como un plan de análisis del uso del suelo para los padrones rurales y suburbanos y un programa que asegure cuencas libres de envases de agroquímicos.

“Queremos un relevamiento concreto del manejo del suelo de las zonas costeras (ríos y arroyos). Lo podemos hacer directamente con los productores. Trabajar con declaraciones juradas (…) El gobierno nacional estableció plazos, por ejemplo, para los tambos. Nosotros queremos trabajar en la misma línea, pero hacer ya un relevamiento del manejo del suelo”, indicó el jerarca municipal.

Por último, la IMC planteó reducir la contaminación proveniente de los asentamientos, con la mejora del servicio de barométricas y los puntos de disposición final asociados. La comuna tendrá activa participación en la Comisión de la cuenca del río Santa Lucía, que empezará a sesionar hoy. Esa comisión, impulsada por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, convocó a organizaciones sociales, productivas e instituciones que se reunirán esta mañana.

Por último, el plan tiene un componente educativo. Según Orsi, “hay que trabajar con las escuelas rurales, fundamentalmente, para que los escolares puedan aportar a sus casas sobre lo que es un manejo prudente del suelo y del agua”, afirmó.

Otra mirada que “asusta”
Semanas atrás, el secretario general de la Intendencia de Canelones, Yamandú Orsi, sobrevoló los ríos y arroyos del departamento, y dijo que se “asustó” al descubrir la tala del monte autóctono a la vera del río Santa Lucía y sus principales afluentes y la expansión de cultivos hasta las márgenes de los cursos de agua (ver foto). La zona que más lo preocupó fue la del arroyo Canelón Chico, pequeño afluente del Santa Lucía que desemboca a la altura de Aguas Corrientes, donde se ven grandes extensiones de cultivos. La misma situación se da en la laguna del Cisne, ubicada en Salinas, donde se aplican agroquímicos. En Aguas Corrientes la planta potabilizadora de OSE descubrió un área talada en una orilla, una “inmensa” plantación en la otra y un monte natural mucho más pequeño de lo esperado. La cercanía entre el río y los cultivos aumenta el riesgo de escurrimiento de los tóxicos hacia el agua.