Toda Italia se sumó hace una década al dolor por la muerte de un cineasta que recibió en vida todo tipo de epítetos ("genial", "personal", "irreverente") para ilustrar su talla artística y humana.
Este año la obra de Fellini ha sido objeto de numerosas iniciativas, entre ellas las que le dedicaron los Festivales de Cannes y Venecia, mientras aparecían libros y documentales sobre su trabajo.
Queda ahora uno de los actos más esperados, ya que hoy, jueves, se abre en el museo Guggenheim de Nueva York la muestra con todos los filmes de Fellini restaurados para el pasado Festival de Cannes, mientras las salas de ese centro acogen una amplia exposición de dibujos y obra gráfica en general, la "otra" gran pasión del realizador.
Rimini, la ciudad de la costa adriática en la que nació el 20 de enero de 1920, será la sede de ese seminario, que repasará la carrera del que probablemente es el director italiano más conocido o, al menos, el más premiado.
Todo ello aparte del Oscar al conjunto de su obra que recibió en 1993, pocos meses antes de su muerte, delante de las lágrimas emocionadas de su mujer, la actriz Giulietta Massina, con la que estuvo casado medio siglo.
La muerte le sorprendió cuando preparaba "Cuaderno de un director: el actor", que debía haber rodado en el ya famoso estudio 5 de "Cinecittá", donde rodó "La dolce vita" y se instaló la capilla ardiente hace diez años.
(EFE)