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Justicia cambia de criterio y castiga falsificación de marcas

Sentencias habilitan a proteger la apariencia original y el diseño de autor
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02 de agosto de 2017 a las 05:00
La fiesta pedía vestimenta de gala y la invitada decidió que ameritaba invertir en un vestido de diseñador. Pero, una vez en el evento, se encontró con un vestido igual, aunque con otro color y calidad. Una copia. La situación ejemplifica una de las falencias en el derecho a la moda en Uruguay, que no acompaña los tiempos ni las necesidades de la industria, pero que desde hace unos años la jurisprudencia empezó a corregir.

Si bien el artículo 81 de la ley de marcas (No 17.011) castiga con seis meses de prisión a tres años de penitenciaría el uso, fabricación, falsificación, adulteración o imitación de una marca registrada, la característica cambiante de la moda y sus temporadas hace difícil que esa normativa sirva para defender las creaciones, explicó a El Observador la socia de Cervieri Monsuárez & Asociados, Virginia Cervieri.

"Muchas veces sucede que hay leyes pensadas para determinados servicios y no para la moda", indicó. Eso sucede justamente con el caso de las marcas, cuyo registro puede llevar al menos un año y no se acompasa con los tiempos de venta.

Así, como en Uruguay no existe lo que se llama el derecho de la moda, y tampoco hay una normativa específica, cada vez que una marca busca defender sus diseños, debe acudir a una compilación de normas que incluyen la ley de marcas, la ley de patentes, los derechos de autor y las normas del derecho civil, agregó la abogada.

Sin embargo, en los últimos cinco años empezó a darse un cambio en jurisprudencia, y "se está aceptando lo que es la flexibilización", señaló Cervieri. De modo que ya no se rige por "la letra fría", sino que hay receptividad y se han decomisado y destruido productos por copiar a otros en su apariencia, contenido y hasta en su aroma.

Trade dress, el primer caso

En 2012 Ferrero Rocher detectó que una empresa uruguaya comercializaba un producto con una presentación que lo hacía confundible con sus bombones. La empresa se embarcó entonces en un proceso civil para solicitar el cese del producto y el resultado fue la primera sentencia en Uruguay que defiende el trade dress. Es decir, la apariencia general del producto, ya sea por su envoltura, su color, su forma tridimensional e incluso su aroma.

Fue entonces que la jurisprudencia en Uruguay con respecto a las marcas comenzó a cambiar hacia la flexibilización y se convirtió en "pionero en ese tipo de sentencias".

La jueza civil Beatriz Tommasino determinó que la empresa debía cesar el uso de todo producto de "similar packaging, trade dress y presentación que el bombón Ferrero Rocher o cualesquiera otra que pueda confundirse con dicho producto". Y condenó a pagar a la marca por los daños y perjuicios causados.

Otro caso se dio en 2014, con perfumes de la marca Jean Phillipe Paris que utilizaban la frase our version of seguido de las marcas Chanel y Givenchy. Tras la incautación de la Dirección Nacional de Aduanas de varios productos, los representantes de Chanel y Givenchy presentaron una denuncia penal y la jueza Blanca Rieiro dispuso la destrucción de la mercadería, lo que se llevó a cabo en 2016.
Un informe elaborado por Cervieri Monsuárez & Asociados asegura que se trató de un caso que sienta un precedente, ya que al igual que en otros países, en Uruguay se consideraba que al poner que se trataba de una versión del producto no se cometía infracción. Sin embargo, "el uso de la marca era claro y flagrante, sin que la frase our version pueda eximir de responsabilidad", afirma el documento ya que se entiende puede llevar a confusión del consumidor.

También se han dado casos en los que la Justicia defendió por ejemplo a elementos identificatorios de las marcas Levi's, con copias a la forma de su bolsillo, que es una marca registrada, o a Adidas. En el caso de la última, por ejemplo, sus características tres tiras paralelas contra una marca que usaba cuatro tiras.

Sin embargo, para Cervieri aún falta poder accionar más rápido y terminar con el "debe en los tiempos". Las marcas y diseñadores pueden apelar de todas maneras al derecho de autor, como forma de proteger sus invenciones y defender sus productos. Si bien la idea no puede registrarse, la obra sí, explicó la abogada.

Además, se pueden registrar elementos como el diseño de la suela, proteger los monogramas -como sucede con Louis Vuitton-, o la apariencia distintiva del producto. También pueden protegerse por diseño industrial, en el caso de los diseños ornamentales que sean originales y novedosos.

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