Camilo Dos Santos

La arquitectura como símbolo cultural: ¿cuáles son los grandes íconos uruguayos?

Arquitectos uruguayos explican por qué hay edificios inolvidables y el impacto que tiene su destrucción

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16 de abril de 2019 a las 17:48

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El incendio de la catedral de Notre Dame en París ilustró la fragilidad de los edificios históricos, aun cuando hay medidas de protección y de cuidado del patrimonio. El fuego que devoró parte de la iglesia más célebre de Francia este lunes, y que recién se extinguió el martes, destrozó años de historia y dañó obras de arte por lo que –hasta ahora– se percibe como un accidente.

Lo ocurrido encendió alarmas en otros puntos del planeta. Por ejemplo, los parlamentarios británicos comenzaron a manifestar su temor sobre el riesgo de incendio de otro edificio icónico, como el Parlamento, en Londres. El parlamentario Jeremy Corbyn declaró: "El estado del edificio en Westminster es muy precario y el riesgo de incendio es obviamente muy alto en un lugar que tiene tanta madera como este", explicó el líder del Partido Laborista británico al diario The Independent. Con partes del palacio tan viejas como las de la catedral parisina, el Parlamento –que será restaurado a partir de 2025– ha sufrido pequeños incendios de forma regular y se considera que está en peligro potencial. 

Marcelo Danza, decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de la República, señala que es poco probable un incendio en un edificio histórico por las mismas causas que el de Notre Dame, porque Montevideo alberga pocos edificios históricos que tengan la madera como material clave de su estructura, como sucedió con el techo de la catedral francesa. Al ser un país más joven, con edificios más nuevos, las catástrofes han sido menos, y han sido provocadas por fallos en instalaciones eléctricas o accidentes similares. 

Nicolás Garrido

Además de eso, según explicó el arquitecto, "cada vez se cuida más". "Bomberos está todo el tiempo actualizando sus protocolos y comprobando que se cumplan, y hasta los edificios históricos que no tenían las medidas de seguridad modernas ahora las tienen", aseguró Danza.

En tanto, el director de la comisión de Patrimonio, Nelson Inda, detalló que son los propietarios de las construcciones históricas quienes deben "mantener y valorizar los edificios que han sido designados como monumentos históricos nacionales". Inda detalló que desde hace cinco años se mantienen reuniones previas a la designación con los responsables de las edificaciones para que comprendan la importancia del mantenimiento y se comprometan a cuidarlo. "No es solo que haya un decreto firmado, la clave es el valor de la gestión y el mantenimiento, eso se ve cada vez más. Nosotros desde la comisión y el Ministerio de Educación y Cultura solo tenemos la posibilidad de hacer algún aporte económico para esa tarea con nuestros magros recursos", apuntó.

La construcción de un ícono

Los daños sufridos por Notre Dame resultan más dolorosos por ser un ícono de la ciudad, del país, y de la cultura occidental. Es una construcción que trasciende la religión a la que está consagrada y el territorio que ocupa. Pero, ¿cómo un edificio se transforma en un símbolo?

El arquitecto y exintendente de Montevideo Mariano Arana consideró que para que un edificio se convierta en un ícono mundial como Notre Dame, hay varios factores en juego. Por un lado, el componente histórico: la catedral comenzó a construirse en 1163, por lo que tiene 856 años, dentro de una ciudad que tiene más de 2000 años de fundada. Luego, la calidad: "Francia tiene en todo su territorio una gran colección de obras del sistema gótico, con Notre Dame como uno de los grandes ejemplos". Arana destacó su iluminación (más atemperada que otras grandes catedrales), su espacio y volumen interior.

A eso se suma la "presencia urbana" del edificio, su interacción con la ciudad y el panorama que conforma. En 1844, los arquitectos Eugène Viollet-le-Duc y Jean Baptiste Antoine fueron los responsables de un plan de refacción que implicó el derrumbe de todos los edificios que rodeaban la catedral, para dejarla en una zona despejada, junto al río Sena (otro símbolo de la ciudad), lo que conformó un panorama único, que la convirtió en uno de los grandes referentes edilicios de París, junto a la más moderna Torre Eiffel. "No por ser un edificio gótico o por ser viejo vale más que ese otro símbolo más moderno. Los dos son inolvidables por la identificación que generan". 

Danza destaca que, desde su gestación, la catedral de Notre Dame tuvo la intención de ser un ícono, al tratarse de un reflejo de una sociedad medieval que la tenía como un gran anhelo; que construía esas iglesias monumentales para trascender, acercarse a Dios, y para el que toda la sociedad aportaba dinero y mano de obra. "Tenían una altura, un espacio y una ubicación que las convertían ya desde ese momento en puntos destacados de la ciudad. Y además eran en esa época lugares de comunicación, la arquitectura servía para contar la historia y para adoctrinar, con escenas de la Biblia o los vitrales", contó el decano. 

La relación entre obra, población y ciudad es la clave, según Arana. El arquitecto señala que en Montevideo el gran ícono es el Palacio Salvo, que si bien no tiene una proyección internacional como los símbolos parisinos, es también un edificio sumamente valioso. 

El decano de la FADU explicó que, además de los edificios que tienen relevancia social (como las iglesias), hay otros que se convierten en símbolos por su altura y su singularidad, que los hacen referencias para visitantes y residentes. "Son singularidades entre lo banal, porque son únicos, diferentes, y están en espacios abiertos, además de que tienen cierta altura. Son edificios que no tienen igual en el mundo". 

En la primera categoría ubica a iglesias como la Matriz, la del Cerrito, la capilla Jackson o la de los Carmelitas; mientras que luego destaca, en el rubro público, edificios como el Palacio Legislativo ("ubicado en una zona con altura, en espacio vacío y en medio de la confluencia de avenidas") o el Cabildo de Montevideo. 

Mientras que los que destacan por su forma son: el Salvo, con su silueta peculiar; el palacio Díaz; la sede de la Intendencia de Montevideo; el Hospital de Clínicas y el Estadio Centenario con la Torre de los Homenajes como elemento más novedoso y llamativo. 

Camilo Dos Santos

Sobre el valor y el cuidado de estos edificios, el exintendente reflexionó lo siguiente: "No siempre estamos dispuestos a defender los edificios patrimoniales. Los uruguayos tendemos a considerar que lo de afuera es más valioso. Yo espero que se defienda tanto a los edificios de Eladio Dieste, Julio Vilamajó o Antonio Bonet que hay en nuestro país como a Notre Dame, lo que no siempre se ha hecho". Arana destaca las iglesias de Dieste en Atlántida y Durazno, el trabajo de Vilamajó en Villa Serrana y el desaparecido complejo Solana del Mar, de Bonet, como ejemplos. 

"No siempre se respeta el valor y la belleza de lo que tenemos, acá hay calidad y no hay que despreciarla", afirmó el arquitecto Arana.

Incendios históricos

Montevideo vivió tres incendios históricos que arrasaron con edificios importantes, aunque no eran símbolos de la ciudad. En setiembre de 1971, un incendio destrozó el Auditorio Nacional del Sodre, ubicado en el espacio del viejo Teatro Urquiza. El edificio se destruyó completamente, lo que forzó la relocalización de las compañías estables del Sodre, así como la de los programas de radio y televisión que allí se producían. Fue recién en 1985 que, a influjo de la ministra Adela Reta, se inició el proyecto de reconstrucción. Las obras se iniciaron en 1989 y se concluyeron en 2009, con el nombre de Auditorio Nacional Adela Reta. 

Camilo dos Santos

En agosto de 1993, los pisos 8, 9 y 10 del edificio que alberga las oficinas centrales de UTE, conocido como Palacio de la Luz, se incendiaron a causa de un fallo en el diseño del sistema de tubos de iluminación. Cinco empleadas que se refugiaron en un baño murieron asfixiadas, mientras que el edificio fue reconstruido y continua cumpliendo la misma función hoy en día. 

En 2010, un incendio producido por causas desconocidas destruyó el techo del Cilindro Municipal, lo que acarreó daños en la estructura del estadio. La decisión gubernamental fue demolerlo y construir el espacio multipropósito Antel Arena, inaugurado en 2018.

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