el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, advirtió que el mundo podría enfrentar un Armagedón si su homólogo ruso, Vladimir Putin, usara un arma nuclear táctica en Ucrania,

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La carrera armamentista y la guerra en Ucrania aumentan el riesgo de un conflicto nuclear

La expansión de los gastos militares en un escenario mundial conflictivo de tensiones y mutuas amenazas pone en primer plano la posibilidad de que se usen armas nucleares
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25 de octubre de 2022 a las 05:02

En el mundo no se hablaba de conflictos nucleares desde los días de la Guerra Fría, cuando los arsenales nucleares de las dos superpotencias que se disputaban la hegemonía mundial eran el recordatorio latente de la posibilidad de una guerra de consecuencias catastróficas para la humanidad.

Pero la conciencia de lo que se dio en llamar “mutua destrucción asegurada” (MAD) y los acuerdos SALT de limitación de armamentos nucleares entre la URSS y Estados Unidos pusieron una cuota de relativa tranquilidad y distensión estratégica que se profundizó con el colapso de la URSS en los noventa.

El posterior rearme de una Rusia ya recuperada y el conflicto que se desarrolla en Ucrania variaron abruptamente la situación.

Este mes, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, advirtió que el mundo podría enfrentar un Armagedón si su homólogo ruso, Vladimir Putin, usara un arma nuclear táctica en Ucrania, por lo que se podría imaginar que tal pronóstico conduciría a una acción urgente para reducir la confrontación. Sin embargo, no se está haciendo ningún esfuerzo para alejarnos de ese riesgo, como lo afirma Kate Hudson, directora de la ONG Campaign for Nuclear disarmement y activista contra la guerra en una columna para Al Jazeera.

Según Hudson, los gobiernos de ambos bandos acumulan más amenazas, más militarización y más acciones que no solo hacen posible la guerra nuclear, sino que aumentan su probabilidad.

La semana pasada, la OTAN comenzó una ronda de ejercicios nucleares que simulaban el lanzamiento de bombas nucleares B61 "tácticas" sobre Europa. Es difícil imaginar un peor momento para tales maniobras, afirma Hudson.

Sin duda, con las preocupaciones sobre el Armagedón expresadas en los más altos niveles de poder, estos ejercicios deberían haber sido cancelados como un mensaje de que Occidente no contribuirá a la escalada de las tensiones nucleares, pero los líderes están fallando sistemáticamente en reducir el riesgo.

Pero hay voces en contrario que deben escucharse. En agosto, incluso antes de las últimas amenazas nucleares apenas veladas de Putin, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, advirtió que el mundo está “a un error de cálculo de la aniquilación nuclear”. Sus palabras deben servir como un llamado de atención a los líderes que persiguen políticas que nos conducen inexorablemente hacia la guerra nuclear.

Guterres advirtió que estamos en un momento de peligro nuclear “no visto desde el apogeo de la Guerra Fría”. Advirtió contra los países que buscan "falsa seguridad" gastando grandes sumas en "armas del fin del mundo". Dijo que el mundo había tenido suerte de que no se usaran armas nucleares desde 1945. Pero “La suerte no es una estrategia. Tampoco es un escudo contra las tensiones geopolíticas que se están convirtiendo en un conflicto nuclear”.

La doctora Hudson recuerda “que 340.000 personas murieron cuando Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945. Eso incluye a muchos que sobrevivieron a la explosión inmediata, pero murieron poco después por quemaduras fatales. Otros murieron a causa del colapso total de los servicios médicos y de rescate que también habían sido destruidos. Y muchos más murieron cuando se inició el impacto de la radiación, envenenando a las personas y provocando cánceres y deformidades congénitas”.

 

Y la bomba de Hiroshima era en realidad una pequeña bomba nuclear en los términos actuales. Las armas nucleares actuales, incluso las armas nucleares "tácticas" supuestamente de alcance limitado y orientadas al campo de batalla que ahora se discuten rutinariamente en el contexto de la guerra de Ucrania, son muchas veces más poderosas. Los que están diseñados para los ejercicios actuales sobre Europa tienen rendimientos variables de hasta 20 veces más potencia que la bomba que destruyó Hiroshima en 1945.

También son preocupantes para Hudson las políticas recientes de los estados con armas nucleares. Después de la reducción y limitación de los acuerdos SALT en los setenta, “asistimos ahora a programas de modernización en todos lados, con Estados Unidos planeando una actualización de misiles que pueden lanzar armas nucleares, Francia lanzando un proyecto para construir una nueva generación de submarinos de misiles balísticos de propulsión nuclear, y Gran Bretaña, India y Pakistán preparándose para aumentar sus arsenales nucleares”.

Pero lo peor de todo es la naturalización de la idea del uso nuclear. Pareciera que se ha abandonado la teoría de la “destrucción mutuamente asegurada” que prevaleció durante la Guerra Fría, la relativa seguridad de que estas armas nunca se utilizarán.

Las doctrinas estratégicas actuales incluyen específicamente el uso nuclear, incluso en guerras convencionales, incluso contra países que no tienen armas nucleares. El tabú sobre el uso nuclear ha terminado y la comunidad mundial tiene que enfrentarse a esa realidad porque los impactos de la guerra nuclear no pueden limitarse a un solo país o incluso a una región. Tal guerra presenta una amenaza existencial para toda la humanidad y para todas las formas de vida. El desarme nuclear es un requisito previo para nuestra supervivencia es la terminante convicción de la doctora Hudson.

En realidad, la mayoría del mundo y no sólo las organizaciones antinucleares trabajan de alguna forma por un mundo libre de armas nucleares. Se es muy consciente de que son las actividades de una pequeña minoría de nueve estados poseedores de amas nucleares los que ponen a todos en riesgo de aniquilación. Es por eso que prácticamente todo el Sur Global ya está autoorganizado en zonas libres de armas nucleares. El Tratado de No Proliferación Nuclear y el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares son iniciativas del Sur Global.

“En la década de 1980, el ex primer ministro sueco, Olof Palme, fue pionero en el principio de seguridad común: ningún estado o comunidad puede estar seguro sin que otros experimenten el mismo nivel de seguridad. Es un concepto cuyo momento ha llegado. Europa y el mundo necesitan urgentemente un marco de seguridad común, no un aumento masivo de la militarización” afirma Hudson en su nota.

En enero, los líderes de EE. UU., Rusia, China, Francia y el Reino Unido emitieron una declaración en la que afirmaban “que una guerra nuclear no se puede ganar y nunca se debe librar”.

Este lunes comienza la Semana del desarme, establecida por la ONU en 1978, un período de observancia y discusión de las naciones miembros de la ONU, para evaluar los avances que se han hecho a nivel mundial para eliminar las armas de todo tipo dentro de la sociedad.

“El desarme nuclear, respaldado por la mayoría global de los estados y un nuevo enfoque de la seguridad común, aún puede salvar nuestro mundo. Pero el tiempo se acaba: debemos tomar medidas para asegurar nuestro futuro”, finaliza la doctora Hudson.

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