La reconstrucción de Ucrania será más difícil cuanto más dure la guerra

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La continuidad de la guerra amenaza el crecimiento económico y el dinamismo social en Ucrania

La realidad demográfica, económica y militar de Ucrania indica que cuanto más tiempo dure la guerra más complejas y costosas serán las tareas de reconstrucción, independientemente del resultado final del conflicto
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17 de agosto de 2023 a las 05:01

En los círculos políticos y militares de Washington y sus aliados se piensa que no importa cómo termine la guerra, la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha creado un resultado contrario al esperado por el Kremlin: una próspera democracia pro-occidental y antirrusa, armada hasta los dientes con armamento estadounidense, destinada como mínimo a convertirse en un aliado de facto de Washington o en un miembro oficial de la alianza de la OTAN.

Pero, como afirma George Beebe, analista del Quincy Institute en un artículo para Responsible Statecraft, ese pensamiento, con la excepción de la comprensible repulsión ucraniana hacia Rusia, se parece más a una ilusión que a una realidad.

Con respecto a la pretendida “prosperidad” se debe comenzar a analizar la base demográfica. Según el último censo soviético, Ucrania tenía una población de casi 52 millones de personas antes de su independencia en 1992. Su población se redujo significativamente durante las siguientes tres décadas, ya que las perturbaciones económicas y psicológicas de la disolución de la URSS se combinaron para acortar la esperanza de vida durante la tumultuosa década de 1990, y la tasa de natalidad de Ucrania cayó casi a la más baja de toda Europa.

Desde que ya hace una década se produjo la anexión de Crimea por Rusia que restó 2.5 millones de habitantes, la población de Ucrania ya había disminuido a menos de 40 millones para 2022.

Desde la invasión de Rusia el año pasado, la perspectiva demográfica de Ucrania ha empeorado aún más dramáticamente. Un gran número de ciudadanos de Ucrania, en su mayoría mujeres y niños, han huido de la guerra hacia Rusia y la Unión Europea. Demógrafos de renombre estiman que su población actual está muy por debajo de los 30 millones. Cuanto más dure la guerra, más pérdidas sufrirá Ucrania y mayor será la destrucción de sus ciudades, infraestructura y tierras cultivables.

Es probable que este daño creciente desanime a muchos refugiados a regresar a Ucrania en el corto plazo. Un estudio demográfico europeo publicado el año pasado indicó que para 2040, la población en edad de trabajar de Ucrania podría disminuir en un tercio de su tamaño actual, y el número de niños se reduciría a la mitad del nivel anterior a la guerra.

La proyección demográfica no es estimulante para las perspectivas de prosperidad de Ucrania, por el contrario, presagia un futuro problemático en términos de prosperidad económica y dinamismo social.

En tales circunstancias, el simple hecho de dotar a un ejército permanente sustancial como contrapeso a una Rusia mucho más poblada sería un desafío para Ucrania, y mucho menos dominar y mantener un gran arsenal de armamento estándar de la OTAN. Cuantos más recursos deba dedicar a su ejército, menos tendrá para lanzar nuevas empresas comerciales y construir una economía civil productiva.

En el terreno económico hay que señalar que el sector agrícola de Ucrania, uno de los pilares de su economía, ya se ha contraído drásticamente.

Cuanto más dure la guerra, más tierra cultivable perderá debido a las minas terrestres y otros daños que requerirán décadas para reparar. Cuanto más pequeña sea su economía, más estrecha será su base impositiva.

A medida que disminuyan sus ingresos fiscales, Ucrania se volverá menos capaz de satisfacer la necesidad de servicios sociales de su población envejecida y lisiada por la guerra y se volverá aún más dependiente del apoyo financiero de Estados Unidos y Europa.

¿Qué tan “pro-occidental” podría ser esta futura Ucrania? Por supuesto, es imposible decirlo con certeza en la actualidad, particularmente porque anticipar cambios en el sentimiento popular es intrínsecamente más difícil que proyectar cifras de población, afirma el autor del artículo.

El aspecto militar no es más reconfortante. A medida que la tan esperada contraofensiva de Ucrania comienza a estancarse, los funcionarios ucranianos acusan Washington de presionar para que se lleven a cabo ataques, sin que haya suministrado suficientes municiones y defensa aérea.

Si la contraofensiva se derrumba por completo y la OTAN no llega al rescate, no es difícil imaginar una narrativa de "puñalada por la espalda" arraigándose en Ucrania, con el odio hacia Rusia mezclado con el resentimiento hacia Occidente.

Beebe afirma que, por regla general, las guerras ejercen presión sobre las libertades democráticas. Esto ha resultado cierto incluso en los Estados Unidos, durante la Guerra Civil, la Primera y Segunda Guerra Mundial, Vietnam y la Guerra Global contra el Terrorismo.

Ucrania no ha sido una excepción. Kiev ha ilegalizado los partidos de oposición, arrestado a sus líderes, cerrado los periódicos y medios de comunicación de la oposición, tomado medidas enérgicas contra la libertad religiosa e incluso ha dicho que las elecciones presidenciales programadas para 2024 no se llevarán a cabo si la guerra continúa.

En muchos sentidos, estas son reacciones comprensibles a la amenaza existencial que plantea Rusia. Pero dan pocos motivos para la esperanza de que Ucrania logre escapar rápidamente de las disfunciones que durante mucho tiempo habían sido producidas por su corrupta política de coimas y favoritismos antes de la guerra.

Así las cosas, la clave para evitar esta sombría visión del futuro de Ucrania sería poner fin a la guerra lo antes posible para facilitar la reconstrucción económica, atraer el regreso de los refugiados y permitir que Ucrania avance en reformas liberales en condiciones favorables.

Desafortunadamente, de acuerdo con lo que se puede observar de sus últimos movimientos, la política estadounidense hace que sea cada vez menos probable que Ucrania pueda y sea reconstruida.

Al afirmar públicamente que Ucrania se convertirá en miembro de la OTAN, pero solo después de que concluya la guerra, la administración Biden ha incentivado perversamente a Rusia para asegurarse de que la guerra no termine, al menos no oficialmente.

El Kremlin no necesita librar la guerra a los niveles actuales de intensidad para lograr ese objetivo. La mera amenaza de que una ola de ataques con misiles rusos destruya un nuevo proyecto de vivienda o un puente reconstruido recientemente desalentará a los inversores de proporcionar los cientos de miles de millones de dólares que Ucrania necesita para la reconstrucción.

Es posible que Rusia no pueda conquistar Ucrania por completo, pero puede bloquear el camino de Ucrania hacia un futuro de prosperidad.

Según el autor, es un error creer que Ucrania saldrá de la guerra como una democracia fuerte y próspera sin importar cómo termine o cuánto tiempo tome. Cuanto más continúe, más sombrío será el futuro de Ucrania.

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