Germinal López en plena recuperación de Tony Pacheco<br>

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La curiosa técnica con la que Germinal recuperó a Tony Pacheco

El eterno kinesiólogo de Peñarol contó que "le hice un sostén, un vendaje y comenzó a entrenar de a cuarenta minutos en retroceso. Siempre corriendo hacía atrás".
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05 de marzo de 2018 a las 05:00
Se venía la primera final del Uruguayo y el capitán estaba prácticamente descartado. Germinal López narró para el libro: "El día previo a la primera final estábamos en Punta del Este y fue a trabajar con el profesor pero no podía por el desgarro. Estaba triste, desilusionado, nos pusimos a hablar y le dije: 'Tony vamos a hacer algo. Es una técnica para que no trabaje el músculo afectado'.

Le hice un sostén, un vendaje y comenzó a entrenar de a cuarenta minutos en retroceso. Siempre corriendo hacía atrás. Así pudo entrenar y mantenerse en forma. Con esa técnica pudo jugar con el músculo desgarrado; otro no lo hacía, ni siquiera lo pensaba. Tal vez Darío (Rodríguez) o el Guille (Rodríguez). Pero era casi imposible pensar que un jugador en esas condiciones entrara a la cancha".
"Su responsabilidad de estar sí o sí por lo que genera en propios y extraños. Jugó por él, por sus compañeros, pero fundamentalmente por lo que ama a Peñarol. El vive por y para Peñarol", narró Germinal López en el libro Simplemente Tony.

Lo hacían enojar

Bo, escuchen... Vamos a joder al Germi. Vamos todos juntos a la habitación a que nos haga masajes así se calienta", le decía Nicolás Rotundo a sus compañeros de Peñarol que caían en banda en la habitación 3 de Los Aromos dejando agotado al kinesiólogo aurinegro.
Germinal tiraba la bronca. Pero cumplía con su tarea. "Era un cascarrabias", disparó el Tato Martín García entre risas, "pero un tipo querible, sensacional".
Hay hombres que quedan claramente identificados con una camiseta. Germinal López fue uno de ellos. Su imagen está asociada a las últimas grandes conquistas de Peñarol: la Copa Libertadores de 1987 y el segundo quinquenio. En ambas estaba Germinal con su valijita.
"Yo llegué a Peñarol en enero de 1987 a través del maestro Tabárez porque estábamos juntos en la selección. Damiani me conocía. Y antes se buscaba a la gente con experiencia, de años, porque la Copa Libertadores era una guerra", comenzó diciendo Germinal a Referí.
El exkinesiólogo carbonero contó que "para los partidos de la Libertadores, había que tener experiencia para viajar con equipos. Recuerdo que tenía que revisar los bancos de suplentes porque te tiraban pica-pica que es un producto que te daba picazón en el cuerpo. En Cali nos tiraron humo dentro del vestuario", rememoró.

La fractura de Damiani

Aquel Peñarol ganó la Libertadores y terminó jugando la Intercontinental contra Porto en el recordado partido de la nieve.
Termina el partido 0 a 0 y los dirigentes del club portugués pretendían evitar el alargue y gestionaron ir a los penales directamente. Y el entonces presidente, José Pedro Damiani, se percató de la movida. "Argumentaban que la cancha estaba mal pero la realidad era que el trámite nos había correspondido a nosotros. La cuestión es que salí rápidamente a buscar a Dante Iocco, que era el veedor", contó Damiani en su libro Damiani el Contador.
"Cuando me apuré me resbalé en la nieve y me hice un esguince tremendo. Se me hinchó el tobillo una barbaridad. A los gritos le pedí a Germinal que me infiltrara". Hacé de cuenta que soy el Zurdo Viera y tengo que seguir jugando le dijo el contador. Germinal le aplicó la inyección y adiós dolor. Damiani se olvidó del tema, anduvo de arriba para abajo. "¡Para qué! Al regreso, en el aeropuerto, me terminaron trasladando en un carrito", expresó Damiani.

El Quinquenio

Germinal tiene reservado otro lugar en la historia: el Quinquenio de 1993 a 1997. Justamente del libro Quinquenio, la historia por sus protagonistas, se extraen anécdotas memorables de un hombre que durante mucho tiempo se llamó a silencio.
Es que en esa familia había un hombre que se destacaba por su don de gente: Germinal López. Histórico quinesiólogo del plantel principal.

Cada jugador tiene su propia anécdota con Germi, como le decían los futbolistas. Como aquellas tardes donde se tiraban simulando una lesión, lo hacían correr toda la cancha, hasta el otro lado de la Olímpica, y cuando Germinal arribaba, agotado con todo el equipamiento, los futbolistas se empezaban a levantar ante los insultos del quinesiólogo. "El Germi era así, un cascarrabias. Pero fue un fenómeno", contó entre risas un jugador.

"Era súper bueno pero se calentaba en el momento. Después se le iba y era un pan de Dios. Yo cuando se puso viejo le hacía cualquier cosa. Un tipo divino, nos quería mucho", contó Nico Rotundo. Como será la cosa que Ruben Pereira le decía león de circo a Germinal "porque estaba siempre rugiendo, se enojaba por trabajar", recordó Tato García.

Uno de los momentos en el que lo hacían enojar era cuando tocaba ronda de inyectables. Resulta que Germinal iba habitación por habitación y entre broma y broma llegaba "caliente" a las del fondo.
"Yo estaba en la 10 y todos estos (dice Tato Martín García señalando a Rotundo y José Enrique De los Santos) lo hacían calentar, entonces cuando llegaba a la mía te dejaba el culo a la miseria (risas)".

Tato García aportó otra historia con el kinesiólogo: "En un viaje a Colombia llegamos a un aeropuerto y quedamos como cuatro horas esperando una conexión. Estábamos todos recostados en el piso, aburridos y el Pelado Germinal estaba recaliente, no aguantaba más. Entonces el Pelado dice 'voy al baño'. Y no se para el Germi y se le escapa un gas. ¡El Bola Delgado no saben lo que fue! No paraba de reírse. Vino la policía a decirle que parara".

El Canario Olveira entiende que "El Pelado es una institución dentro de Peñarol". "Un día le estaba haciendo una sesión de fisioterapia a Serafín y me acuerdo que en vez de bajarle las revoluciones se las subió y lo contracturó", contó entre risas.

Quien tiene la mejor definición es Marujo Otero, porque no era jugador de Peñarol todavía, solo se trataba de un juvenil de Rampla y vecino del Cerro. El delantero tenía 17 años cuando lo citaron a la selección juvenil y le dieron un golpe que le provocó una importante lesión en el peroné. Preocupado, allá fue su padre con él hasta la casa de Germinal, a preguntarle cómo podía recuperarlo. Al principio, Germinal estaba inquieto por la gravedad de la lesión y enseguida lo citó para el otro día a las 6.30 en la playa del Cerro, en pleno invierno. Lo hizo correr en la arena y en el agua, y trabajos en su casa durante varios días. A las dos semanas estaba recuperado y nació una amistad que perduró en el tiempo.

En esa anécdota quedaba reflejada la impronta de aquel hombre apasionado por la kinesiología y que en el fútbol puso su corazón al servicio de los jugadores. "¿Qué me queda de todo esto?", se pregunta Germinal. "Un tiempo de vida. Con todos tengo anécdotas, yo los trataba como si fueran hijos. Nosotros somos los curas. El consultorio era la iglesia. Era mi familia", sostiene.


El especial Bengoechea


Pablo Bengoechea, símbolo del quinquenio
Pablo Bengoechea, símbolo del quinquenio
Pablo Bengoechea, símbolo del quinquenio

Cuentan los que convivieron con Pablo Javier Bengoechea, que era un tipo distinto al resto. Como profesional cambiaba su comportamiento a partir del día miércoles.
Se metía tanto en el partido que no hablaba de otra cosa que no fuera de fútbol.

Germinal López lo conoció primero en la selección y luego pasó toda la etapa de Pablo como capitán del quinquenio aurinegro. Alguna vez le acomodó el brazalete de capitán.

"Pablo es un tipo especial, una persona espectacular con el que que tengo muchos recuerdos . Aparte coindicimos en la selección", comenzó diciendo el exkinesiólogo de Peñarol. Y acotó: "Hasta el miércoles Pablo podía hacer cualquier cosa, pero del miércoles al domingo era solo fútbol. No se le podía hablar de otra cosa. Se metía en el partido. Ahí está por qué llegó a lo que llegó".

El Nando lo quería en River


Fabián Estoyanoff y Fernando Morena en el Campeón del Siglo
Fabián Estoyanoff y Fernando Morena en el Campeón del Siglo
Fabián Estoyanoff y Fernando Morena en el Campeón del Siglo

Germinal conocía al eterno ídolo de Peñarol, Fernando Morena, desde que era un joven que jugaba en las formativas de River.
"Un día me dicen hay un pibe que es un fenómeno en la Quinta. Lo voy a ver y era él. Jugó poco en Quinta porque lo subieron de inmediato al primero" contó Germinal a Referí de su primer recuerdo con Morena.

Con el paso del tiempo Fernando tomó la conducción técnica de River Plate y a la hora de pedir un kinesiólogo no lo dudó. Llamó a Germinal.
"El día que voy a salir de casa para arreglar el contrato con River me llaman de Peñarol. Antes de salir a la sede de River lo llamé y le dije: 'Mirá Fernando, me llamaron de Peñarol'. Y Fernando me dijo, "andate para ahí que te vas a jubilar en Peñarol".

Don Roque


El buzo de arquero de Máspoli en 1943 con un escudo diferente
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¡Truco!
El exkinesiólogo de Peñarol recordó que trabajó con una gloria del club como Roque Gastón Máspoli. "Don Roque era un fenómeno. Recuerdo que le gustaba jugar a las cartas y a veces cuando perdía se enojaba. Le gustaba el truco, era de esos que se pasaba un buen rato jugando. Era su forma de vida, un tipo espectacular", contó Germinal a Referí.

Concentración


Jorge "Bola" Delgado con Obdulio Trasante
Jorge
Jorge "Bola" Delgado con Obdulio Trasante

Sus compañeros
Durante la gloriosa etapa del segundo quinquenio conquistado por Peñarol, entre 1993 y 1997, Germinal compartió la habitación en la concentración con el utilero Jorge "Bola" Delgado. "Era la 3, donde a veces se quedaba Carmelo, el podólogo que falleció en Los Aromos", rememoró el Tato Martín García sobre aquellos años.

Vitaminas no


Quinquenio: Bengoechea y Rotundo escuchan el final de otro partido por radio
Quinquenio: Bengoechea y Rotundo escuchan el final de otro partido por radio
Quinquenio: Bengoechea y Rotundo escuchan el final de otro partido por radio

La bronca de Germinal
Nicolás Rotundo era de los que hacía enojar a López. El exjugador recordó que Germinal pasaba a dejar vitaminas para aquellos que necesitaban complementos. A Nicolás se las dejaba en la repisa de la habitación. Pero no se iba hasta que las tomara. Entonces Rotundo se hacía el enojado: "Yo no voy a tomar eso. A mí no me des, para qué te pensás que entreno. No preciso estas pastillas". Germinal se enojaba.

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