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La erosión del mar afecta toda la costa canaria, según la intendencia
Cada año, el mar se come un metro de rambla en el balneario La Floresta, Canelones. Hay vecinos con casas que dan a la playa que ya no pueden salir por el frente y tienen que hacerlo por el fondo. El gobierno nacional y el departamental armaron un plan paliativo que implica una inversión de US$ 8 millones, pero saben que eso será solo una curita para una enfermedad. “Ahí hay un problema que pasa en toda la costa”, aseguró ayer a El Observador TV el secretario general de la Intendencia de Canelones, Yamandú Orsi. Según dijo el jerarca, la erosión en varios puntos de las playas del departamento se genera porque el agua “se está comiendo la barranca”. Ello sucede con claridad, además de en La Floresta, en el balneario Atlántida, donde el monumento de El águila ha sufrido los embates del mar.
El diagnóstico oficial identificó dos causas. Además del trabajo del mar sobre la arena, el diseño de los pluviales de la Ciudad de la Costa y la Costa de Oro, en Canelones, contribuye a la destrucción.
Los responsables de atender la situación son, a juicio de Orsi, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas y la Dirección Nacional de Medio Ambiente, además de la Intendencia de Canelones. A la comuna le compete arreglar los pluviales (por donde corre el agua de calles y cunetas hacia los cursos de agua y el mar). Lo que sucede con la franja costera es resorte de los organismos nacionales, según dijo el secretario general de la intendencia canaria. “Es un problema nuestro también, pero la solución tiene que venir por otro lado, del gobierno nacional fundamentalmente”, insistió Orsi.
El jerarca municipal consieró que no es adecuado “mentirle a la gente”, y por lo tanto es preciso reconocer que la solución planteada, que tiene un costo de US$ 8 millones, es algo paliativo, es decir, temporal y no definitivo.
“Se hizo una consultoría de un estudio pormenorizado y lo que hay que hacer es una solución que amortigua, (pero) no soluciona el problema de lo que la naturaleza está haciendo, fundamentalmente el agua. Un muro de contención es complejo. Son US$ 8 millones donde nosotros ponemos una parte de lo que tiene que ver con el drenaje y el ministerio o el gobierno nacional pondrá otra parte que tiene que ver con la erosión del agua del mar”, relató Orsi.
De la planificación entre los organismos públicos surgió que existe urgencia por una solución, y que no hay “más remedio” que apurar la obra. El dilema también se plantea entre una solución de fondo para controlar la franja costera, y atender la necesidad de los vecinos que puntualmente se ven afectados por la erosión.
