Se abre la posibilidad de la explotación de los fondos marinos

Mundo > Minería submarina

La explotación del fondo oceánico está cada vez más cerca, pese a las críticas y advertencias

La falta de consenso internacional deja abierta la posibilidad a que los países avancen con la extracción de recursos en los fondos de la alta mar
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10 de julio de 2023 a las 05:02

Venció el plazo para que fuera adoptado un código minero y, de ahora en más, quedó abierto el camino para que cualquier país solicite e incluso obtenga permisos para explotar los codiciados minerales que, como el níquel y el cobalto entre otros, se encuentran en los fondos oceánicos de la alta mar, pese a los llamados crecientes a una moratoria mundial para esta industria que carece de regulación.

La protección del suelo y subsuelo oceánico en aguas internacionales que no pertenecen a ningún Estado y la regulación de las actividades relacionadas con la extracción de minerales que allí se encuentran dependen de la Autoridad Internacional para los Fondos Marinos (AIFM), un organismo que hasta ahora se ha limitado a otorgar permisos de exploración.

Desde hace diez años, decenas de países procuran acordar un código minero para fijar las reglas de una eventual explotación de estos recursos declarados "patrimonio común de la humanidad". Sin embargo, en 2021, Nauru, un pequeño estado insular del Pacífico, recurrió a una cláusula para que el código minero fuera adoptado en un periodo de dos años.

El plazo venció ayer y como el código minero sigue sin aprobarse, el país quedó habilitado para solicitar un contrato de explotación para la empresa Nauru Ocean Resources (NORI), por sus siglas en inglés), una filial de la canadiense The Metals Company, pedido que la AIFM deberá considerar, aunque eso no signifique que vaya a aprobar el requerimiento.

La AIFM "entra en el periodo de decisión más crítico de su historia", asegura Emma Wilson, de Deep Sea Conservation Coalition, una red de organizaciones sin fines de lucro que reclama a los estados "valentía” y que “adopten en lo inmediato las medidas necesarias para proteger los océano" de los diversos factores que los deterioran o podrían hacerlo en el futuro.

Si bien las autoridades de Nauru han asegurado que no está  en sus planes avanzar con explotación recursos del suelo marino en el futuro inmediato, los expertos advierten que cualquier otro país interesado en la explotación de los recursos submarinos podría hacerlo y, para peor, sin un marco regulatorio global.

Tipos de fondos marinos

"La situación es muy preocupante, y sería un error que comenzaran a presentarse solicitudes tan pronto porque los estados siguen negociando el código minero”, señala Pradeep Singh, experto en derecho del mar del Research Institute for Sustainability de la ciudad de Potsdam, en Alemania.

"Aunque las señales son muy claras, algunos estados son muy reticentes a autorizar la explotación minera si no hay reglas", asegura el experto, quien no obstante advierte que pero no descarta que la AIFM cometa el "error" de autorizar un contrato, ya sea a Nauru o a cualquier otro estado, lo que según algunos afectaría la “credibilidad" de las negociaciones. 

En marzo último, los 36 estados que integran el consejo directivo de la AIFM, órgano que tiene poder de decisión en materia de contratos, aseguraron que mientras no exista un código minero, "no debería haber" explotación comercial. Sin embargo, no lograron ponerse de acuerdo sobre el proceso de examen de una eventual solicitud, ni sobre la interpretación precisa de la cláusula a la que recurrió Nauru.

En este contexto, las organizaciones ambientalistas y los científicos temen que el vacío jurídico abra la puerta a una posible luz verde. De allí que todas las miradas estén puestas en la reunión del consejo de la AIFM, que se desarrollará entre hoy y el 21 de julio próximo y en la que se espera que adopte una decisión más clara sobre el pedido de Nauru.

En paralelo, Chile, Francia, Palau y Vanuatu, cuatro países pioneros en la cuestión, decidieron llevar el debate al plano político. A pedido suyo, y por primera vez, la asamblea general de los 167 estados miembros de la AIFM, que se reunirá del 24 al 28 de julio próximos, estudiará una "pausa de precaución" de la explotación minera submarina.

"El desafío es poner el asunto sobre la mesa, realizar un debate que nunca ha existido", asegura el secretario de Estado francés para el Mar, Hervé Berville. Hoy, menos de veinte países apoyan una moratoria. "El objetivo es que una mayoría considere necesario hacer una pausa para estar a la altura del desafío climático y de la biodiversidad", agrega Hervé Berville.

"Tenemos la oportunidad de anticipar esta nueva industria extractiva y de pararla antes que cause daños ", dice Louisa Casson, de Greenpeace. “Es una cuestión de credibilidad, en especial cuando el mundo acaba de adoptar el primer tratado para proteger la altamar y se ha marcado el objetivo de preservar el 30% de las tierras y de los océanos para 2030”, añade.

Las oenegés y los científicos no han dejado de advertir desde hace años en las consecuencias que podría traer la explotación de minerales, consecuencias que van desde la destrucción directa de hábitats y especies potencialmente esenciales para los ecosistemas, pasando por la perturbación de la capacidad oceánica de absorber el carbono emitido y la generación de un ruido que podría afectar la comunicación de especies como las ballenas.

La minería submarina está hace décadas en el radar de mineras y gobiernos. Sin embargo, era vista como una posibilidad lejana por las limitaciones tecnológicas cuando hacia 1970 se hicieron las primeras experiencias. Hoy, los sitios de interés son evaluados con robots teledirigidos que sacan muestras del fondo y las llevan a la superficie. En teoría, una operación minera en aguas profundas podría realizarse de esta forma; es decir: viaje a viaje.

No obstante, sería un proceso lento y poco eficiente, debido al peso máximo que soportarían los robots. Otra forma sería construir una plataforma o situar un barco sobre el sitio. Una correa transportadora llevaría el material hasta la superficie. La tercera alternativa es un sistema hidráulico de succión. La pregunta es qué pasará con el material sobrante luego que los minerales sean extraídos.

Aunque se conoce menos del 1% del suelo marino, lo geólogos estiman que los fondos oceánicos representan la mayor reserva de la Tierra de muchos metales estratégicos: el 96% de las reservas de cobalto, el 84% de las de níquel y el 79% de las de manganeso, por ejemplo. Los yacimientos se encuentran, en general, en fondos donde hay respiraderos hidrotermales activos o extintos y en grandes áreas donde abundan nódulos polimetálicos.

Estos nódulos, de entre 1 y 20 centímetros de diámetro, tienen una altísima concentración de metales, como manganeso, hierro, cobre, níquel, cobalto, plomo, cinc, molibdeno, litio, titanio y niobio; y son tan abundantes en las llanuras abisales que la industria proyecta su extracción mediante dragas que puedan operar entre los 1.400 y 3.700 metros de profundidad. Interés comercial que también está puesto en los sulfuros polimetálicos, ricos en cobre, hierro, cinc, plata y oro; y en las llamadas costras cobálticas, que contienen hierro, manganeso, níquel, cobalto, cobre y otros elementos metálicos y tierras raras.

(Con información de AFP)

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