La historia de Colibrí Matrero, el mejor caballo Criollo del mundo

Criado por la cabaña sanducera La Pacífica, el mejor macho de la raza, coronado recientemente en Esteio, es fruto de un esfuerzo que tuvo un mojón especial hace 10 años

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05 de octubre de 2020 a las 16:10

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En la tarde del domingo 27 de setiembre, mientras en Uruguay la expectativa estaba en conocer la identidad de los nuevos intendentes departamentales, en Brasil surgió una noticia que dejó al país unido nuevamente bajo el paraguas de un éxito.

En este caso, la protagonista fue la cabaña sanducera La Pacífica, fundada por Letizia Vejo y su familia: una de sus crías, Colibrí Matrero, triunfó en una exigente competencia morfológica y funcional en Brasil, ganando el Premio Freno de Oro en un ámbito que perfectamente se puede definir como “el Mundial de los caballos Criollos”, logro hasta ahora inédito en 39 años para caballos no brasileños.

La historia de Colibrí Matrero

Juan Salustiano Peirano, director de La Pacífica, contó a El Observador que ese caballo es consecuencia de un cruzamiento de un padre importado (Del Oeste Acierto) con una yegua criada en La Pacífica (Colibrí Matrera), en una cabaña que “siempre priorizó una selección integral en la raza”, por lo cual sus ejemplares concurren tanto a exposiciones morfológicas como a las funcionales. “No hemos desdoblado la cría”, precisó.

Fue en el marco de la búsqueda de esa integralidad que La Pacífica, en una gestión de muchos años, logró que la madre de Colibrí Matrero fuera una yegua consecuencia precisamente de una selección. Y en el año 2010 "se fue a buscar, a Argentina, un caballo  que, a nuestro entender, complementaba todas esas virtudes que venían por el lado materno”, explicó.

Colibrí Matrero es un producto de la primera generación del trabajo del padrillo Del Oeste Acierto en la cabaña sanducera –ubicada en paraje Celestino–.

“De chico lo vimos como un potrillo correcto, que se movía muy bien como todos los caballos de su camada, pero fue un caballo de desarrollo lento en lo físico, acompañando algo que es característico en una raza que por su rusticidad no se suele destacar por un desarrollo precoz”, detalló.

La Pacífica doma el 100% de sus yeguas y a algunos machos que entiende son destacados, tarea que con Colibrí Matrero realizó Julio Taramasco en la estancia, tras lo cual se apreció en él “características y virtudes diferenciales, que lo hacían un individuo distinto”.

Dado eso, fue considerado para participar en el Concurso de Domadores de 2014 y le fue muy bien, porque pese a tener poco tiempo de preparación se ubicó segundo a nivel nacional.

Posteriormente, hizo una campaña morfológica, en diversas exposiciones en todo el país, con destaques para el premio al Gran Campeón en la exposición de San Carlos y el premio al Tercer Mejor Macho en la Expo Prado.

Luego se decidió enviar a Colibrí Matrero a Brasil, al Centro de Entrenamiento de Caballos Criollos de Gabriel y Marcelo Marty. “Gabriel, su jinete en el Freno de Oro, supo ver en él un talento especial y alcanzó, consecutivamente, premios que nunca se habían logrado con caballos uruguayos: Freno de Oro en la Exposición de la Federación Internacional de Criadores de Caballos Criollos (FICCC) en 2018 y Freno de Bronce en Esteio en 2018”, explicó.

Tras esas excelentes performances, fruto de una “charla abierta” con los entrenadores, se decidió que el caballo se dedique un año a la actividad reproductiva, ambientando “un trabajo de construcción y maduración del caballo que hoy es, creando las bases para lo que logró”, una decisión considerada como un pilar más para el título más relevante: campeón del Freno de Oro en 2020, en Esteio.

Colibrí Matrero, exportado en su momento de modo temporal para que se entrene y compita, ahora fue exportado de modo definitivo a Brasil, pero sigue siendo propiedad de La Pacífica, que no lo comercializará: “La idea es no venderlo, La Pacífica nació hace 35 años, el Freno de Oro tiene 39 años y es la primera vez que un caballo que no es de Brasil gana el premio; La Pacífica, de alguna manera, necesita de Colibrí Matrero como reproductor”.

Una actitud: de lo mundano a lo trascendente

“La Pacífica es una cabaña que, primero que nada, disfruta de sus caballos en el campo, tanto como los disfruta en competencia”, expresó el cabañero.

Sobre la competencia, señaló que “es una instancia que nos permite comparar para medir si lo que estamos haciendo lo estamos haciendo bien o mal”.

Agregó que “la cría en caballos es un tema que lleva tiempo, los resultados demandan esfuerzo y paciencia, fijate que Del Oeste Acierto se importó en 2010 y este resultado de uno de sus hijos llega 10 años después, por lo tanto está claro que comprobar un error o un acierto te puede llevar muchos años”.

“La Pacífica es una cabaña que se formó con base en una familia que entiende que esto que se logró fue un éxito, pero que más éxito ha sido podido disfrutar todo este proceso con la gente que integra y con la que rodea a la cabaña, siempre acá se intentó integrar en la cría del caballo a la mayor cantidad de gente posible, entendiendo que el caballo por sí solo, como individuo, es algo muy árido y que se necesita trascender con algo más, por medio de todas las personas que están a su alrededor”, comentó.

Finalmente, consultado sobre a quién sentía debía agradecer, Juan Salustiano comentó: “A la familia, con mi madre Leticia Vejo a la cabeza porque fue la principal impulsora de todo esto; a mi señora, a mis hijos; a mis hermanos que si bien viven en el exterior ese domingo estuvieron todos ligados por diversos dispositivos para vivir con nosotros ese momento; a muchos amigos que colaboran con la cabaña y son una segunda gran familia que tenemos y que son una comunidad que celebra con nosotros en los éxitos y nos acompaña en los fracasos; y todo un equipo multidisciplinario que nos acompaña en esta causa: domadores, veterinarios, cuidadores y entrenadores, con gente de campo y con gente de escritorio que ayuda en la parte administrativa”.

“Los caballos son caballos, pero cuando se los logra integrar a un sentimiento positivo, con gente muy involucrada, se lograr que algo que es mundo avance hacia algo trascendente, creando un fuerte sentido de pertenencia, que es lo que es hace que las buenas cosas perduren en el tiempo”, concluyó.

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