La historia de Jinan y Abdullah es una de las tantas y tantas que atraviesan una Siria devastada por el sismo

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La historia de vida de dos huérfanos, Jinan y Abdullah, y el relato de quien los salvó entre los escombros

Luego de 22 horas debajo de los edificios derrumbados de un pueblito de Siria, el Jefe de Policía Omar Rahal logró liberar a dos niños, Janin y Abdullah, que habían quedado atrapados luego del terremoto del 6 de febrero
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14 de febrero de 2023 a las 20:11

Las tragedias dejan historias imposibles de olvidar. Por ejemplo, la que le ocurrió a Omar Rahal, jefe de la Policía del pueblo de Harem, en la provincia siria de Idlib, bajo el control de los rebeldes, sacudido por los terremotos del 6 de febrero pasado. 

Un enviado del periódico inglés The Guardian contactó a este hombre que en la mañana siguiente del desastre escuchó una voz proveniente de los escombros de decenas de edificios, incluido el bloque de viviendas donde vivía su primo Mahmoud con su esposa y sus siete hijos.

Rahal, dice el cronista, “se precipitó entre los escombros de la casa con la esperanza de encontrar con vida a Mahmoud y su familia. En toda la mañana no había escuchado señales de vida, pero al mediodía logró escuchar ‘Sáquenme de aquí’”.

Cuando Rahal comenzó a escarbar encontró que, debajo de la parte superior de la pila de escombros, “yacía Jinan, la hija de cinco años de Mahmoud, junto con su hermano Abdullah, de nueve meses, a quien trataba de consolar”. La crónica señala que Rahal vio, junto a ellos, enterrado por los restos de su casa, el cuerpo de su madre, Suaad. Su brazo inerte aún trataba de abrazar a sus hijos para protegerlos.

Rahal contó a The Guardian que trató de liberarlos, pero comprendió que no podía hacerlo solo. Con su celular filmó a los dos niños atrapados y envió las imágenes a sus colegas policías para que fueran en su ayuda.

“Mis hombres llegaron de inmediato y me ayudaron a sacar al pequeño Abdullah, que afortunadamente solo tenía unos pequeños rasguños”, dijo Rahal a The Guardian. “Pero el problema era Jinan. Estaba atrapada por una losa de hormigón y una barra de hierro le atravesaba la pierna”.

Mientras tanto, el video –dijo el diario inglés– pasó con la celeridad de lo verdaderamente importante de un teléfono a otro, atravesó las fronteras sirias y se volvió viral: 5 millones de horas de visualización en Twitter. Era un símbolo de la tragedia en Idlib.

Omar Rahal contó a The Guardian que “para levantar el bloque de concreto que lo obstruía, usamos un gato, el que se usa para levantar autos cuando se necesita cambiar una llanta. Por suerte, funcionó. Pero Jinan todavía tenía esa barra de hierro clavada en su pierna. Había que cortarlo”.

Mientras el equipo de rescatistas cortaba la varilla con una hoja de acero grueso, la niña Jinan intentaba en vano soportar el dolor. “Las lágrimas no paraban de empapar su pequeña caita –contó Rahal–. Como si todo el desastre no fuera suficiente, las réplicas volvieron a sacudir el pueblo. Lo poco que quedaba en pie de los edificios comenzó a derrumbarse”.

"¡Por favor! Sáquenme de aquí”, seguía suplicando Jinan.

Contrarreloj, Rahal y sus hombres sabían que las opciones se reducían a una sola. “Corríamos el riesgo de morir y perder a la niña también –dijo–. Por lo tanto, decidimos hacer lo que nunca quisimos: extraer a Jinan mientras su pierna aún estaba parcialmente atravesada por la barra”.

Luego de casi 22 horas bajo los escombros, Jinan, fue liberada, dice el artículo de The Guardian.

Una semana después, el cronista inglés volvió a visitar a Jinan y a su hermano. Estaban internados en una antigua escuela convertida en hospital donde los niños heridos del pueblito de Harem reciben tratamiento. “Abdullah dormía envuelto en una manta de lana mientras Jinan yacía, todavía con dolor, en una cama”, dice el artículo.

El doctor Wajih al-Karrat dijo a The Guardian que “la herida en su pierna es muy grave”. Y agregó: “Es posible que Jinan nunca vuelva a caminar como lo hacía antes. No le mentiré. Si la herida no mejora, podríamos vernos obligados a amputarle la pierna”.

“Jinan y Abullah son los únicos que quedan vivos en la familia”, contó Rahal al periodista. Los dos niños, una vez que salgan del hospital, serán confiados a su tío abuelo y su esposa.

"Es una tragedia", dijo el médico casi en un susurro. “Jinan sabe que la dejaron sola con su hermano. Pero todos los niños que están aquí también son huérfanos. Y la mayoría todavía se pregunta dónde están sus padres y cuándo vendrán a reunirse con ellos. Primero, queremos tratarlos bien. Luego, en algún momento, nos veremos obligados a decirles que ellos también quedaron huérfanos”.

La historia de Jinan y Abdullah es una de las tantas y tantas que atraviesan una Siria devastada por el sismo. La de Omar Rahal también. Una historia imprescindible que sirve, apenas, para recuperar el aliento después de semejante tragedia.

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