Mario Kempes comenzó el Mundial de Argentina 78 con un gran bigote. Así disputó toda la primera fase del mismo y no logró convertir contra ninguno de los tres rivales a los que enfrentó: Hungría, Francia ni Italia.
Para la segunda ronda, decidió afeitarse y no solo se reencontró con los goles, sino que fue el goleador de esa Copa del Mundo y, además, la gran figura del mismo.
Solo por hablar de la final ante Holanda, anotó dos goles y dio el pase para el tecero de Ricardo Bertoni en el 3-1 que les dio el título.
Kempes llegaba como la gran figura de su selección en ese Mundial, y este martes expresó a ESPN que a tres semanas del inicio estuvo a punto de ser baja debido a que una lesión.
El Matador necesitaba pasar por el quirófano.
Sin embargo, Kempes no aceptó atravesar una intervención quirúrgica y buscó otras opciones para curars, entre las que se encontraba un curandero, al que acudió.
De forma casi milagrosa, finalmente pudo jugar esa Copa del Mundo y ser decisivo para ganarla con Argentina.
"No fue de cábala. Tres semanas antes de ir a la selección, tuve una lesión en la rodilla y el médico en Valencia me quería operar. Fui a un curandero, y sin vergüenza lo digo, como lo quieras llamar. Tenía un huerto y lo manejaba ahí en Valencia", contó El Matador en ESPN.
Y agregó: "Me apretó y me hizo ver las estrellas. A los cuatro días me dijo que fuera a entrenar. Me puse esa cinta (en la rodilla). Dejó de doler. La usé hasta que dejé de jugar".
Mirá el video de su explicación:
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