Agro > INFORME LECHERÍA

La lechería uruguaya se ilusiona con la opción de volver a crecer

Mejora de precios y un buen verano para producción de pasturas y cultivos forrajeros alientan la esperanza
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03 de febrero de 2017 a las 05:00
Por Blasina y Asociados, especial para El Observador

Para los tamberos de todo el mundo 2016 fue un año más que difícil. La producción cayó en casi todas partes. Los chinos no compraban haciendo uso de sus stocks. Brasileños y venezolanos no compraban, o no pagaban en el caso de Venezuela, acosados por las crisis de sus economías.

En el caso de Uruguay la bajada fue grave. La industria recibió 1.773 millones de litros el año pasado. Una cifra destacada si pensamos en las relativamente pocas hectáreas que ocupa el sector lechero uruguayo. Pero habían sido 1.974 millones de litros en 2015 y más de 2.000 millones en 2013 y 2014.
Podría decirse que 2016 fue una pesadilla durante los primeros ocho meses. Los precios no paraban de bajar y en Uruguay el exceso de lluvias hacía casi imposible usar las pasturas, aumentando costos y problemas sanitarios.

Más allá del efecto año, la estrepitosa caída de más de 10% es más grave por ser el tercer año consecutivo de descenso de la producción. Y la bajada ha sido más aguda todavía en el ingreso de las empresas lecheras, porque el precio recibido fue menor. De esa forma la facturación cayó 13% en dólares y bajó incluso nominalmente en pesos.

Los tamberos, que venían de facturar US$ 840 millones por su producción de leche en 2013 y US$ 850 millones en 2014, aterrizaron a ventas de US$ 500 millones el año pasado. Una parte fue soportada apretando el cinturón, otra se convirtió en la deuda necesaria para seguir funcionando. Y cuando la recuperación asomaba, la suba de energía eléctrica y gasoil significó otro golpe.

La venta de quesos a precios altos a Venezuela terminó colapsando y la incertidumbre brasileña al empezar 2016 generaba la duda respecto a si la leche en polvo y los quesos uruguayos podrían colocarse o engrosarían stocks que ya eran elevados.

El sector emerge en 2017 hacia una perspectiva mejor pero, como una carabela tras una tormenta, tiene las velas hechas girones y precisa financiamiento para transformar las mejoras del entorno en un rebote de la producción que por ahora se observa con mucha cautela.

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Señales de mejoría


El gerente del Instituto Nacional de la Leche (Inale), Gabriel Bagnato, estimó esta semana una producción en 2017 similar a la del año pasado, cuando hasta hace pocos días se esperaba una recuperación. Si no hay algún tipo de puente financiero que permita a los productores realizar las inversiones necesarias en alimentación, se considera poco probable un repunte importante en la llegada de leche a las industrias.

De todos modos, la perspectiva va en gradual mejora. Los precios internacionales han subido de la mano de la menor producción en los principales países productores. Los remates de referencia que realiza Global Dairy Trade en Nueva Zelanda marcaron una recuperación nítida de precios en el segundo semestre de 2016. Las compras de Brasil se dispararon de la mano de la valorización del real y el panorama al empezar el año es notoriamente mejor al de 2016. Porque además el maíz y el sorgo sembrados para hacer reservas forrajeras vienen con un desarrollo sumamente favorable.

En enero, Brasil siguió siendo una locomotora al comprar por US$ 34 millones, dos tercios de las ventas para ese destino. En enero de 2016 las compras brasileñas se ubicaron en US$ 5 millones. La generación de divisas del sector lácteo en el primer mes de 2017 fue más del doble de 2016.

Pero, al mismo tiempo, el precio de la leche al público sigue sumando meses sin subir lo que parece una subvención de un sector castigado a una política antiinflacionaria.

Pero la suba de los precios internacionales permitió una recuperación en el precio que recibe el productor de 23% a lo largo de 2016. Desde un crítico nivel de $ 7,3 en promedio al empezar 2016 a un precio final promedio de $ 9, según las estadísticas del Inale.

Pero son todavía precios menores a los de 2014 en términos nominales, tanto más en términos reales luego de más de dos años de inflación cercana a 10%.

Desde mediados de 2016 el precio internacional y el que recibe el productor se han ido recuperando, posiblemente ya cercanos a un techo en las referencias. Considerados en dólares los precios suben aún más dada la suba que tuvo la divisa al comienzo del año pasado y la baja que tiene actualmente. Empezó el año a 24 centavos de dólar por litro para terminar en 31 centavos. Empezaron produciendo a pérdida. Terminan produciendo con un leve margen. Insuficiente por ahora para generar una recuperación fuerte.

Pero a diferencia de la agricultura, que puede responder de un año a otro a una señal de precios aumentando el área, la recuperación de la lechería es necesariamente más gradual. Con bajos precios y costos altos se ahorra en alimentación y eso obliga luego a una gradualidad que se está expresando todavía en el presente. La producción de enero, aún con buen clima, es menor a la de enero de 2016.

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Un camino ascendente


Pero la recuperación está en curso. A partir del otoño debe darse una producción en aumento leve respecto a la de 2016 terminando una fase de ajuste a la baja en la producción que empezó en el otoño de 2014 y que desde ese entonces no se ha detenido. La baja fue mínima en 2014 –0,1%–, se aceleró en 2015 con una caída de 3,4% en la producción y en 2016 sumó otro descenso de 10,2%.
Sin embargo, los números mes a mes de 2016 ya muestran una reacción productiva. En abril del año pasado, el mes del diluvio, la producción fue 15% menor; en mayo, 18% menor; y en junio, 19% menor a la de 2015. Fuel período más crítico.

Luego la primavera empezó a acomodar las cosas aunque la producción ya era irrecuperable en octubre y noviembre, meses en los que se recolecta y factura más. Apenas se podía amortiguar la caída. Los descensos en la producción se fueron aminorando hasta terminar en diciembre pasado 5% por debajo de la producción de 2015.

En enero y en febrero seguramente la remisión se mantenga por debajo de los niveles del año anterior. Pero con la entrada de un nuevo ciclo productivo puede empezar una recuperación. Cuánto aumente la producción lechera a lo largo de 2017 dependerá del margen de maniobra financiero que tengan los productores para complementar con grano la producción forrajera y lógicamente que el clima no les complique las cosas como en el otoño e invierno pasados.

El margen de maniobra financiero dependerá a su vez de los instrumentos que puedan generarse para postergar compromisos en este primer semestre y del esfuerzo que puedan hacer las industrias para continuar la esperanzadora trayectoria ascendente de precios.

Si Brasil sigue sosteniendo la demanda y Nueva Zelanda demora en recuperar su producción, las señales que se le puedan dar a los productores pueden incorporar a los lácteos a la fase de tímido crecimiento que proyecta el conjunto de la economía uruguaya para 2017 y 2018.

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Peor fue para Argentina


Argentina registró su mayor caída productiva de leche de los últimos 50 años, de acuerdo a los datos oficiales del Ministerio de Agroindustria, publicados la semana pasada.

En 2016, la remisión tuvo una caída abrupta de 14% comparado con 2015, totalizando 9.711 millones de litros. Se trata del volumen más bajo desde 2007.

"La crisis 2015/2016 no ha terminado y es mucho más grave que la de 2001. En aquella oportunidad el dólar fue el disparador de la crisis. En esta oportunidad se le suma al dólar la quita de retenciones al maíz encareciendo significativamente la suplementación; la crisis internacional del mercado lácteo y del energético. Todo agravado por las contingencias climáticas", señaló el consultor especialista en temas de lechería Marcos Snyder, en su portal Dairylando. Snyder estima que la tendencia a la baja se mantendrá en 2017, con un volumen aún menor que el año pasado y tendrá como principal destino el mercado interno, según dijo a Tiempo de Cambio de radio Rural el 15 de enero pasado. La remisión de leche a industrias reflejará el efecto de vacas que se secaron en mal estado, pasturas que no se fertilizaron ni refertilizaron. "Va a estar muy tirante el tema de la oferta de la leche en el otoño, que es el piso nuestro de producción", subrayó el ex coordinador lechero de grupos CREA.

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