La mudanza presidencial que pasó a un segundo plano por la emergencia sanitaria

La casa sigue en obras y tiene como encargado de mantenimiento a un hombre de extrema confianza del presidente

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25 de mayo de 2020 a las 05:00

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Desde antes siquiera de saber si iba a tener la posibilidad de vivir allí, Luis Lacalle Pou anunció que de ganar la Presidencia la residencia de Suárez y Reyes iba a volver, después de 15 años, a ser la casa del presidente y su familia. Por un lado, porque con Lorena Ponce de León y su familia viven lejos y consideraba que para un mandatario viajar una hora de ida y otra de vuelta puede ser evitable. Por el otro, porque tenía claro que no iban a ser cinco años comunes y corrientes en su vida y si la tradición indica que el presidente y su familia deben vivir en una residencia especial, así se haría.

Pero los 15 años de gobierno en los que la casa funcionó como oficina y no como hogar la hicieron venir a menos y por eso la mudanza se demoró más de lo previsto y Lacalle no pudo pasar su primera noche como presidente en la casa en la que había vivido junto con su familia cuando era adolescente y su padre presidente. Tampoco pudo pasar la segunda, la tercera o la cuarta y por el momento seguirá viajando varios kilómetros por día hacia la Torre Ejecutiva –en la Plaza Independencia- porque la emergencia sanitaria enlenteció los planes también de la mudanza presidencial.

La casa necesita reparar los baños que estaban en muy mal estado  y tiene otros detalles por resolver para que pueda ser habitable, pero todo eso pasó a un segundo plano cuando se confirmaron los primeros casos de coronavirus en el país. Ningún allegado del mandatario quiso confirmar a El Observador cuándo se realizará la mudanza.

Carlos Pazos

El presidente y su esposa tratan el tema con absoluta prudencia. No en vano, Lacalle le encomendó a un hombre de su confianza que sea el nuevo intendente de la residencia. Luego de haber recorrido más de 400 mil kilómetros en las dos campañas electorales en las que el ahora mandatario compitió como candidato a la Presidencia, Daniel Fernández dejó de ser su chofer y ahora es el encargado del mantenimiento de la residencia.

La casona es de principios del siglo XX y fue definida por Marta Canessa,  historiadora y esposa del dos veces presidente colorado Julio María Sanguinetti en un artículo de El País de febrero de 2005 como un edificio con "la dignidad de una casa que representa al país, la jerarquía que tienen todas las presidencias del mundo y un sentido institucional".

Lorena Ponce de León y sus tres hijos conocieron la residencia por dentro hace varios meses y hasta hicieron separación de habitaciones. La primera dama no había entrado nunca a la casa donde vivirá en breves y la conocía solo por fuera hasta hace un tiempo. Cuando estudiaba en la Escuela de Jardinería pasaba caminando por delante, sin prestarle atención.

La residencia tiene tres pisos, el primer está destinado a protocolo, es decir donde los mandatarios se reúnen con delegaciones o personalidades, el segundo es el familiar y el último es un altillo, que también debe ser reparado. En el altillo durmió el presidente durante cinco años.

En noviembre, Ponce de León dijo a El Observador que Suárez y Reyes debe ser “una casa de familia”. “Donde haya cosas que sí tendrán que pasar, porque vendrán personas importantes o que tienen que venir a reunirse con Luis, pero es una casa. Y será la casa de mis hijos. Quiero que sea su casa. Quiero que sea una vivencia familiar también. Hay mucha entrega atrás. Es un plan familiar de mucha entrega”, sostuvo en esa oportunidad y en línea con la reserva que quiere guardar la familia sobre el tema.

El piso destinado a la familia deberá ser amueblado con el mobiliario de la familia y el primer piso al ser el área de protocolo no puede tener modificaciones.

Desde que asumió la Presidencia, Lacalle ha optado por trabajar desde su oficina del piso 11 de la Torre Ejecutiva, a la que asiste todos los días, y Suárez y Reyes ha tenido poca actividad. La semana pasada el presidente convocó a todos los diputados del Partido Nacional a un asado en la residencia, en el primer encuentro masivo del mandatario –con tapabocas de por medio- desde que se declaró la emergencia sanitaria.

En ese asado, de picada de chorizo y carne, los legisladores no ingresaron a la residencia sino que fueron a un salón parrillero que hay en el terreno de la casa del Prado. La idea es que el presidente repita ese tipo de encuentros con los demás legisladores de la coalición multicolor.

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