EFE/JIM LO SCALZO

La Presidencia del BID, China, Estados Unidos y una parada compleja para América Latina

Tiempo de lectura: -'

18 de septiembre de 2020 a las 05:01

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

La elección de Mauricio Claver-Carone al frente del Banco Interamericano de Desarrollo presenta varias lecturas en más de un plano. Nacido en Miami, criado por una madre cubanoamericana de la Florida, el abogado de 45 años se convertirá, cuando asuma el cargo el 1 de octubre, en el primer presidente del BID nacido en Estados Unidos y que no ha sido postulado por un país latinoamericano, sino por el propio gobierno de Washington.

Donald Trump rompió así una regla no escrita, pero celosamente respetada desde la fundación del organismo en 1959, en cuanto a que el presidente sería siempre un latinoamericano. Trump quiere tener total control sobre una institución que, él entiende, va a ser clave para disputarle la influencia a China en América Latina en un escenario de post-pandemia. En momentos que el peso de China en la región ha crecido en forma exponencial y es hoy el principal socio comercial de la mayoría de sus países, donde, entre otras cosas, Beijing impulsa varios megaproyectos de infraestructura, para Washington tener el mando del principal banco que financia proyectos de desarrollo en esta parte del mundo era vital.

En ese sentido, es muy posible que veamos un crecimiento significativo en el capital de la institución, y que Trump busque multiplicar los proyectos de desarrollo en América Latina a la salida de la pandemia, tal vez con un enfoque un poco más visible de esos proyectos o impactante, a la Trump. 

En su primera --muy breve— entrevista después de la elección el pasado sábado, otorgada a la agencia Reuters, Claver-Carone dijo que su prioridad estará en “fortalecer la base de financiamiento” del organismo. Con lo que pareció dejar claro que la idea es competirle al “poder blando” de Beijing en su propia salsa.

Habrá que ver, empero, si Claver-Carone da el ancho para tamaña tarea. Hombre de línea dura entre los cubanoamericanos de la Florida, Claver-Carone ha dedicado prácticamente toda su carrera a los asuntos cubanos, y a influir en la política de Estados Unidos hacia la isla. Pero no se le conoce mayor experiencia en los países de América del Sur, ni en otros asuntos de importancia en la región. 
Es cierto que en los últimos años ha sido el autor intelectual de la política de “máxima presión” de Washington contra el régimen de Nicolás Maduro. Desde su cargo como principal asesor del Consejo de Seguridad Nacional, al que llegó a instancias del senador por la Florida Marco Rubio, Claver-Carone diseñó toda la política de apoyo a la proclamación de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela en enero de 2019; luego, la de las sanciones a los jerarcas del régimen y la petrolera PDVSA, y hasta la frustrada asonada encabezada por Guaidó, conocida como “Operación Libertad”, el 30 de abril de ese año. Fuera de eso, se le conoce poco en el sur del continente; y el conocimiento del propio Claver-Carone de estos países sudamericanos –no precisamente, su área de expertise-- acaso tampoco sea muy profundo. Sin embargo, nada que no se pueda arreglar con mucha dedicación y buena disposición; sobre todo si la idea es inyectar capital.
Tal vez el país que lo tendrá más cuesta arriba en su relación con la nueva Presidencia del BID sea la Argentina de Alberto Fernández, que se opuso a su candidatura y presentó a su propio aspirante al que terminó retirando por falta de apoyo. Con una deuda estratosférica que en breve deberá negociar con el FMI, la estrategia argentina de enfrentarse a Washington no se entiende muy bien. Quizá sea como el plan económico, que Fernández cree que es mejor no tenerlo porque “todos los gobiernos que han tenido plan económico han fracasado”. Y así, es posible que lo mismo piense de la política exterior: es mejor no tenerla.

Por otro lado, si Joe Biden gana las elecciones en Estados Unidos, tampoco es de esperar que vaya a remover a Claver-Carone del BID, como algunos especulan. Los cubanos de la Florida nunca habían logrado meter a uno de los suyos ni siquiera cerca de un presidente del BID. Han tenido representantes ante otros organismos como la OEA; pero una Presidencia, y del BID, son palabras mayores. Quitárselos ahora sería para una eventual administración demócrata tirarse en contra a un sector clave del electorado, en un estado clave en prácticamente toda la elección.

Pero más allá de todas las disquisiciones sobre su elección, está claro que para el resto de los países medianos y pequeños de América Latina, el nuevo escenario aconseja ser muy prudentes. 

La pugna de dos pesos pesado como China y Estados Unidos por su influencia en la región podría por momentos volverse un campo minado. Habrá que navegar esas aguas con suma diligencia y atención. Sin perjuicio de seguir defendiendo con mucha firmeza la causa de la libertad y la razón en todos los foros internacionales y en todos los países de la región.

 

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.