Opinión > EDITORIAL

La ruta de la droga

Uruguay tiene que ser implacable en la batalla contra el narcotráfico. El país y las autoridades deben ajustar las políticas públicas y ser inflexibles
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20 de agosto de 2019 a las 05:02

Uruguay es noticia en las últimas semanas por ser el nodo por donde pasan toneladas de cocaína andina rumbo a los mercados del hemisferio norte, en particular Europa y Asia.

El puerto de Montevideo, el Aeropuerto Internacional de Carrasco, los aeródromos departamentales y las fronteras nacionales –secas y fluviales– vacías de personas y autoridades son tierra virgen para el delito. 

Así visto es el sueño de cualquier contrabandista narcotraficante que encuentra en Uruguay un lugar de paso rápido para entrar y sacar la droga sin mayores inconvenientes rumbo a los mercados más consumidores, donde el valor del gramo se potencia exponencialmente.

Tanto el decomiso en el puerto de Hamburgo de un contenedor con soja salido de Montevideo como el de los más de 600 kilos de un avión privado en el norte de Francia que partió de Carrasco, sacudieron el avispero en la pequeña República suavemente olvidada. 

A esto hay que sumarle el cargamento encontrado en Parque del Plata, donde al leer las torpezas de principiantes cometidas por quienes transportaban y custodiaban la droga, parece que hicieron todo para que alguien los descubra. Y así fue.

Hay gente que piensa en voz alta que mientras la droga no quede en el país, la situación no es tan grave. Que los narcos lleven su mercadería y violencia a otros países. Que la solución es mirar para el costado y hacer como los jueces de fútbol… dejar seguir. Es un grave error. 

Aquí en Uruguay el mercado de los consumidores de cocaína es insignificante comparado con el de los países ricos. No es negocio para ningún cartel pesado operar en Uruguay. Por eso aquí quedan las sobras. Pero en esa sobra está el cimiento de la destrucción de todo el sistema democrático. 

La pequeña corrupción de los hombres que ejercen los controles son como las caries. Si no se las ataca cuando aparecen, luego pudren todos los dientes y las muelas; la boca queda pura encía, con el tiempo se deteriora el cuerpo, se pulveriza la autoestima y el sistema inmunológico un día colapsa.

Uruguay tiene que ser implacable en esta batalla. No puede mirar para el costado. El país y las autoridades deben ajustar las políticas públicas y ser inflexibles en el combate contra el tráfico a través de nuestro país de drogas ilegales. 

No hay país en el mundo que haya alcanzado el desarrollo de la mano del dinero del narco. Su accionar solo genera más pobreza, desolación y corrupción a las instituciones y las sociedades. 

Como botón de muestra basta conocer la noticia del policía de narcóticos que se quedó con US$ 5.000 y $ 32.000 del funcionario de Interpol al que custodiaba por haber cobrado US$ 30.000 a los narcos del Cartel de los Balcanes para dejar pasar el cargamento en Carrasco. Es una montaña rusa que hay que detener ya mismo, antes que sea demasiado tarde, si es que ya no lo es. 

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