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Por Juan Andrés Sainz
La inflación cerró el 2021 en 7,96% y si bien se moderó casi 1 punto y medio frente al año previo (9,41%), quedó por cuarto año consecutivo por fuera del rango meta definido por el equipo económico (3%-7%). También quedó por encima de lo proyectado por el Ministerio de Economía y Finanzas en la última Rendición de Cuentas (6,9%).
En ese contexto, el pasado miércoles 5 de enero se dio la primera reunión del año del Comité de Política Monetaria (Copom), tras la cual el Banco Central (BCU) resolvió elevar la tasa de interés en 75 puntos básicos, a 6,5%, porque consideró conveniente que se "acentúe los esfuerzos para alcanzar los objetivos inflacionarios", en un escenario "marcado por mejores perspectivas de crecimiento económico". Fue la cuarta alza consecutiva de la tasa y la más pronunciada desde que inició el proceso de normalización de la política monetaria en agosto pasado.
Asimismo, el comunicado del Copom anticipó "incrementos de magnitud similar (0,75%) en las dos próximas sesiones del Comité, lo que implicará alcanzar una tasa de interés neutral al comienzo del segundo trimestre de 2022". De concretarse dos aumentos de ese nivel, la tasa de política monetaria alcanzaría el 8%.
Con una tasa de interés en moneda local más elevada, hay quienes temen la aparición de un fenómeno de carry trade, una práctica que se utiliza para ganar dinero mediante el diferencial de tasas de interés entre divisas. La estrategia de esos capitales golondrina de corto plazo consiste en vender dólares en el mercado cambiario local e invertir en pesos —a través de las licitaciones semanales de letras de regulación monetaria (LRM) que realiza el BCU para sacar liquidez del mercado— con la expectativa de obtener una buena rentabilidad, para luego convertir el importe nuevamente a la moneda de origen. Una eventual entrada de divisas extranjeras a la plaza local con fines especulativos puede bajar el tipo de cambio, generando una pérdida de competitividad, en la opinión de los analistas más críticos con la decisión del BCU sobre el manejo actual de la política monetaria. Durante la primera operativa cambiaria tras la suba de tasa del BCU, el dólar cerró con una baja de 0,48% el pasado viernes, a $ 44,51 en el promedio interbancario.
En esa línea, el exdirector de la OPP durante la administración de Lacalle Herrera, Javier de Haedo, señaló duramente el aumento de tasa a través de su cuenta de Twitter. “No es primavera pero se inicia la temporada para los capitales golondrina, gracias al BCU. ¿Alguien de su confianza se lo podrá explicar al presidente Luis Lacalle Pou?”, expresó el economista. De Haedo también cuestiona el costo parafiscal que tiene para el Estado esterilizar esos pesos que retira del mercado el BCU con tasas más elevadas para la emisión de las LRM.
No es primavera pero se inicia la temporada para los capitales golondrina, gracias al BCU. ¿Alguien de su confianza se lo podrá explicar al presidente @LuisLacallePou?— Javier de Haedo (@JavierdeHaedo) January 7, 2022
No es primavera pero se inicia la temporada para los capitales golondrina, gracias al BCU. ¿Alguien de su confianza se lo podrá explicar al presidente @LuisLacallePou?
El especialista es crítico con la efectividad de la propia política monetaria para combatir la inflación: “Algunos analistas seguiremos esperando una inflación más alta porque no sólo vemos la política monetaria, que poca fuerza tiene, sino el conjunto de las políticas económicas”. El economista Martín Vallcorba, coordinador del programa de Inclusión Financiera en los gobiernos del Frente Amplio y asesor del senador Mario Bergara, se declaró “de acuerdo” con De Haedo.
En sintonía con las anteriores críticas, el economista y consultor independiente Javier Hazan, apuntó que “subiendo la tasa de interés en pesos, solo van a lograr que baje el dólar y que vuelva al carry trade si no achicamos el Estado al mismo tiempo”. Además, consideró que si no se procede de esa forma, “la medida del BCU va a servir de poco y nada, y más con inflaciones del 6% en países desarrollados”.
Otros expertos consultados por El Observador no coincidieron con un enfoque negativo sobre el uso de la tasa de política monetaria por el BCU en las actuales circunstancias. El socio de Vixion, Aldo Lema, defendió la efectividad de la política monetaria para bajar la inflación. “No es que los salarios y la política fiscal ni los empresarios determinan las expectativas de inflación, es al revés: incorporan las expectativas de inflación en función de lo que creen de cómo se va a mover la política monetaria a futuro”, aseguró.
El especialista sintetizó: “La inflación es un fenómeno monetario, es la contrapartida de lo que le pasa al dinero en el largo plazo; en el corto plazo, los agentes conforman sus expectativas según lo que esperan que haga el BCU”.
Por su parte, el economista del CED Ignacio Umpiérrez restó credibilidad a la posibilidad de que aparezcan capitales golondrina. El analista dijo que fenómenos de carry trade son puntuales. “Si se reiteran, el Banco Central los observa y toma acciones en consecuencia, pero creo que no es el caso”, afirmó.
Umpiérrez explicó que “en otros años los fenómenos de carry trade se daban en Uruguay porque las tasas estaban atractivas en comparación al resto del mundo” pero en esta oportunidad “todos los países emergentes están subiendo las tasas”. “Esa es la gran diferencia”, concluyó.
En consonancia con Lema, interpretó que “el aumento de la tasa de interés viene por el lado de anclar expectativas que han estado bastante desalineadas”, y añadió que deben apuntalar “principalmente las de los empresarios, que en definitiva son los que marcan precios”. Los empresarios esperan una inflación de 8% para el horizonte de política a 24 meses que tiene como referencia el BCU, dos puntos por encima del techo del rango meta que estará vigente desde setiembre próximo (3%-6%).
El jueves pasado, el presidente del BCU Diego Labat declaró que los problemas de competitividad "claramente" no dependen de la tasa de interés y el BCU no tiene objetivos del tipo de cambio. Consultado en radio Carve sobre el efecto del aumento de tasa de la autoridad monetaria sobre una posible baja del tipo de cambio, Labat opinó que "es un factor que juega, pero hay muchos otros".
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