La "vedette" de las ventas, un primer día como vendedora y la caída abrupta del comercio

Fabiana, a sus 48 años, vio la oportunidad de anotarse para trabajar en uno de los puestos de Vía Blanca, la tradicional feria de los 5 de enero, en la víspera del Día de Reyes. Ganó el sorteo, armó su lugar sobre 8 de Octubre y vendió durante todo el miércoles en su primera presentación al público.

En 8 de Octubre fueron miles los comerciantes que, como ella, se instalaron en 1.340 puestos intentaron tener un buen comienzo de año en las ventas en un día de zafra para el comercio. Este fue el rubro que durante el 2020 tuvo la caída más abrupta de la economía, pese a que mostró signos de recuperación hacia el tercer trimestre. El sector del comercio, alojamiento y suministro de comidas y bebidas tuvo una caída de 13,1% en el tercer trimestre, un dato negativo pero algo mejor al del segundo trimestre del año, cuando la baja fue de un 24,6%, según los datos del Banco Central.

Pero el rubro se puede dividir de diferentes maneras y encontrar realidades dispares: hubo caídas abruptas en las ventas de los locales de los shoppings o del Centro de Montevideo, malos números en hoteles y restaurantes y buenas ventas en jugueterías y electrónica.

Luis Feria, un permisario que hace 25 años tiene su puesto con relojes, vinchas y perfumes en 8 de Octubre y Larravide no necesita saber los números oficiales para conocer algo que le resulta obvio: su experiencia le basta para decir que el 2020 fue “horrible” y “mató a todos”.

Feria añora sus primeros años como comerciante, cuando se iba con miles y miles de pesos para su casa. Ahora, dijo, se lleva entre $ 500 y $ 1.000. En el 2000 hubo una caída de las ventas, pero siguió recaudando bien y gracias a su negocio construyó su casa, recordó.

Antes de reinventarse como comerciantes, Fabiana y su hijo estaban terminando de construir su casa en el Cerro y tenían un buen trabajo los dos. Pero por la caída de los ingresos no pudieron terminar la obra del lugar que ella quería para “envejecer tranquila”.

“No ganábamos unos sueldones, pero para comer y para pasear… Tenemos un baño con ducha caliente todos los días, abrigo en invierno, estamos cómodos en verano. No nos podíamos quejar, pero ahora sí nos estamos quejando”, lamentó.

La caída y el levante

Llovía un poco, pero se podía estar en la calle. Hasta que la lluvia comenzó a ser más fuerte y, ahora sí, los comerciantes buscaron algún lugar bajo techo para escapar del agua. Pero el clima no fue un impedimento para que los locales y quioscos tengan buenas ventas en un día de zafra.

Contra los pronósticos, hubo algunos rubros dentro de estos comercios de la Unión que superaron las ventas del año anterior y que se transformaron en la vedette del comercio, según los definió la gerenta del Centro Comercial de la Unión, Nelly Silva. “El rubro vedette fue juguetería y electrónica”, dijo a El Observador.

Estos dos sectores “trabajaron mejor” en diciembre y en enero de este año en comparación a la temporada anterior. En el tercer lugar de la venta de la Unión del ránking aparece la indumentaria deportiva y luego calzado y vestimenta. Hubo algunos rubros que sí cayeron, como las joyerías –que durante el año tuvo buenas ventas– y las ópticas, que tuvo la caída más pronunciada. Silva reconoció que el cierre de los shoppings durante la emergencia sanitaria “favoreció” la venta en estos locales.

A partir de abril, los comercios tuvieron una “caída estrepitosa” de un 80%, sostuvo Silva, y en agosto hubo un quiebre a partir del que comenzaron a aumentar las ventas. Hubo algunos sectores, como la alimentación, supermercados y farmacias, que cerraron el año “muy bien”.

Sin remontada

En los comercios del Centro de Montevideo las ventas fueron “flojas”, según definió el presidente del Grupo Centro, Armando Litvan, a El Observador. En general, las ganancias bajaron entre un 20% y 30%, pero, como en la Unión, hubo algunos locales que tuvieron resultados aceptables, en especial los de ropa masculina. Los hoteles y la gastronomía fueron los rubros más castigados.

La emergencia sanitaria –y las nuevas restricciones por el repunte de casos– provocó que los funcionarios públicos de la zona estén teletrabajando y que la actividad turística sea casi nula, lo que genera que se pierda gran parte del público del Centro de Montevideo.

Hacia el final del año, hubo cierta “remontada”, pero las ventas fueron inferiores a las del año anterior. Incluso hay algunas casas que históricamente no cerraban en enero y lo hicieron por primera vez en este verano.

Los shoppings cerraron en marzo de forma preventiva a los días de decretada la emergencia sanitaria y reabrieron en junio. Estos grandes centros comerciales son de los más afectados dentro del comercio por la pandemia. El administrador de Montevideo Shopping, Portones y Tres Cruces, Carlos Lecueder, estimó que la caída de las ventas en las fiestas estuvo entre un 20% y 25% en comparación a 2019.

Durante el año, detalló el empresario a El Observador, el descenso fue mayor en los primeros meses y octubre fue el mejor mes de ventas, pero con el rebrote de casos en Uruguay la curva volvió a caer. “Esperábamos (bajar) entre el 15% y el 20%, pero el crecimiento de los contagios hizo que no mejorara”, comentó.

Los centros comerciales de Paso Molino, por su parte, tuvieron una caída de las ganancias de entre un 30% y un 40%, según informó Silva, quien también es la secretaria de la Asociación Comercial del Uruguay.

La espera de reyes

Algunos vendedores reaccionaron rápido ante la lluvia y comenzaron a vender capas de nylon a $ 100. Los comerciantes corrían a buscar toldos para cubrir los puestos o levantaban sus cosas y se iban debajo de un techo. “Pero justo hoy tiene que llover”, se quejó un vecino que se asomó a la puerta de su casa. “Con lo lindo que estaba esto”.

Hugo Dávila había tenido un día tranquilo, hasta que se vino el agua y prefirió irse. Cargó los juguetes y las pizzaras que vendía en la camioneta y dejó de trabajar antes de las siete de la tarde, cuando todavía faltaban más de nueve horas de feria. El comerciante se fue disconforme: fue un 5 de enero atípico en el que tuvo malas ventas porque fue “poca gente”, dijo.

Dávila solo vende juguetes en esta época desde hace siete años y nota que año a año las ventas caen, pero esta vez tuvo el descenso más abrupto.

El resto del año se dedica a su almacén y en ese rubro las ganancias también bajaron, aunque hubo un repunte en Navidad que volvió a caer hacia año nuevo.

La variedad del comercio también estaba en la calle. En los puestos eran infaltables las pelotas, los juguetes, las pizzarras, las camisetas y banderas de fútbol, la silla de playa, los panchos, los shampoo. Algunos envolvían regalos a voluntad y otros ofertaban  juegos de Play Station 2: uno por $ 60; seis por $ 300. Había distanciamiento entre los adultos –aunque una mirada desde lejos podía engañar (y alarmar)– y estaban los niños que caminaban junto a sus Reyes Magos.