Opinión > ANÁLISIS

La verdadera playlist de la Noche de la Nostalgia

Todo depende de quién sea el que ponga la música; si es el dj es del oficialismo o si el Frente Amplio sigue bailando los temas que le pone la oposición
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24 de agosto de 2019 a las 05:03

Hay un tema musical que pueda tomarse como mejor reflejo iconográfico de “La Noche de la Nostalgia”? El creador de la fiesta bailable del Uruguay niega que haya uno, dos o más temas que puedan utilizarse como referencia de la tradición de cada 24 de agosto.
Pablo Lecueder está convencido de una definición musical que escapa a una canción, porque asume que la esencia de la fiesta está en la búsqueda personal del tema o los temas que le transportan a cada uno a un pasado propio, que puede ser el de una noche de amor, una primavera de felicidad, un verano loco, o las salidas divertidas en grupos de amigos.

Para el dj organizador del primer baile nostalgioso en una noche previa a la fiesta patria, la música de referencia tiene un valor por el recuerdo que genera y que está estrechamente atado a un episodio o tiempo especial de cada uno.

Este 2019, la fecha de la fiesta cae un sábado, justo cuando el país está a dos meses de una elección presidencial y legislativa con un significado de disyuntiva contundente: entre un cuarto gobierno del Frente Amplio o un cambio a coalición de partidos que son oposición desde 2005.

El partido de gobierno procura instalar la idea de riesgo para el electorado, con la advertencia de que votar por un cambio puede ser para empeorar la situación, y que en realidad apostar en las urnas a una coalición de blancos y colorados con otros socios, es sacar un pasaje para “viaje al pasado”, y a un pasado que es peor que el presente.

La oposición plantea otra idea de lo que está en juego y trata de capitalizar el descontento con la gestión del gobierno, con la oferta de una propuesta de esperanza, para iniciar un “viaje al futuro”, con un cambio para mejorar la situación del país y de la gente.

Los partidos terminaron de armar sus escuadras electorales determinadas por listas a las cámaras legislativas. Ya habían cerrado fórmula con respectivos vice y habían aprobado programas de gobierno.

Ahora, lo que resta es el contenido de campaña publicitaria y el agite de giras, actos y movilizaciones.

Faltando apenas dos meses de campaña proselitista, no hay una encuesta de intención de voto que diga que los “indefinidos” son más de 15%; y en varios casos hay una porción de “voto en blanco” o “anulado” de un par de puntos porcentuales. La suma de votos de gente que va a las urnas pero rechaza a todos los partidos ha venido en alza (2,4% en 2004, 2,8% en 2009 y 3,3% en 2014), pero nada asegura que la tendencia siga o se frene.

Eso implica que hay un núcleo de votantes que no tiene idea qué votar y tomará la decisión en el tramo final de campaña, pero que es relativamente escaso como para mover significativamente el tablero y alterar las tendencias.

Por eso, para el oficialismo, que se ha quedado sin potenciales aliados para un balotaje, eso exige el desafío de tener una altísima captación de indecisos, pero además de quitarle votantes a los otros lemas.

Para el baile de la política, el Frente Amplio ha tenido un éxito destacable en fijar la agenda de la discusión, es decir en “poner la música” para que todos bailen, para lo cual le ha ayudado mucho cada resultado electoral que le aseguró mayoría parlamentaria propia en tres períodos de gobierno seguidos. De esa forma, siempre importó más qué pasaba dentro del oficialismo que las opiniones y actitudes de la oposición, porque las discrepancias que incidían en una decisión eran las de la interna frenteamplista.

En la segunda mitad de 2015, y desde entonces, la oposición logró desplazar a los frentistas de la mesa del dj, y con la investigadora sobre Ancap, críticas a la política de seguridad y el manejo de la economía,  pudo fijar en la agenda pública los temas de discusión.
El Frente ya no pudo hacer bailar a sus adversarios con la música que quería, sino que la bandeja de vinilos la pasó a manejar la oposición. 

Así pasó con el caso Ancap, con el supuesto título y las conductas del entonces vice Raúl Sendic, con los préstamos del Fondes, con los negocios con Venezuela, con la postura sobre el gobierno chavista y el carácter de democracia diferente o de dictadura, con la pérdida de rentabilidad en el agro y otros sectores, con el aumento de rapiñas.

Eso son los temas de la playlist de la oposición para esta noche del 24; no los que quiere volver a escuchar porque le emocionen, sino porque es la música con la que quiere hacer bailar al Frente Amplio.

La coalición de izquierda rememora otros temas y quiere activar en los votantes un flashback de años de recesión (1998-2003) y de crisis (2002), así como lograr una comparación del estilo de vida del 2019 con el de 2004, o de antes.

Falta poco tiempo para la decisión en las urnas, hay poca gente sin decisión sobre su voto, y el Frente Amplio precisa un esfuerzo cuantitativo y cualitativo: movilizar multitud de adherentes en actos o caravanas generadoras de entusiasmo, y mejorar la calidad de la comunicación y conexión con las inquietudes populares.

La semana cierra con un rearmado interno del Frente, que puede potenciar su mensaje al votante de centro izquierda y centro, por un “paraguas” electoral para todas las expresiones socialdemócratas que sintonizan con votantes que ha perdido.

La movida de Danilo Astori para reagrupar esas fuerzas (Asamblea 2121 ,Alianza 738, PDC, Nuevo Espacio); con los escindidos de ese tronco (Mario Bergara y sus listas), los que se fueron del Partido Socialista por la derrota ante los marxistas ortodoxos, y otros que llegan con el PAR de Cristina Lustemberg, es una buena noticia para el Frente Amplio. 

Mientras, el MPP prepara intensa campaña con “agites” de jóvenes y “barriadas” puerta a puerta; el Partido Comunista se potencia con el “Boca” Andrade y nuevos aliados (Carolina Cosse y el intendente de Salto) junto al PVP; y el Partido Socialista refuerza perfil con la gente de Constanza Moreira y varios grupos de perfil bien de izquierda. Ahora sí el FA tiene una oferta variada y con más equilibrio.

¿Qué música sonará en la “fiesta” electoral de este año?

El Frente Amplio entra en el tiempo de definiciones con la intención de volver a poner la música, y no tener que seguir bailando las canciones que ponga la oposición, pero queda poco tiempo para retomar iniciativa y recuperar votantes. 

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