La pandemia del nuevo coronavirus es un peligro mortal para las grandes compañías aéreas, pero se está presentando como una bendición para las empresas de jets privados que no dan abasto con la demanda. Mientras las líneas aéreas más prestigiosas, al borde de la quiebra, imploran la ayuda de sus respectivos gobiernos, el sector dedicado a la rica minoría privilegiada del planeta está más activo que nunca.
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