Las recientes lluvias en Argentina han aliviado la situación de sequía que afectó al núcleo agrícola del país durante el invierno y la primavera. Estas precipitaciones se suman a los 30 milímetros de agua que cayeron en la región durante el fin de semana y al promedio de 45,5 milímetros de la semana anterior.
Argentina es uno de los principales exportadores mundiales de aceite y harina de soja, además de ser el tercer productor de maíz a nivel global. Las lluvias han sido bienvenidas por los agricultores, ya que sus cultivos, especialmente el maíz sembrado entre octubre y septiembre, necesitaban desesperadamente agua.
Esto ha generado un optimismo en el sector agrícola, con estimaciones que sugieren que la cosecha de maíz podría alcanzar alrededor de 50 millones de toneladas. Esta perspectiva se traduciría en una producción valuada en un rango de USD 23.000 a USD 24.000 millones y exportaciones que podrían superar los USD 20.000 millones para el ciclo comercial 2023/24 del cultivo.
Hasta el momento, solo se ha logrado cubrir menos del 2% de las más de 17,1 millones de hectáreas destinadas para el cultivo de soja en la temporada 2023-24 en Argentina. Sin embargo, las recientes lluvias han traído alivio y las perspectivas son favorables para la próxima temporada de verano, según el último informe de relevamiento de cultivos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).
El informe señala que, gracias a las lluvias, el 86,7% del área sembrada con maíz presenta condiciones entre normales y buenas, lo que representa un aumento de 10,3 puntos porcentuales con respecto a la semana anterior. En cuanto a la soja, la Bolsa de Cereales de Rosario (BCR) indicó que estas precipitaciones eran cruciales y permitirán retomar la siembra de soja con optimismo.
La entidad también prevé un clima más seco en las próximas semanas, con un aumento de la presencia del sol, lo que se espera que refuerce el efecto positivo de las lluvias. Hasta ahora, los agricultores han sembrado aproximadamente una cuarta parte del área prevista para el cultivo de maíz.
Sin embargo, en el caso del trigo, las precipitaciones llegaron demasiado tarde para las plantas, que atravesaron etapas de desarrollo críticas en medio de condiciones climáticas desfavorables, según la BCBA.
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