Nacional > Tentativa de homicidio

Los argumentos de la fiscal que imputó a quien quemó al hombre que vivía en la calle

Mirta Morales pidió cinco meses de prisión para el hombre por homicidio en grado de tentativa pero afirmó que la tipificación del delito puede cambiar más adelante
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20 de julio de 2020 a las 16:22

La fiscal de Homicidios, Mirta Morales, entendió que el hombre que fue imputado por prender fuego a Andrés Vargas, que dormía en la calle en Ciudad Vieja, "estuvo muy cerca, muy presente y participó en el hecho", dijo en diálogo con El Observador.

El hombre fue imputado por homicidio muy especialmente agravado en grado de tentativa y por receptación, y permanecerá en prisión preventiva 150 días hasta que se celebre el juicio oral.

Sin embargo, el abogado defensor del imputado, Marcos Pacheco, apeló en la audiencia el fallo. Según dijo a El Observador, la prueba en la que se basó la fiscal Morales es la de las imágenes de las cámaras en las que se ve circular a su defendido en bicicleta con una botella de cerveza en una mano. Y luego otra, de segundos después en la que se ve a Vargas prendido fuego.

Según el relato del imputado a la fiscal, en un momento se le cae el celular al piso, lo levanta y lo guarda en el bolsillo, luego prende un cigarro, da unas pitadas y lo tira encendido para volver a agarrar el celular.

Morales explicó que además de las imágenes de las cámaras de videovigilancia que muestran al imputado antes y después del momento en el que Vargas comienza a incendiarse, tomó como pruebas el informe primario de la Dirección Nacional de Bomberos. De forma enfática, dijo que aunque la investigación está en marcha cuenta con "elementos de convicción suficiente y con un hecho del que se tiene presunción".

Además, se tomaron declaraciones a testigos de la zona y en estos meses antes del juicio se "profundizarán las pericias", señaló Morales y explicó que resta obtener un informe más completo de Bomberos y los registros de otras dos cámaras.

De todos modos, fuentes del caso dijeron a El Observador que para que Vargas se prendiera fuego con un cigarrillo encendido en segundos, debía haber algo inflamable que generó que el fuego se propagara rápidamente. Eso se determinará en el informe final que Bomberos entregará a la fiscalía.

Sobre el delito imputado, Morales explicó que en el correr de la investigación "con las evidencias se puede asegurar la tipificación o modificarla en función de lo que pueda surgir".

Pacheco afirmó que su cliente lloró toda la audiencia y dijo que si tiró el cigarro arriba del colchón "fue una macana" y que "está muy arrepentido" pero que él no tenía intención de lastimar a Vargas.

Además, relató que no lo había visto, que solo vio el perro atrás de un sofá, pero como él duerme ahí o en otro lugar cercano, no le llamó la atención.

Pacheco contó que el imputado, de 23 años, conocía a Vargas del barrio y que tenían una buena relación. "Incluso en alguna ocasión ayudó a los familiares del imputado a cargar bolsas de las compras y le daban algo", narró el abogado que agregó que "aunque vive en la calle, Vargas no es una persona abandonada, toda su familia vive en el barrio y todos lo vieron crecer ahí".

Vargas sigue internado en el Centro Nacional de Quemados (Cenaque), tiene el 30% de su cuerpo quemado y está estable, evolucionando a los tratamientos recibidos confirmó a El Observador la gerenta general de la institución, Cecilia Hackembruch. Sin embargo, advirtió que la situación "puede ser cambiante".

Imputado por rociar con nafta

La semana pasada, la fiscal de Ciudad de la Costa, Patricia Rodríguez condenó a un hombre de 25 años por homicidio en grado de tentativa por prender fuego a una persona en situación de calle.

Sin embargo, la situación fue diferente a la de Vargas. El hombre que vivía en la calle fue rociado con nafta por un grupo de jóvenes y posteriormente lo prendieron fuego. 

Según se detalla en la acusación presentada por Rodríguez, el grupo se dirigió a la víctima y le gritó su nombre pero este siguió caminando. Luego, un adolescente y un mayor de edad le dieron un golpe de puño en la espalda. 

Uno de ellos llevaba un bidón de color amarillo con nafta. Detrás de ellos se acercó el resto del grupo. Todos miraban como un adolescente rociaba con nafta el pantalón de la víctima y luego prendió un encendedor.

El hombre comenzó a pedir ayuda mientras se tiraba al piso para apagar el fuego, pero nadie lo ayudó sino que por el contrario, huyeron.

Uno de los involucrados fue detenido y, a través de un juicio abreviado, fue condenado a una pena de siete años de prisión, ya que también participó de una rapiña a un delivery días después.

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