Diego Battiste.

Los casinos municipales después de Bengoa

Desde 2012 las cuentas de los casinos municipales se equilibraron y ahora la comuna apuesta a que el 100% de las máquinas sean de su propiedad

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26 de noviembre de 2018 a las 05:03

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Que los casinos den pérdidas es imposible, dicen algunos. Sin embargo, las salas de apuesta municipales durante muchos años arrojaron números en rojo, acentuados en el período en el que Juan Carlos Bengoa estuvo al frente de la gestión.

El contador de Asamblea Uruguay, procesado en 2007 por conjunción del interés personal y del público, fraude y concusión (coimas), fue director de los casinos durante la administración del frenteamplista Mariano Arana. En 2015 la Suprema Corte de Justicia ratificó su condena.

Concretamente, a Bengoa la Justicia lo responsabilizó por el cambio de estrategia de negocios, cuando la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) pasó de comprar a arrendar máquinas tragamonedas para los casinos municipales. Básicamente, suspendió las licitaciones y contrató directamente a las empresas para que gestionaran el juego sin experiencia en el rubro y dirigidas por personas allegadas a él y a sus asesores. Como consecuencia de esa gestión, las pérdidas oscilaron en los US$ 15 millones en su punto más álgido, se mantuvieron hasta 2012, cuando finalmente el balance comenzó a dar positivo, lo que sucede hasta la actualidad.

Hugo Gandoglia no había pisado nunca en su vida un casino hasta 2007, cuando asumió como director de Casinos Municipales, a pedido del entonces intendente Ricardo Ehrlich. No fue convocado por su conocimiento en materia de juegos de azar, sino por su experiencia en gestión, así como por confianza política. Asumió en el peor momento, cuando el escándalo de Bengoa aún estaba al rojo vivo.

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Gandoglia reconoció a El Observador que el procesamiento de Bengoa “manchó la imagen" de los casinos gestionados por la IMM, que son el Parque Hotel (100% municipal) y el Sofitel Montevideo Casino Carrasco & Spa (de gestión compartida). Las demás salas de juego que hay en la ciudad corresponden a la Dirección Nacional de Casinos (DNC), que cogestiona con los privados.

“Para mí era imperioso, tanto desde el punto de vista del gobierno como del Frente Amplio (FA) decir: ‘Nos pasó esto, lo resolvimos, lo corregimos y ahora queremos mirar hacia adelante para que este patrimonio que todos los montevideanos tienen se explote de la forma más adecuada’”, aseguró el director.

Las ganancias netas del Parque Hotel rondan los US$ 2 millones al año desde 2012, cifra a la que también se debe sumar el canon variable que paga la sala de juegos del histórico hotel de Carrasco. El canon del hotel pasó a ser variable, luego de que en 2016 la Junta Departamental de Montevideo (JDM) aprobara pasar de un canon fijo de US$ 500 mil por mes a uno variable y proporcional a las ganancias. Por el momento, el grupo Codere viene cumpliendo de forma rigurosa sus obligaciones. Ahora, apunta a la explotación de los jugadores vip para mejorar sus ganancias, para que la IMM pueda aumentar el canon. 

Para Gandoglia, la gestión de los casinos municipales tiene varias aristas claves, como el marco legal que la rige, que no es el mismo que tienen los privados y es mucho más restrictivo. Además, y paradójicamente, aunque el Estado gestiona a los casinos no puede promocionar los juegos de azar.

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“El verdadero motivo de la crisis que atravesaron los casinos municipales fue la falta de adecuación a una situación nueva que obligaba a competir en un mercado que hasta el momento había sido monopólico”, argumentó Gandoglia con relación a la década de 1990, cuando se decidió aceptar la gestión compartida de las salas de juego con operadores privados.

Hasta esa época, Uruguay era uno de los pocos países de América del Sur que contaba con casinos, ya que en varios países, como Argentina, Brasil y Paraguay, la actividad estaba prohibida. En ese momento, la realidad era totalmente distinta. Por ejemplo, Gandoglia recordó que a los campeones del Mundial de 1950 se les ofreció un puesto de trabajo en los casinos municipales a modo de premio.

“Era un ámbito relativamente privilegiado”, reflexionó el director. Las pérdidas que durante años dieron los casinos municipales también estuvieron relacionadas con esto último. “No es que el casino perdiera frente a los apostadores”, explicó Gandoglia. De esta manera, señaló que también la cantidad de funcionarios y sus salarios estaban “sobredimensionados”. Mientras que a comienzos del siglo XXI los funcionarios de casinos municipales eran 800, hoy trabajan unos 100.

La mayor parte de los trabajadores del Parque Hotel percibe unos $27.000 nominales por seis horas de trabajo, cifra a la que se deben sumar una serie de compensaciones, como 30% por sectoría, una partida especial prevista para los casinos, las horas de nocturnidad y otro monto por utilidad, según datos proporcionados por los funcionarios.   

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La Asociación de Empleados Técnicos Profesionales de los Casinos Municipales de Montevideo (ADEP), sin embargo, reclama desde hace varios años la necesidad de que se contrate a entre 20 y 30 personas más para cumplir con las tareas en el Parque Hotel. Un integrante del gremio dijo a El Observador que no ingresa personal a esa sala de juegos desde 1993 y que la prestación de los servicios se ha visto deteriorada por la falta de empleados. 

Asimismo, en ADEP aseguraron que por una misma tarea hay personas que cobran distintos salarios. 

Los slots: el “sistema Bengoa”

Las máquinas tragamonedas, también llamadas slots, son el juego preferido de la gente, que en su mayoría dejó de lado los juegos de paño.

Para Gandoglia, Bengoa fue un innovador en materia de gestión de los casinos municipales y del contexto social y económico que predominaba en la época, en medio de la crisis de 2002. El sistema de arrendamiento de slots “no fue un mal régimen para la situación que se tenía a principios del siglo XXI”, afirmó.

Sin embargo, hoy “resulta más redituable” que la IMM cuente en el Parque Hotel con sus propias máquinas. Por esa razón, desde 2014 la comuna capitalina viene comprando máquinas, aunque sigue arrendando parte de ellas. El objetivo es que para mayo de 2020 el 100% de las máquinas con las que cuenta la sala del Parque Rodó sean propiedad de la IMM.

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Actualmente la comuna cuenta con unas 146 máquinas propias y otras 100 arrendadas. Cada licitación para comprar este tipo de equipamiento lleva un año y la Intendencia pretende en 2019 realizar otra compra. En la última, lanzada este año, gastará $ 15 millones en máquinas. 

En el casino Parque Hotel ingresan entre 200 y 300 personas por día, mientras que la actividad los fines de semana se incrementa de forma notoria. Según detalló Gandoglia, las apuestas alcanzan cifras "que asustan”. Sin embargo, las máquinas municipales devuelven entre el 92% y el 94% de lo apostado. Esto, según Gandoglia, también se da entre las salas privadas, aunque las de la IMM son de las que más devuelven.

¿Por qué la IMM debe gestionar salas de juego?

La pregunta interpela al propio Gandoglia, que está convencido de que la IMM no debería gestionar casinos, por lo menos no gestionarlos de forma exclusiva, como ocurre con el Parque Hotel. Principalmente porque entiende que en las condiciones actuales no puede competir con los privados.

Si se analiza desde el punto de vista patrimonial y turístico de la ciudad de Montevideo, para Gandoglia, los argumentos a favor de que la IMM tenga un casino se encuentran. Pese a esto, el director cree necesario debatir sobre si corresponde que la comuna gestione directamente una sala de juego.

“La discusión no es sencilla, porque nosotros (los uruguayos) tenemos una cultura de que lo público debe permanecer en lo público”, explicó y agregó que, si bien defiende la gestión pública, también cree que es necesario flexibilizar las posturas.

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“Me cuesta pensar que los gobiernos departamentales, que tienen que enfrentar y afrontar una dinámica cotidiana de responsabilidad frente a los múltiples temas que presenta la vida en sociedad, también deban distraer su atención para gestionar una sala de juegos. Yo, por lo menos, me lo planteo”, sentenció.

Los trabajadores de los casinos municipales se oponen de forma tajante a una privatización y aseguran que, actualmente, la IMM ya comparte sus ganancias con privados. En este sentido, aseguraron que hay varios servicios tercerizados, como la seguridad, el mantenimiento de los baños, el bar y la conserjería. Además, el arrendamiento de parte de las máquinas tragamonedas también constituye una gestión compartida, argumentan.

El gremio defiende que el Parque Hotel se mantenga 100% municipal y se posiciona en contra de cualquier potencial modificación de la realidad institucional, algo que todavía no ha sido planteado de manera formal por las autoridades. Los trabajadores afirman que, en los hechos, la gestión del casino del Parque Rodó ya se comparte con privados. 

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