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Los Criollos: el antes y después de competir en el quad rugby

Dos integrantes hablaron con Referí: un habitué y la primera mujer "Criolla": Carolina García

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02 de febrero de 2020 a las 05:03

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Por Agustina González

Especial para Referí

Desde hace varios años, el grupo de quad rugby denominado Los Criollos tiene como objetivo brindarle a aquellas personas que poseen una discapacidad motriz, la posibilidad de participar en un deporte. Son aproximadamente 20 los integrantes de esta agrupación que llegaron después de sufrir accidentes que los han dejado en silla de ruedas. 

Sin embargo, también participan –aunque en menor cantidad– personas que no tienen discapacidades. Han pasado por Los Criollos, jugadores de rugby profesional, voluntarios y estudiantes de educación física, como el caso de Carolina García, de 23 años.

La particularidad de esta joven, es que fue por un motivo y se quedó por otro. En un principio, García fue a presenciar una clase de quad rugby de la mano de su docente de facultad, Alejandro Lemes, (al que ella apoda afectivamente “El Sapo”) y luego, tras participar de un partido en el primer encuentro, fue invitada y aceptó sin pensarlo mucho. “Cuando terminó la clase, dos de los chicos se acercaron y nos contaron sus historias de vida. Y a partir de ahí, me interesó mucho más el tema de la discapacidad en el deporte” confesó.

Experiencias

Al principio, según relató, le fue un “poco difícil” incorporarse al equipo por su timidez pero a medida que fue asistiendo a los entrenamientos, se fue integrando gracias a la calidez que le ofrecían Los Criollos.

La estudiante dijo que para los jugadores su presencia fue de gran ayuda, ya que entre otras cosas, los ayudaba a prepararse para el juego trasladándolos desde sus sillas habituales a las del juego. Entre práctica y práctica, surgió la idea de organizar un campeonato entre todos los miembros del grupo y ella fue incluida, siendo así, la única mujer participante de este torneo.

Al comienzo de cada partido se sentía un poco cohibida por ser la única en medio de todos los hombres, pero a medida que se desarrollaba el juego, perdía la vergüenza. Así, después de varios encuentros, antes de comenzar les decía a los compañeros que no tuvieran especial cuidado con ella por ser mujer. “Jueguen como si yo fuera un hombre más. Si tienen que pegar, peguen y si me tienen que sacar la pelota háganlo. Si no, no están jugando bien”, recordó. García admitió que esta experiencia fue satisfactoria en varios aspectos. “Haber participado me cambió la manera de ver la vida. Fue tremenda en todo sentido; desde lo emocional hasta lo personal, incluso también como deporte”, señaló.

“Me pasaba de ponerme mal y triste por diferentes cosas que no tenían mucho sentido. Recién cuando llegaba al gimnasio y compartía con ellos, me daba cuenta que me ponía mal por cosas que ni valían la pena”, sostuvo.

Los criollos

Lo que más le sorprendió de los deportistas, fue su convicción para lograr las cosas que se propusieran. “Es increíble la fuerza de voluntad que tienen todos ellos. Eso me hizo sentir bien. Verlos luchar por su vida a pesar de todo, es un ejemplo” explicó.

De forma semejante a García, Federico Saravia, llegó a Los Criollos para una tarea en concreto y terminó siendo parte del grupo. Como encargado de llevar las sillas de juego al encuentro, fue tomando confianza con el equipo y se quedó. “Yo cuando juego, no los dejo que me alcancen para sacarme la pelota. Quiero que se esfuercen”, dijo.

Para Saravia, la experiencia que le dejó haberse integrado al equipo es muy positiva. "Si vamos a la cruda realidad de la situación de ellos, verlos te cambia la vida. Yo tengo artrosis de columna y antes me quejaba de que siempre me dolía” y entre risas agregó que, después de haberlos conocido “ya no me duele”. También subrayó que “la voluntad de los jugadores es la que lo obliga a ver a la vida, desde otra perspectiva”.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Según Saravia, existen varias complicaciones en este grupo de quad rugby. Todos los que participan, están federados pero no juegan a nivel profesional porque entre otras cosas, no hay suficientes integrantes. Asimismo, indicó que las reglas sobre discapacidad física son muy complejas: para clasificarlos y que puedan participar del juego, hay que analizar cada caso en particular. A su vez, también admitió que “a veces no hay respuestas y compromisos con este tipo de asuntos” ya sea para viajar y competir. “Yo soy el que traslada las sillas y si no voy, ellos no juegan”.

Por último, Saravia admitió: “Esto es un mundo paralelo que te cambia la vida”.

Dónde y cuándo

A pesar de que ahora no se están llevando a cabo los entrenamientos por cuestiones anteriormente mencionadas con respecto al clima, los lugares habituales de encuentro eran los colegios Stella Maris y The British School en el horario de la tarde. En el primero, se entrenaba los lunes y martes de 18 a 19.30 y en el segundo, los jueves de 19 a 21.30. Este año, aún no están programadas ni las horas ni los días de encuentro.

Aquella persona interesada en participar del grupo de Los Criollos, puede asistir a los entrenamientos y participar del juego, pero no competir.

 

 

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