El Titán bajó con cinco personas.

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Los expertos ven casi imposible el rescate del submarino que bajó a ver el Titanic

Coinciden en que les queda muy poco oxígeno y que las probabilidades de hallarlos y rescatarlos son cada vez más escasas.
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22 de junio de 2023 a las 06:24

Los expertos en submarinos y en rescates subacuáticos consultados por la prensa española coinciden en que el rescate del sumergible Titán, perdido con cinco personas a bordo en aguas del Atlántico Norte, resulta "casi imposible" y dejan su eventual recuperación a la posibilidad de un milagro.

Los analistas destacan que primero será necesario encontrar la nave. Después, que no esté demasiado profunda y, en tercer lugar, ir rápidamente, porque les queda muy poco oxígeno.

"Cualquier problema allá abajo es terrible. Es como estar en otro planeta. Es como ir a la Luna. El riesgo es brutal y, una vez que se ha perdido el contacto, encontrar algo tan pequeño en el mar es casi imposible", asegura Fernando Polo, bombero especializado en rescates subacuáticos citado por el diario 20 Minutos.

Si se le pregunta por las probabilidades de éxito de la operación de rescate al capitán de la marina mercante y piloto de submarinos turísticos Antonio José Poleo, desde Tenerife, opina en términos parecidos: "¡Es tan complicado! El índice de probabilidades de que los encuentren es bajísimo y más aún de que los saquen. La clave está en encontrarlos".

La Guardia Costera de EE UU, que lidera el operativo de búsqueda, explicó el miércoles por la tarde que el área de mar donde se les busca es dos veces el tamaño de Connecticut, es decir 26.000 kilómetros cuadrados. 

Polo, que ha recibido formación en rescate subacuático de la Armada y es autor de un manual en la materia para oposiciones de bomberos, recuerda que "el mar donde se perdió el Titán (a 600 km de Terranova) no es esa balsa que vemos desde la playa en España. Las rachas de viento y las olas ponen muy difícil la localización de un objeto tan pequeño. Otra cosa es que marque su posición y ocurra el milagro de que lo encuentren".  

El capitán de la marina mercante, Poleo, explica que Titán –donde viajan cinco personas: un millonario paquistaní y su hijo, un empresario británico, un explorador y el dueño de Oceangate– no es un submarino autónomo, sino un sumergible que depende de un barco nodriza con el que se comunica mediante sonidos acústicos (sonar). Para Poleo, es fundamental la profundidad a la que se encuentre.

Se han escuchado sonidos rítmicos submarinos, pero los hay de muchos tipos. Si logran localizarlos, entonces habrá que rezar para que no estén en el fondo, en los 3.800 metros a los que bajaban para ver el Titanic. No hay tecnología para sacarlos de ahí. Otra cosa es que estuviera en medias aguas, a 400-500 metros, ahí sería ideal, ahí si hay equipamientos de rescate". 

La comunicación con el Titán se perdió cuando llevaba descendiendo una hora y 45 minutos. 

Poleo dice que nodriza y sumergible conectaban por sonar cada 15 minutos. Según sus cálculos, bajando a 32 metros por minuto, el Titan pudo haber alcanzado casi su destino, los restos del Titanic (a 3.800 metros de profundidad), porque en anteriores expediciones había tardado en llegar dos horas.

Uno de los miedos es que se haya quedado encallado en el fango. Y desliza que los protocolos de seguridad de esta empresa, OceanGate, no cumplían con los estándares que se exigen en España a submarinos turísticos como el que el pilotaba, que además solo desciende a 20 metros.

A lo largo del miércoles la Guardia Costera de EE UU informó de que todos los sonidos submarinos en la zona de búsqueda están siendo analizados por si son del Titan. 

Todas las esperanzas están puestas en que llegue a tiempo Victor 6000, un vehículo submarino no tripulado de reconocimiento, un ROV (remotely operated vehicle), que lleva a la zona de búsqueda un buque francés. Este ROV "es lo más avanzado que hay, podría filmar, reconocer y ver en qué estado se encuentra. Uno de sus brazos podría golpearlo para moverlo".

Víctor 6000 puede alcanzar los 6.000 metros de profundidad.

De hecho, la Aramada española lo más avanzado que tiene a día de hoy en vehículos submarinos no tripulados de reconocimiento (ROV) dotados de cámaras de video y sonar, además de brazo articulado, alcanzan máximo los 600 metros de profundidad.  

En cualquier caso, estén donde estén, el piloto de submarinos Poleo opina que todo lo que habrá dentro del sumergible (un habitáculo de 7 metros de largo y 2,5 de ancho), en el caso en que siga entero, es silencio y oscuridad total.

"No se verán ni la cara unos a otros". Si el problema es eléctrico, que es lo que piensa, "no habrá iluminación ni tampoco calefacción. Dentro debe de hacer un frío tremendo, cero grados. Si están vivos, tendrán solo calor humano y estarán sudando, porque les va faltando el oxigeno, aunque haya filtros de CO2 que reciclen el aire para que sea respirable. Eso sí, ya no habrá nada que puedan respirar dentro de unas horas, este jueves", asegura Poleo.

 

 

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