La caída de Evergrande sigue provocando complicaciones en China.
Laura García

Laura García

Analista Financiera

Economía y Finanzas > Por Laura García

Inversores offshore de Evergrande cobrarán algo en años si tienen suerte

La caída de la que fue la mayor empresa de real estate de China dejó en la ruina a muchos inversores que compraron vía Hong Kong. Ahora surge una batalla en la familia del dueño a un mes de la liquidación.
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13 de marzo de 2024 a las 12:05

Este año la crisis pudo incluso con la vitalidad colorida y sonriente de Hong Kong en su larga festividad por el Año Nuevo chino. En el Templo Che Kung, durante una ceremonia tradicional, el segundo día del año se arrojan los palitos de la fortuna que susurran su profecía.

El líder del clan de trabajadores rurales interpreta. Hong Kong, advierte en una nube de incienso que invoca a los antepasados, está “atrapada en el bosque. La primavera vendrá pero el gobierno no puede perder tiempo y recursos”. Ya no falta nadie que le pida a China que actúe pronto.   

También en Hong Kong está el tribunal de Linda Chan. La jueza que le dijo basta a los ejecutivos de Evergrande y ordenó la liquidación de la compañía que se había convertido en el gran símbolo de la burbuja inmobiliaria. 

Evergrande, alguna vez el mayor desarrollador de real estate y hoy el más endeudado del mundo (u$s 498.000 millones), llevaba 18 meses dando vueltas sin una propuesta de reestructuración tras el default de u$s 330.000 millones del 2021. 

Desde entonces, según JPMorgan, más de 50 desarrolladores inmobiliarios chinos no pudieron cumplir sus compromisos por unos u$s 100.000 millones. Según la agencia Reuters, desde el 2021 las empresas que concentraron el 40% de las ventas en China entraron en default. 

 

La prioridad, unidades pre-vendidas sin terminar 

 

Evergrande tiene 1.200 proyectos en distintas etapas. La prioridad es entregar 1,6 millones de unidades pre-vendidas, lo que hará todavía más difícil que los acreedores offshore (esto es, fuera de la China continental) reciban algo, aclaran en el Citi. 

La orden de liquidación, para peor de males, dio un último fustigazo a bonos y acciones de la empresa, con lo cual el valor de los activos recuperables se redujo aún más. 

Los acreedores offshore probablemente van a tener que esperar años incluso por un pago mínimo”, dice claramente sin intención de infundir falsas expectativas Chang Li, especialista de S&P.

Aún así, empiezan a verse algunos casos. Quizás como mera estrategia de amedrentación, para forzar una reestructuración rápida antes que cargar con el “estigma Evergrande”. 

El ejemplo más reciente es el de Redsun Properties, que desde 2022 dejó de pagar bonos en el exterior.

Ahora Bank of New York Mellon (su sucursal londinense) busca sacarlo del negocio. Curiosamente, el caso fue a dar al mismo tribunal de Hong Kong que Evergrande. El de Lisa Chan. Y por supuesto, el de Country Garden.

 

Difícil que los extranjeros vean un centavo

 

 “Evergrande muestra a los inversores extranjeros lo riesgoso que es invertir en empresas chinas desde Hong Kong. Ya resultaba claro antes pero con la liquidación que no permite tener acceso a los activos, ahora es más que evidente”, explican los expertos.

La dificultad para los acreedores externos se debe a que la orden fue dictada por un tribunal en Hong Kong.

En 2021, la isla selló un acuerdo con China continental para el reconocimiento mutuo de estos casos. Pero la decisión del tribunal -un hito por tratarse del mayor default corporativo de la historia china- podría no ejecutarse.

El grueso de los activos de Evergrande se encuentra en ciudades no contempladas por el pacto: Shanghai, Xiamen y Shenzhen. Esto es, fuera de la competencia de la corte de Hong Kong. 

Además, los tribunales chinos pueden ejercer su derecho discrecional a negarse a los requerimientos de los liquidadores. De los cinco precedentes, hasta ahora en un solo caso la solicitud prosperó. 

Incluso si todo fuera bien, hay un pequeño inconveniente: los acreedores offshore tienen un rango menor a la hora del repago, lo que significa que sólo cobrarán una vez que lo hayan hecho los inversores del continente chino. 

Glen Ho es un experto de Deloitte: “No hay activos de calidad para pagar en su totalidad ni a los acreedores del continente”, explica. “No pueden convertirse en cash y sus valuaciones disminuyeron mucho”, acota. 

 

La estrategia del Gobierno chino, “demolición controlada”

 

Parece que nadie quiere tocar Evergrande. La empresa intentó subastar facturas de una subsidiaria en Shangai (posee más de 140). Hizo tres intentos tres semanas seguidas. Ni una oferta. 

La liquidación de Evergrande deja también su moraleja para sus pares. El final del desarrollador inmobiliario puede hacer que sientan la presión y ayudar a acortar los tiempos en las negociaciones. 

Evergrande no recibió ningún tipo de ayuda. Las autoridades dejaron que colapsara en cámara lenta. Aplicaron lo que los analistas llaman “demolición controlada”. Una estrategia que administraba este desplome sin que interfiriera con la recuperación post-pandémica. 

A su vez, algunas cosas extrañas ocurrieron. Varios líderes clave de la compañía simplemente desaparecieron. El CEO y fundador multimillonario de Evergrande, Xu Jiayin, fue detenido en septiembre sospechado de “crímenes ilegales” y no se volvió a hablar de él. 

 

Prisión para el fundador y raras demandas familiares

 

Ahora el ex-magnate vuelve a ser noticia porque su ex-esposa acaba de demandar en una corte de Hong Kong a su segundo hijo -encarcelado también junto a otros ejecutivos a su cargo- por una deuda de u$s 128 millones. 

Aunque la cifra es insignificante en relación a la deuda y los activos de la empresa, debe ser liquidada en un mes. 

Algunos creen que puede tratarse de una maniobra legal orquestada por la familia para evitar que se confisquen al menos algunos activos al ser transferidos. Pero otros piensan que es simplemente lo que parece. Que en las malas, alguien está tratando de quedarse con lo que puede. 

Xu Jiayin pasó de ser el tercer hombre más rico en China en 2019 al puesto 268 este año. 

Con Evergrande cayó una leyenda. El reparto del gigante ahuyentará a inversores que compraron bonos en Hong Kong -cuestionado en su credibilidad como centro financiero- ante las deficiencias de un sistema que no los protege.

 

 

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