Marcelo Umpiérrez

Los Jóvenes y la Pandemia

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19 de noviembre de 2020 a las 05:04

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Por Mercedes Van Rompaey

Ser joven en un país como Uruguay siempre ha sido un inconveniente. Nunca se tienen las credenciales ni la experiencia suficiente; siempre se está bajo sospecha y no se cuenta con la mínima confianza y respeto necesario de parte de padres, familia, empleadores, políticos y conciudadanos mayores, para desarrollarse sanamente en todo su potencial, con seguridad y auto estima. De eso, sin entender en qué momento sucede, se pasa a ser cuarentón y convertirse en demasiado mayor para todo, ni qué decir, para que te den un empleo. Nunca hay un momento en que se tenga la edad ideal. Así las cosas, salvo honrosas excepciones, que son justamente, las que confirman la regla.

Me declaro abiertamente fan de los jóvenes. Lejos de ser una “manada de desquiciados”, creo que cambiarán al mundo para hacerlo un lugar mejor. Vienen bien equipados para ello, basta mirar los estudios sobre sus perfiles generacionales.

Después de tantos meses de restricción y reclusión, en donde jóvenes y mayores tuvieron un comportamiento extraordinario, se requiere, por los vaivenes propios de la epidemia, de un segundo esfuerzo que obviamente se hace cuesta arriba muy especialmente para los jóvenes que, además, están siendo el blanco de acusaciones, críticas, agravios y hasta insultos innecesarios que no hacen otra cosa que corroborar lo que se ha dicho.

En primer lugar, la situación epidemiológica es totalmente diferente a unos meses atrás. Mientras en un principio se pidió no salir de casa y se cerró todo, actualmente ya no se trata de no salir de casa sino de hacer una vida lo más normal posible, pero cumpliendo rigurosamente con tres cosas que hoy se saben eficaces : 1) uso regular de cubre-bocas, 2) lavado de manos frecuente y 3) distanciamiento de por lo menos 2 metros entre cada persona. Son situaciones bien distintas y parece no estar claro para la opinión pública, especialmente para la “policía sanitaria” de redes sociales que despotrica sin filtro contra cada joven que circula o simplemente trata de vivir.

En segundo lugar, la comunicación de parte de las autoridades del gobierno, que fue excepcionalmente clara, coordinada y consistente en la primera fase de la pandemia, no lo está siendo tanto en esta etapa. Es en cierta forma comprensible por el desarrollo de la línea de acontecimientos en el tiempo, pero no por eso menos inconveniente.

En tercer lugar, como sucede en las familias, hay dos formas de apelar a una cierta conducta por parte de un joven: la imposición por medio de la autoridad y si es necesario, la represión o el castigo – lo haces porque lo digo yo – o por medio de la razón y la emoción, haciéndolos parte de la decisión, valorando el alcance de su aporte con cariño y respeto. Este último es el único camino efectivo, y debería ser el camino a seguir para conseguir que se sumen a la “causa” en esta etapa. No se debe olvidar que, si para los mayores ha sido muy difícil estos meses de confinamiento, para los jóvenes seguramente lo ha sido mucho más, precisamente por el hecho de serlo. Cuando a los jóvenes se les invita a participar de una causa, y la hacen propia, sintiéndose valorados, respetados y apreciados como jóvenes, los resultados pueden sorprender a más de uno de aquellos que siguen pensando que porque ellos son mayores lo saben todo y los jóvenes son una “manga de gurises” irresponsables, egoístas e inconscientes. Paradójicamente también fueron unos “gurises” quienes lograron descifrar el genoma del virus del covid-19, los que lograron desarrollar y poner a punto los tests de PCR que permitieron ejecutar la exitosa estrategia de control de la pandemia, los que están logrando aportes increíbles en todas las áreas de desarrollo, no solamente en Ciencia y Tecnología. ¡Por favor, un poco de respeto!

Es evidente que es momento de que el gobierno retome una nueva estrategia de comunicación para esta etapa de la pandemia. Es conveniente que los mayores dejen de atacar a los jóvenes en la forma que lo están haciendo. Es evidente también, que sería muy bueno lanzar una nueva campaña para los jóvenes teniendo un “Big Idea” con base en los “insights” que se describen anteriormente; que desde luego sea totalmente alejado de recursos como infundir miedo, culpa o subestimar, sino que apele a la inspiración, a unirse a la causa, transmitiendo confianza y sentido de lo importantes que son como jóvenes. Estarían haciendo historia. Por último y no menos importante, demostrándoles toda la empatía de la que hoy carecen.

I’ll tell you what: Si se intenta este camino, creo que los jóvenes nos dejarán con la boca bien cerrada. Si se sigue por el actual, será cada vez peor, y los entiendo. 

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