Los masones uruguayos: cada vez más jóvenes y de distintas profesiones

La Gran Logia de la Masonería del Uruguay triplicó sus ingresos en los últimos quince años; las masonas mujeres también aumentaron

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14 de diciembre de 2020 a las 11:49

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La masonería uruguaya no paró de crecer en los últimos años y ensanchó sus filas de "hermanos", como se suele llamar a aquellos que integran la logia, según relata el último libro del escritor y político Fernando Amado. 

El promedio de edad de los integrantes de la masonería uruguaya disminuyó en los últimos años, producto de los nuevos ingresos, mientras que comenzaron a ingresar a la masonería personas de las más diversas profesiones. 

Así lo relata el libro La masonería uruguaya: por qué (casi) todas las puertas conducen a esta logia, publicado por la editorial Sudamericana. Según los datos contenidos en el libro, algunos de ellos divulgados por el semanario Búsqueda el pasado 3 de diciembre, la Gran Logia de la Masonería del Uruguay triplicó sus miembros en los últimos 15 años, pasando de tener poco más de 3.100 integrantes a cerca de 8.500 en 2020. 

Gran parte de ese crecimiento se dio gracias al interior del país, donde aumentó la cantidad de logias e incluso se crearon grupos en zonas donde no existían. 

Producto de ese crecimiento es que bajó el promedio de edad. Según detalla Amado (exdiputado colorado y actual director de Turismo de la Intendencia de Montevideo), el promedio general de los integrantes de la masonería es de 55 años. 

Leonardo Carreño

Tal como detalla el informe interno al que accedió Amado, el 65% de los integrantes son menores de 60 años y casi 40% tienen menos de 50 años. Los mayores de 60 años, en tanto, representan casi 35% del total. 

"Los desvelos institucionales de la Gran Logia de la Masonería del Uruguay por lograr un proceso de renovación genera cional, producto de una realidad institucional de estructura totalmente envejecida, se viene cumpliendo con éxito", asegura Amado en el libro, el tercero que escribe sobre el tema. Previamente publicó En penumbras. La masonería uruguaya 1973-2008 (Fin de Siglo, 2008) y La masonería uruguaya. El fin de la discreción (Sudamericana, 2011). 

Si bien hubo un momento en el que los profesionales que más ingresaban a la masonería eran los médicos, militares y empleados públicos, en las solicitudes de ingreso de los últimos años esas áreas empezaron a diversificarse. 

"El boom del 2005 hizo entrar a gente de distintos perfiles que ahora ya son maestros (el tercer grado de la masonería) y están invitando, con naturalidad, a sus colegas", explicó Amado a El Observador

Ese "boom" al que hace referencia al autor tiene que ver con la flexibilización que se dio en los ingresos (algo que luego se ajustó), así como un despertar del interés por la masonería producto de la globalización (libros y publicaciones que hablaban del tema) y el hecho de que Uruguay volviera a tener un presidente masón después de 50 años, de la mano del recientemente fallecido Tabaré Vázquez. 

"Lo que cambió fue que el gran interés por la masonería hizo que mucha gente quisiera entrar y ahí se le despertó el bicho de ingresar a gente de distintos palos", agregó el autor. 

Otro aspecto novedoso que resalta Amado tiene que ver con la apertura institucional que empezó a promover la Gran Logia de la Masonería del Uruguay, de la mano de su gran maestro, José Garchitorena. "La masonería se propuso controlar la información que salía sobre la logia", afirmó Amado, quien empezó a escribir su tercer libro sobre el tema luego de que Garchitorena diera su primera entrevista como gran maestro en la revista Voces, en febrero de 2018. 

Amado, que aclara que no es masón, dijo que la masonería trabaja sobre cuestiones como el "egoísmo, la avaricia, las bondades y defectos humanos". "A la institución le importa que los valores que predica se trabajen en clave de igualdad, fraternidad, republicanismo, antidogmatismo y laicismo", señaló Amado y agregó que eso se hace "con los masones metidos en distintos lugares de la sociedad". 

Mujeres masonas 

Amado también dedica un capítulo a la Gran Logia Femenina del Uruguay, que también multiplicó sus adherentes en los últimos años. Mientras que en 2008 había cerca de 170 integrantes, en 2020 esa cifra aumentó y actualmente hay unas 740 mujeres masonas en todo el país. En total hay 19 logias en todo el país: once en la capital y ocho en el interior, según los datos aportados en el libro. 

¿Quiénes integran la Gran Logia Femenina? Entre las figuras más relevantes mencionadas por Amado se encuentra la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, la exdiputada (hoy integrante del Frente Amplio) Glenda Roldán, la senadora nacionalista Gloria Rodríguez, la exdirectora del Teatro Solís, Daniela Bouret, así como la actriz y cantante Carmen Morán. 

Políticos masones 

En otro pasaje del libro Amado hace referencia a los políticos que actualmente ejercen cargos a nivel ejecutivo y legislativo y que también son masones. De esta manera, señala que en la Cámara de Senadores hay cinco masones: Argimón, Rodríguez, el colorado Tabaré Viera, así como los nacionalistas Sergio Botana y Amín Niffouri. 

Los diputados masones, según el libro, son en su mayoría colorados. En ese grupo está el exintendente de Rivera Marne Osorio, así como los legisladores Ope Pasquet y Felipe Schipani. 

A nivel del Poder Ejecutivo, Amado menciona la presencia de los masones Walter Verri (subsecretario de Industria) y Tabaré Hackenbruch (subsecretario de Vivienda). 

El ingreso

El ingreso a la masonería normalmente se da por invitación de un maestro, es decir, aquella persona que tiene un grado tal que pasó por la etapa de aprendiz y compañero masón, las dos iniciales. 

Para ingresar a la Gran Logia de la Masonería del Uruguay es necesario tener 21 años o 18 años, esto último en caso de ser hijo de un masón. Las reglas marcan que esa persona debe ser "libre y de buenas costumbres", es decir, ser capaz de "actuar según su leal saber y entender", según relata el libro. Asimismo, se busca que el aspirante goce de una buena reputación y tenga una conducta moralmente aceptable en su vida cotidiana. 

"Adicionalmente, la persona debe ser capaz de afrontar económicamente el pago de una cuota (para estar al día con el “cofre”, según la jerga masónica)", sostiene Amado en el libro. 

Ese aporte, según detalla el autor, está valuado en una cifra que oscila entre $1.000 y $2.000 para las logias de Montevideo, mientras que para las del interior es de algo más de $500. 

No obstante, hay otros aportes que se deben hacer según la etapa en la que está la persona. De esta manera, para ingresar es necesario pagar una cifra de iniciación de unos $3.500, así como para ascender de aprendiz a compañero ($4.000) y para pasar de compañero a maestro ($5.000). 

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