Casi que no hay invierno sin un buen resfriado. Por más morbosa que suene la frase, la estación más fría del año provoca que personas medianamente sanas el resto del año caigan en cama producto de una gripe.
Pero, ¿es así en todos los casos? ¿Cualquier persona tiene la misma posibilidad de resfriarse o hay segmentos de la población predispuestos a enfermarse más y otros no?
La respuesta a estas interrogantes la dio un estudio publicado por la revista
Psychosomatic Journal de Estados Unidos, titulado Parentesco y resistencia a la gripe común, citado por la revista
The Atlantic.
Los más resistentes
Este estudio partió de la premisa de averiguar si los adultos sin hijos estaban más o menos predispuestos a contagiarse de gripe que los adultos que fueran padres.
La metodología que utilizaron los investigadores liderados por la científica Rodlescia Sneed de la Universidad Carnegie Mellon fue suminstrarle gotas nasales que contenían uno de los cuatro tipos de gripe común a 795 adultos saludables, con edades de entre 18 y 55 años.
Los científicos conocían el estatus parental de cada individuo y monitorearon el desarrollo de cada gripe por un lapso de seis días.
En su análisis, los investigadores controlaron, entre otros factores, la inmunidad al virus experimental, la estacionalidad, edad, sexo, raza, etnia, estatus marital y laboral, masa corporal y educación.
Los resultados mostraron que muchos menos padres se resfriaron comparados con los que no tenía hijos. Padres con uno o dos hijos presentaron un 48% menos de probabilidades de enfermarse, mientras que en aquellos con tres o más hijos la probabilidad ascendía a 61%.
La conclusión salta a la vista y parece clara: los padres están más preparados a resistir los virus de gripe común que los adultos sin hijos.