Losers: los mejores perdedores de la historia del deporte en una serie imperdible

La serie documental explora ocho historias de fracasos deportivos que, sin embargo, se convirtieron en algo más

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05 de abril de 2019 a las 05:01

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Siempre duele. En el pecho, atrás de la espalda y en los riñones. Supura con molestia y se siente en la punta del codo, en la rótula izquierda, en las manos que mantienen la cabeza escondida de la vergüenza, que quieren darse por vencidas y dejarla caer. Es un golpe, y ese golpe es hondo; perder es una espina que se clava profunda, que nunca termina de extraerse y que siempre está al borde de la infección. Se aferra, se vuelve parte del perdedor y después es casi imposible sacarse el estigma. Perder es horrible. Más aún si la preparación tomó semanas, meses, años. Hay que saber cómo acusar el golpe y aprender a levantarse, pero es más fácil decirlo que hacerlo. La mayoría de las veces, simplemente no se puede: la frustración es demasiado pesada. Y en esta sociedad que demanda ganar y ganar y ganar, ¿para qué molestarse? Seamos perdedores eternos y vivamos con ello. 

Sin embargo, siempre hay un pero. Y en este caso es que a veces perder no es tan malo. Incluso puede ser muy bueno. Se supone que la historia la escriben los que ganan, pero hay varios perdedores que también pusieron su firma en ella y dejaron, incluso, una huella más grande que los que levantaron el trofeo, los que se llevaron la medalla o  los que recibieron los aplausos y los vítores. Hay perdedores que saben lo que es ganar. Hay perdedores que son ganadores. Y de eso va Losers, la serie documental que recientemente estrenó Netflix en su plataforma: de hombres y mujeres que, en medio del fracaso deportivo, encontraron el éxito.

En el fondo del tarro

Los fracasos deportivos son exponencialmente más numerosos que las victorias. Pongámosle que de 100 personas que pierden, solo una gana. Y dentro de ese grupo abultado de atletas frustrados están los ocho que componen este especial estrenado por el servicio de streaming hace pocas semanas: un boxeador, un equipo de la cuarta división inglesa, una patinadora en hielo, un jugador de curling, un corredor, una esquiadora, un basquetbolista y un golfista. Todos perdieron. Pero a todos les fue mejor porque perdieron.

Para contar estos ocho “pozos” deportivos, Losers toma tres caminos simultáneos: el testimonio de los involucrados, las imágenes de archivo y unas animaciones creadas especialmente para la producción. El resultado es una realización que fluctúa entre las historias –es una por episodio– con el tacto y la gracia necesaria para que el trayecto se haga especialmente disfrutable. Para resumir esta docuserie en una palabra, se podría echar mano al inglés y decir que es heartwarming, que en español es algo así como edificante, aunque es muchísimo más atinada su traducción literal: estas historias te calientan y reconfortan el corazón.

Así, quien abre el camino es el boxeador estadounidense Michael Bentt, un tipo al que un padre abusivo obligó a seguir el deporte que a él le gustaba desde niño –algo que pasa, y mucho, en todas partes–, que ganó mucho, perdió poco, pero que un día uno de los pocos knockout que recibió lo mandó a un coma con daño cerebral incluido. Cuando despertó, tuvo que retirarse del boxeo, y sin saber qué hacer de su vida, se trasladó a Hollywood, en donde comenzó una exitosa carrera como entrenador de boxeo para actores, y donde también apareció en una o dos películas. En resumen: perdió, pero ganó. Y se hizo amigo de Mickey Rourke. 

El pico de la serie llega enseguida, con la historia del Torquay United, un equipo de la cuarta división inglesa que durante toda su historia estuvo al borde del descenso máximo y de la desaparición, pero nunca tan cerca como en 1987. Los jugadores, hinchas y dirigentes de la época se encargan de reconstruir aquel año y el  insólito partido final en el que se salvaron de milagro en los últimos minutos. El episodio incluye una hinchada furiosa y desbocada, un perro policía que muerde a un jugador, y una fiesta masiva y pueblerina que duró días y que dejó a al menos un integrante del plantel con un divorcio en puerta. 

Y así, la serie continúa. Aparece la historia de la patinadora olímpica francesa Surya Bonaly, a quienes los jueces perjudicaron en varios campeonatos por el color de su piel; luego se convierte en una referencia para niñas negras que quieren encontrar su lugar en un deporte de blancos. También un maravilloso capítulo sobre el curling y dos equipos canadienses que se disputaron un dramático campeonato a fines de 1980, seguido por una historia de supervivencia en el desierto del Sahara a cargo del atleta italiano Mauro Prosperi. El corredor europeo estuvo nueve días perdido mientras corría el maratón Des Sabres, una de las carreras más exigentes del mundo; para sobrevivir, comió murciélagos, se tomó su propia orina e incluso intentó suicidarse, pero se salvó y repitió la experiencia seis veces más.

Y después de eso, más fracasos con suerte. Una esquiadora que persigue un título esquivo hasta que se topa con una experiencia desgarradora que la cambia para bien, un basquetbolista con una pésima actitud que logra salir adelante, y en el final, un colofón digno a las derrotas que llevamos repasando: un golfista francés que llega a la final más importante del mundo –el abierto británico–, que está a punto de ganarla para su país después de casi 100 años, y que insólitamente erra todo los tiros finales. Pero así como pasa con el resto, él también termina encontrando la redención al convertirse en una inspiración para los demás: su derrota inspira a miles de niños en Francia a seguir el deporte que él ama. Así, el golfista Jean Van De Velde, cierra su historia y la serie: “Eso fue lo más importante. Ganar, no tanto. ¿Alguien se acuerda de quién se llevó el torneo en 1907? Seguro que no”.

Fácil de digerir, amable en su narrativa y duración –sus episodios apenas pasan la media hora, o incluso menos– es uno de los contenidos recientes presentados por Netflix más recomendables del momento. Con sus ocho historias encadenadas por el fracaso deportivo y el éxito personal, Losers es un recordatorio de que perder no es el fin del mundo. A veces es el comienzo. 

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