Lealtad, patriotismo, unidad. Esas fueron algunas de las palabras que más resaltaron en el discurso de Mauricio Macri, que a mediodía habló ante el Congreso. Ese llamado es especialmente vigente este jueves, en que los congresistas alineados al kirchnerismo no se presentaron en la sesión de investidura del nuevo mandatario.
Su discurso duró cerca de media hora y el mensaje principal fue el encuentro. "En el Siglo XXI las cosas salen bien en equipo", "queremos el aporte de todos", por ejemplo.
Había silencio absoluto en la sala, donde estaban presentes otras figuras del macrismo (como por ejemplo los gobernadores Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal) y de la nueva oposición, como Daniel Scioli, que compitió con él para la Presidencia y que también este jueves se despidió de la Provincia de Buenos Aires.
"Juro por Dios nuestro señor y ante estos Santos Evangelios, desempeñar con lealtad y honestidad el cargo de presidente de la Nación", dijo Macri ante Federico Pinedo, presidente provisional del Senado y a cargo del Poder Ejecutivo hasta este juramento.
También estaba Sergio Massa, del Frente Renovador y seguramente un hombre clave en los próximos días, en que se decidirán las alianzas y estrategias comunes.
Macri aseguró que su gestión tendrá tres objetivos principales: derrotar la pobreza, derrotar al narcotráfico y unir a los argentinos. El mayor aplauso surgió queando adelantó que será implacable con la corrupción.
Definió metas sociales concretas e hizo un apartado sobre la promoción de una Justicia independiente, otro de los aspectos más criticados al kirchnerismo. "No habrá jueces macristas", prometió. Igualmente, aseguró que hará todo lo posible contra el narcotráfico.
Más allá de estas puntualizaciones, el tono de esperanza fue más que general. Reconoció que el país no está dividido, sino que sus representantes piensan distinto y que igual se puede trabajar juntos.
Y fue así que invitó a todos a aprender "el arte del acuerdo", algo a lo que se comprometió a promover.
Escoltado por una guardia de honor de 300 granaderos a caballo, Macri llegó a la sede del Congreso junto a su esposa Juliana Awada en un vehículo cerrado. En su recorrido, fue seguido por cientos de simpatizantes.
"Hemos esperado tanto tiempo. Desde el 83 vimos muchas cosas. Estoy esperanzada que las cosas se puedan hacer bien", dijo Susana Antonietti, una mujer de 60 años que esperaba en las afueras del Congreso mientras hacia referencia al año que Argentina recuperó la democracia.
Una decena de jefes de estado, entre ellos la brasileña Dilma Rousseff que aterrizó en Buenos Aires mientras Macri juraba, participan de una jornada protocolar junto a la chilena Michelle Bachelet, el ecuatoriano Rafael Correa, el rey emérito de España Juan Carlos y el boliviano Evo Morales, con quien jugó un partido de fútbol el miércoles.
Tras prometer manejar las decisiones con sinceridad, Macri apuntó que "los desafíos son enormes y que los problemas no los vamos a poder resolver de un día para el otro".
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