Miles de ciudadanos salieron a las calles el sábado y domingo en Tel Aviv por décimo tercera semana consecutiva, para protestar contra el proyecto del gobierno de reformar la justicia, pese a la "pausa" en el proceso legislativo decidida por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, según consigna un despacho de la agencia de noticias AFP.
Desde el anuncio del cambio legislativo recién comenzado enero, decenas de miles de ciudadanos se manifestaron para denunciar que el proyecto de ley significa una alteración de orden constitucional.
Esta reforma daría al Parlamento israelí, la Knesset, y en consecuencia a la coalición de gobierno, un control sobre el Poder Judicial que lo privaría de la independencia que tiene. El articulado establece cómo se seleccionan los jueces e incluso sobre qué leyes puede pronunciarse el Tribunal Supremo.
A su vez, la reforma otorga al Parlamento el poder de anular las decisiones del Tribunal Supremo. Las organizaciones que se manifiestan en contra afirman que se trata de la mayor remodelación del Poder Judicial israelí desde su fundación en 1948.
El primer ministro Benjamin Netanyahu anunció el pasado 27 de marzo que su gobierno pidió al bloque parlamentario que lo apoya que haga una "pausa" para dar una "oportunidad al diálogo".
Esa decisión se dio luego de que durante la jornada se intensificaran las protestas y se llevara a cabo una huelga general. Ese mismo 27 de marzo, las tensiones en el seno de la mayoría parlamentaria de la coalición gobernante llevaron a que el ministro de Defensa Yoav Galant presentara la renuncia tras sugerir una detención temporal de la reforma. Algo que Netanyahu hizo finalmente, aunque no conformó a la oposición.
El 28 de marzo tuvo lugar una reunión entre representantes de la mayoría y de dos de los principales partidos de oposición, pero desde entonces muchos analistas ven con escepticismo las posibilidades de llegar a un acuerdo.
El gobierno defiende que la reforma servirá para reequilibrar poderes al reducir las atribuciones del Tribunal Supremo, al que el Ejecutivo considera “politizado”.
Las protestas se extendieron también a otra propuesta del gobierno. Se trata del rechazo a la creación de una Guardia Nacional, que para los opositores se trata de una milicia que tendría el control del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, quien propuso crear esa unidad armada para “restaurar la gobernabilidad”.
Quienes protestan contra la reforma judicial consideran que esa propuesta de Ben Gvir, líder del partido Otzma Yehudit (Poder Judío), es para tener el control de las protestas e incluso reprimirlas. El ministro de Seguridad Nacional ya se reunió con el jefe de la Policía israelí, Kobi Shabtai, para acelerar la creación de una esa guardia nacional.
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