Manini Ríos, el general con las botas de precandidato
El exjefe del Ejército dijo que no se puede permitir que haya “desocupados uruguayos para darle mano de obra a los de afuera”
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23 de abril de 2019 a las 05:03
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Una mujer entró apresurada a la Sociedad Criolla La Estancia de San Ramón, tomó una silla de plástico del lote y se sentó al lado de otra vecina. Murmuró “este es mi candidato” y sacó el celular para tomar una foto. Un poco más lejos, algunos minutos antes, una pareja había destacado la “solidez” de las palabras que estaban escuchando. Decían que se necesitaba una persona con mano firme para “enderezar” el rumbo.
Adelante, frente a más de un centenar de personas, principalmente jubilados y militares retirados, Guido Manini Ríos decía que la aplicación del nuevo Código del Proceso Penal era un “desastre” y que había que “cambiarlo por otro” que permitiera a la Justicia actuar de “forma efectiva”.
Desde que anunció su precandidatura presidencial a principios de abril, pocos días después ser cesado como jefe del Ejército, este militar de familia con larga trayectoria política comenzó a recorrer el país con un discurso opositor con énfasis en la “autoridad” y “seguridad”, dos temas que –según él– son planteados de forma repetida por quienes van a escucharlo.
“No vamos a dejarnos pasar por arriba por nadie”, dijo este lunes en San Ramón en un discurso de aproximadamente una hora en el que expuso las principales propuestas de Cabildo Abierto, el partido que fue creado para su candidatura, y respondió a las inquietudes de los vecinos.
Propuso enviar al Parlamento una ley de “urgente consideración” y planteó crear una cárcel de “alta seguridad” que fuera manejada por “militares” en la que estarían los “pesados”, lo que le valió el reconocimiento de su auditorio.
Sentada en las primeras filas, una mujer de unos sesenta años le dijo que le tenía “fe” por su formación como militar para recuperar a los “adictos a las drogas” y él le contestó que había una “degradación” muy grande y que llevaría “años” recuperar la “cultura del trabajo, que se ha perdido”. Luego otra –que venía de familia militar– acotó que había demasiados beneficios para quienes “no trabajaban” y un vecino expresó su preocupación por los inmigrantes ya que la “mayoría” estaban ocupando los lugares de los “uruguayos”.
“No somos contrarios a que haya inmigrantes, pero aquí hay algo que es una injusticia. Le estamos dando beneficios a los inmigrantes que muchas veces no tienen los uruguayos. O porque están en negro o por alguna otra razón. Hay que darle prioridad al trabajador uruguayo. No se puede permitir que haya desocupados uruguayos para darle mano de obra a los de afuera”, respondió Manini Ríos, que algunas horas después estaría en Santa Rosa, el pueblo en el que se ha instalado una colonia de cubanos.
Algunos minutos después, ante otra pregunta, diría que el futuro del Uruguay se parece “un poco a esas regiones de África” en que las tribus “están todas enfrentadas” y que si llegaba a ser presidente “de inmediato” ordenaría revisar todas las asistencias que entrega el Ministerio de Desarrollo Social para determinar cuáles respondían “a una real emergencia”.
El militar aprovechó la pregunta de Cristian –un hombre oriundo de Canelones que había recorrido varios kilómetros para escucharlo– para decir que cuando finalice el gobierno el Uruguay “estará fundido” y que la gestión dentro del Estado era “desastrosa”.
En el partido evalúan como "muy buenas" las primeras semanas de campaña, y tras la encuesta de Radar que señaló un 5% de intención de voto del electorado, se ilusionan con una buena votación ya en las internas donde no tendrán competencia. Por eso, Manini Ríos pidió a todos que si pensaban votar a Cabildo Abierto en octubre lo hicieran en junio para "demostrar fuerza".
El salario máximo dentro del Estado
Algunos días atrás, en Rivera, había desarrollado otra de sus propuestas: la de establecer un salario máximo dentro del Estado. “No se va a poder pagar ningún sueldo de más de doce veces el salario mínimo nacional”, dijo y señaló que pretendía reformar la Constitución para que los “intendentes se ajusten”.
“Se nos va a decir que los mejores van a emigrar para la actividad privada, que no será tentador, pero la respuesta nuestra es clara: los mejores nos han fundido el Estado, han gestionado pésimamente el Estado. Que vengan los peores pero que tengan amor a la camiseta”, dijo aunque luego enfatizó que quizás debían ser “los no tan mejores pero con amor a la camiseta”.
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