Camilo dos Santos

Manini Ríos, el paracaidista

Tiempo de lectura: -'

16 de octubre de 2019 a las 05:03

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

A esta altura está muy claro que Guido Manini Ríos está llamado a ser la gran sorpresa de este ciclo electoral. Su aterrizaje en la política fue tan inesperado como exitoso. Chocó con el Poder Ejecutivo durante el año 2018 por la reforma del Servicio de Retiros y Pensiones de las Fuerzas Armadas. Fue destituido del cargo de Comandante en Jefe del Ejército por acusar al Poder Judicial de apartarse “de los más elementales principios del Derecho” a la hora de juzgar militares por violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura. De inmediato, saltó a la competencia política a través de Cabildo Abierto, el partido que lo estaba esperando. No tengo cómo saber si esta secuencia de hechos fue cuidadosamente planificada, es decir, si buscó ser destituido como plataforma de lanzamiento de su candidatura presidencial, o si estamos frente a los caprichos de la Fortuna. En todo caso, está claro que, como en una operación militar bien pensada, el paracaídas del excomandante se abrió justo a tiempo y en el lugar indicado: en la elección primaria obtuvo la friolera de cincuenta mil votos. Por cierto, la Fortuna le sigue sonriendo: los sondeos muestran que Cabildo Abierto podría terminar tercero en la elección del 27 de octubre.

El primer argumento al que acudimos en su momento para explicar la excelente votación obtenida por el nuevo partido tenía directa relación con  las circunstancias que acabo de repasar. Desde su último cargo en el Ejército, pero también desde otros (como la dirección del Hospital Militar), Manini Ríos mostró una fuerte vocación por proteger el bienestar de los militares, especialmente de los “más frágiles”, como le gusta decir. No se precisaba mucha imaginación para concluir que una proporción importante de su votación podía provenir de la “familia militar”1.El sostenido ascenso ulterior en su intención de voto invita a considerar al menos otras dos explicaciones. El segundo argumento es que Manini Ríos crece porque sintoniza con la demanda de orden de una parte de la sociedad. En su búsqueda del “centro”, los candidatos presidenciales del Partido Nacional y del Partido Colorado descuidaron a los electores de derecha. En sintonía con esa demanda el nuevo líder promete “terminar con el relajo”: usar “todas las armas para combatir el delito” y erradicar los contenidos educativos inspirados en la “ideología de género”. El tercer argumento para explicar este fenómeno es que también en Uruguay ha crecido la desconfianza hacia la “clase política”. No hay que olvidar el dato de Latinobarómetro (2018): apenas 21% de los uruguayos confía en los partidos políticos. Mientras tanto, 62% confía en las Fuerzas Armadas. Manini, en este punto también es enfático: “somos un peligro para los corruptos”.

Es obvio que el piso de Cabildo Abierto son los cincuenta mil votos que obtuvo en la elección primaria. Es más difícil saber cuál es su techo. ¿Logrará superar al Partido Colorado como parecen anticipar algunas encuestas? Estamos, otra vez, ante el viejo pleito entre el líder y la estructura. En tanto candidato, Manini Ríos funciona muy bien. Tiene un estilo de comunicación parco pero efectivo. El uniforme militar que lució durante toda su vida, y su gesto, invariablemente severo, dicen más de él que cualquier discurso. En particular, es evidente que no precisa pronunciar ni una palabra para trasmitir autoridad. En esta elección tiene una gran oportunidad. Sin embargo, sobran ejemplos respecto a lo trabajoso que puede ser cerrar la brecha entre intención de voto y votación efectiva. El Partido Colorado, pese a estar lejos de ser el otrora, tiene más músculo desde el punto de vista organizacional que Cabildo Abierto. Además, muchos colorados tienen muy claro que para evitar que continúe la sangría de votos de derecha hacia Cabildo Abierto debe dar señales políticas muy claras en materia de seguridad. Es en ese marco que hay que inscribir el cambio de postura de Julio María Sanguinetti en torno a la reforma constitucional “Vivir sin miedo”.

La pregunta del millón sigue siendo si es o no viable reunir en una coalición de gobierno a Guido Manini Ríos con Ernesto Talvi. En estos días parece advertirse un viraje. Desde ambos lados empiezan a llegar tenues señales de entendimiento. El líder de Cabildo Abierto se mostró dispuesto a integrar una coalición en el encuentro organizado la semana pasa por ADM. Dijo: “Vamos a crear las condiciones necesarias para que todos puedan unirse bajo un mismo paraguas para cristalizar el 24 de noviembre con esa voluntad mayoritaria”. Y agregó: “No podemos defraudar con mezquindades de chacrita y perder la oportunidad de realmente terminar con estos gobiernos que nos han llevado a esta situación de crisis que estamos viviendo”. A su vez, a medida que se acerca la elección, Talvi va suavizando su discurso en relación a Cabildo Abierto. El lunes pasado, en Zonamérica, dijo estar decidido a llamar “a todos los partidos que tengan representación parlamentaria” para formar una coalición de gobierno. Hay que esperar. Recién después del 27 de octubre se sabrá si los partidos de oposición logran, o no, un acuerdo político y programático que les permita ganar la elección y gobernar juntos. 

1Desarrollé este argumento en: https://www.elobservador.com.uy/nota/la-familia-militar-como-nicho-electoral-2019716193932

Adolfo Garcé es doctor en Ciencia Política, Docente e Investigador en el Instituto de Ciencia Política, Facultad de Ciencias Sociales, UdelaR

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.