Mundo > CAMBIO DE MANDO EN ARGENTINA

Manual para entender la telenovela del #bastóngate

La discusión llegó a los tuits de la propia presidenta y hasta al orfebre que elabora el bastón, que no sabe a quién entregárselo
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07 de diciembre de 2015 a las 14:23

Porque debo reconocer q el maltrato de esa llamada telefónica que me hiciera el presidente electo me resultaba inexplicable y casi increíble

El tironeo entre la presidenta saliente Cristina Fernández de Kirchner y el recién electo Mauricio Macri, sobre dónde realizar el traspaso de mando el jueves 10 de diciembre, sumó un nuevo capítulo el pasado sábado, luego de que el futuro presidente asegurara que será en la Casa Rosada a riesgo de que ni siquiera se concrete.

A tres días de asumir nadie sabe dónde se entregarán los atributos de mando, el bastón y la banda presidencial, símbolos del cambio de gobierno en Argentina. Mientras Fernández quiere entregarlos en el Congreso, Macri espera recibirlos en la Casa Rosada.

A tal punto llega el desacuerdo que este sábado Macri habló por teléfono con Kirchner "para informarle el Programa Oficial de los actos del próximo 10 de diciembre", según un comunicado de Cambiemos, la alianza de centroderecha que ganó el balotaje el 22 de noviembre. "Espero que la presidenta entienda, le pido que reconsidere", dijo Macri por la noche en un programa de televisión, aunque advirtió que "cuando a la presidenta se le mete una idea en la cabeza es difícil que la cambie".

Sobre esa conversación, la actual presidenta hizo sus descargos en Twitter al asegurar que Macri la había maltratado.

"El presidente electo comenzó con un elevado tono de voz a exigirme que debía entregarle bastón y banda presidenciales en la Casa Rosada, porque era 'su ceremonia' y que si no lo hacía como él decía, ¡la Corte Suprema de Justicia de La Nación! le iba a entregar los atributos, porque ya habían consultado. (...) Debo confesar que me sorprendió la exaltada -eufemismo de gritos- verborragia del presidente electo (...) a tal punto que en un momento tuve que que recordarle que más allá de nuestras investiduras, él era un hombre y yo una mujer, y que no me merecía que me tratara de esa forma", escribió Kirchner en los sucesivos tuits que lanzó este fin de semana y que publicó en su sitio web.

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Enseguida, la vicepresidenta electa, Gabriela Michetti, negó la acusación de Fernández y salió en defensa de Macri.

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Hasta ahora, el gobierno no ha dado muestras de cambiar de idea sobre el traspaso de mando. Un comunicado firmado por el vicepresidente saliente y presidente del Senado, Amado Boudou, indicó que puso a disposición de Macri las invitaciones para la ceremonia de transmisión del mando "a las 12 horas ante la Asamblea Legislativa en el edificio del Congreso Nacional".

El eje de la disputa es la convocatoria de militantes kircheristas ante el Congreso para despedir a la presidenta. La vicepresidenta electa, Gabriela Michetti, le restó importancia a la ceremonia y expresó en una radio de Mendoza que "si no se puede, no habrá traspaso de atributos". Según Michetti, Kirchner "tiene la idea de tener un acto en el Congreso del estilo que ellos han fogoneado siempre, con la juventud de La Cámpora y todos los sectores que los han apoyado siempre". "No lo podemos permitir, porque es un evento que se televisa al mundo entero", advirtió la futura vicepresidenta.

"Si ella no quiere ir, tampoco la podemos obligar", dijo en tanto a Radio Mitre el sucesor de Macri en la alcaldía de Buenos Aires y hombre de su confianza, Horacio Rodríguez Larreta. En tono similar el jefe de gabinete saliente, Aníbal Fernández, sostuvo que si Macri no quiere recibir los atributos en el Congreso, entonces "que no los reciba".

Una costumbre K

El problema es que la regulación sobre la ceremonia es ambigua. El artículo 93 de la Constitución argentina señala que el presidente y el vicepresidente deben jurar ante el Congreso reunido en asamblea. Este es el argumento que mantiene Cristina para realizar el cambio de mando allí.

La polémica ha llevado a que medios argentinos consultaran a expertos en Derecho para determinar en qué momento específico es que Macri pasa a ser presidente y por tanto Cristina abandona el cargo.

Sin embargo, la legislación no especifica dónde se entregarán el bastón y la banda presidencial. La costumbre era que se hiciera en el Salón Blanco de la Casa Rosada. Pero según relata el medio argentino Perfil, la tradición cambió en 2003, cuando el hasta entonces presidente Eduardo Duhalde le traspasó el mando a Néstor Kirchner. El cambio de lugar de la ceremonia fue decidido por el mandatario saliente con el argumento de que era oportuno que recibiera los atributos en el Congreso, porque el nuevo presidente no iba a asumir por voto popular, sino por la Asamblea Legislativa.

Néstor Kirchner quiso continuar con la nueva modalidad y en 2007 entregó el mando a su esposa en el Congreso. Cuatro años más tarde, al ser reelegida como presidenta, también recibió el bastón y la banda en ese lugar a manos de su hija Florencia.

Néstor y Cristina cambio de mando
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La incertidumbre del orfebre
A todo esto, el orfebre Juan Carlos Pallarols no sabe a dónde llevar el bastón de mando, el cual realiza desde 1983.

Pallarols denunció que fue amenazado para que entregara ese símbolo a funcionarios del gobierno saliente antes que a representantes electos, como era su plan. “Llamaron desde Ceremonial para amenazarme. Solo en la dictadura me habían amenazado así", dijo Pallarols, quien aseguró que luego que recibió un nuevo llamado, de la Casa Rosada, donde le pidieron disculpas y le explicaron que se había tratado de un mal entendido.

“Espero que no sea un botín de guerra. No debe ser un botín de guerra el bastón”, remarcó el orfebre, y quedó a la espera de que desde la Casa Rosada le especificaran adónde debe llevar el símbolo.

“Es la primera vez que tengo un problema con la entrega del bastón de mando. Con el primero que hice, el del doctor Raúl Alfonsín tuve pelea seria y una amenaza pero se trataba de una dictadura, pero creo que ahora estamos en otra situación”, agregó.

Ya están las flores en el jardín

Como si se tratara de un argumento más para convencer a Macri, Cristina Fernández comentó entre sus descargos que ya tenía pronto el jardín en la residencia de Olivos, donde ya están sembradas las flores amarillas, "el color preferido del presidente electo". "Quedaron muy lindas y en unas semanas más van a lucir aún mejor, cuando florezcan en todo su esplendor", escribió la actual presidenta.

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Entre tantas idas y venidas, lo cierto es que por el momento se desconoce qué va a pasar este jueves, cuando llegue el momento de concretar el cambio de autoridades.

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