Unas reivindicaciones que las entidades han tenido que modificar en las últimas semanas debido a la actualidad política.
La conocida como “lona del odio”, desplegada por el partido de derecha Vox en el centro de Madrid, en donde aparecía una mano con la pulsera de España tirando a la basura entre otros símbolos, la bandera LGTBI, provocó un cambio en el lema de la marcha.
En un principio la manifestación iba a reclamar "la diversidad familiar", destacando medidas como mejoras en el proceso de adopción, el reconocimiento de la multiparentalidad, educación en diversidad familiar o que el bullying a infancias con familias LGTBI sean consideradas delitos de odio, entre otras.
Por parte del Gobierno irán la vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y líder de la nueva formación política Sumar, Yolanda Díaz, el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teres Ribera, y la ministra de Ciencia, Diana Morant.
Díaz estará presente en la pancarta, pero realizará la marcha en la carroza con la que Sumar ha decidido participar en esta edición del Orgullo, según ha informado la nueva formación política.
Mientras, la delegación de Izquierda Unida estará encabezada por la portavoz federal, Sira Rego, y estarán también el responsable de organización, Ismael González, y la responsable federal de ALEAS-IU (Red de Políticas y Activistas LGTBIQA+), Vanessa Angustia.
Desde el Partido Popular, por su parte, han anunciado la asistencia de una representación encabezada por la vicesecretaria de Política Social y Reto Demográfico, Carmen Fúnez, y el secretario de Cultura Jaime de los Santos. También estarán presentes el vicesecretario Territorial, Pedro Rollán y otros cargos de la formación y Nuevas Generaciones.
Podemos, por su parte, no ha confirmado la asistencia de ninguno de sus miembros.
Ni siquiera de la ministra de Igualdad, Irene Montero, impulsora de la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI.
El impacto negativo de la ley del “solo sí es sÍ”, diseñada por Montero y que provocó la rebaja de condenas a más de 1.000 agresores sexuales, llevó a la ministra al borde de la renuncia y a quedar fuera de las listas de candidatos electorales.