Sergio Massa pudo haber ganado el debate, pero eso no significa que haya ganado la elección. Decimos “pudo haber ganado”, porque también, depende, de qué se entienda por “ganar”.
¿Ganar es haber evitado hablar de la inflación, la pobreza, la enorme pérdida del poder adquisitivo del salario o del ingreso y, en suma, de su fracaso como ministro de Economía? Entonces Massa ganó, porque “zafó”. Porque Milei no le pidió explicaciones. Y entonces no tuvo que justificar su enorme responsabilidad en la decadencia de la Argentina.
¿Ganar es haber carpeteado a Javier Milei con el asunto de la pasantía, el plagio en la publicación de su libro o la supuesta compra de propiedades de alguno de sus parientes fuera de la Argentina?
Si haber vencido en el debate significa todo eso, no cabe duda de que el candidato kirchnerista prevaleció. Pero si su idea era desestabilizar a Milei, hacerlo parecer un loco, el candidato del oficialismo no lo consiguió. Y habrá que ver, además, cómo impactan los modos del ministro en los votantes de Patricia Bullrich y de Juan Schiaretti que todavía no hayan decidido qué hacer. Muchos analistas serios están anticipando que el resultado del debate podría aumentar el porcentaje de votos en blanco.
Por lo demás, es indudable que, después del debate, el equipo de campaña de Massa aprovechará este cambio de clima favorable. Y en unas horas más aparecerán encuestas pagas que lo darán como ganador, con una amplia diferencia.
Sobre el contenido del debate, mejor ni hablar. Fue paupérrimo, de lo peor que se ha visto desde que se empezaron a instrumentar en la Argentina. Y si la discusión central es quién está más preparado para gobernar y bajar la inflación, también la primera respuesta podría ser engañosa.
Porque si Massa estuviera mejor preparado, ¿por qué no lo empezó a demostrar desde el primero de septiembre del año pasado? Si, como el ministro nos quiso hacer creer ayer, (Mauricio) Macri y (Cristina) Kirchner son cosas del pasado, ¿por qué no confirmar, con tantos millones de argentinos atentos a su mensaje, que, en efecto, va a cumplir con su viaja promesa original de barrer y meter presos a los ñoquis de La Cámpora?
El punto es interesante. Porque si la manera correcta de poner a la defensiva al otro es preguntar por sí o por no, por qué no pedirle a Massa, que conteste por sí o por no, sin repetir y sin soplar:
Pero también que conteste, por sí o por no:
Para tratar de responder todas estas dudas, sería bueno que Massa convirtiera en realidad su promesa de enterrar la grieta para siempre.
Y también, que contestara cuanto antes, por ejemplo, por sí o por no, si el próximo domingo 26 de noviembre, como presidente o como jefe de la oposición, va a aceptar nuestra invitación formal para venir, otra vez, al piso de 'La Cornisa'.
Fue cursada el jueves 9 de noviembre pasado. Y Massa no tardó en acusar recibo. Lo hizo exactamente nueve horas después, con estas dos palabras: “Lo vemos”.
Y un cordial saludo.
¿Vendrá?
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