Raúl Martínez / EFE

Mayo

Mayo. Opinión de Daniel Supervielle, exclusiva para suscriptores de El Observador

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26 de abril de 2021 a las 05:01

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En el año 49 A.C. Julio César cruzó el Rubicón con sus legiones armadas hasta los dientes. El Rubicón era el nombre de un pequeño río torrentoso del nordeste de Italia que Julio César decidió atravesar pese a las claras prohibiciones del Senado de la República y así adentrarse en la península itálica para comenzar una cruenta guerra civil que terminó con la caída de Pompeyo Magno. 

Al cruzar el Rubicón un Julio César inflado de confianza asumía el riesgo de una acción con desenlace incierto y con consecuencias impredecibles para él, su ejército y su proyecto político. La leyenda sostiene que una vez que pisó la orilla del otro lado del río habría dicho alea jacta est, la suerte está echada. La frase se sigue pronunciando varios siglos después cada vez que la historia pone a un hombre y a un pueblo frente a decisiones que seguro cambiarán su destino. 

Varios siglos más tarde en Uruguay se termina el mes de abril. Pese a los llamados para evitar la propagación del coronavirus apelando a la consigna de quedarse en tu burbuja, abril no se pudo blindar, tal como pidió el coordinador del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) Rafael Radi. A lo sumo se lo recubrió un poco. Así el mes de mayo se antepone en el camino del combate contra la pandemia. 

La fatiga generada por los meses acumulados de crisis y por esa amarga sensación de que pese a que se haga lo que se haga el virus seguirá su derrotero tensando al máximo el sistema de salud, genera desánimo entre quienes quieren detenerlo: gobernantes y gobernados.

Uruguay pasó por abril como pudo. Se sucedieron episodios cada uno más triste que el anterior: muerte de ancianos en hogares, agotamiento de los héroes de la salud y la partida de cientos de seres queridos que ya no estarán más. 

La contracara del dolor son los centros de vacunación en todo el país inoculando a decenas de miles de orientales por día. La buena onda de los vacunadores, la impecable organización y el clima de optimismo que se percibe en las filas alientan la esperanza de una ciudadanía comprometida con la salida de la crisis sanitaria. La alta popularidad del ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, es un indicio de que la gente quiere empujar el fin de la crisis sanitaria.

Así aparece mayo desafiante y provocador. La evidencia comparada con otras naciones indica que la vacunación es la principal variable para detener el virus. Las restricciones de movilidad voluntaria o por la fuerza que se podrían fortalecer en Uruguay podrían servir para atenuar un poco la situación, pero no representan la solución de fondo que es la inmunidad del rebaño. 

El éxito del combate a la pandemia en el 2020 llevó a Uruguay a ser modelo en el mundo. Algo que no se repite en el 2021. Un bio reactor de virus como lo es Brasil y la frontera seca de cientos de kilómetros y con ciudades binacionales hacía improbable impedir su propagación, si retrasarla. Uruguay lo logró durante nueve meses. Tiempo clave para fortalecer el sistema de salud y generar conciencia. Hoy la situación es otra. El virus convive con los orientales.

En el actual estadio de la pandemia, en pleno pico de la primera ola es claro que el gobierno no piensa aplicar nuevas medidas coercitivas para evitar la libre circulación de las personas. Así lo ha reiterado. Con esas cartas vistas es mayo lo que debe interpelarnos como nación.

Uruguay tiene que blindar el quinto mes del año con conciencia y responsabilidad para entonces sí empezar a ver el faro que guíe hacia el principio del fin de la pandemia. Sería razonable ver la mayor claridad posible en los mensajes oficiales para que cada uruguayo se sienta una pieza clave en este combate, para el cual tiene que tener todas las herramientas para hacerlo.

El gobierno eligió la bandera de la libertad para enfrentar la pandemia. Es en la que cree y no la va a traicionar. Corre el reloj para ajustar todo lo que aún queda suelto y para repetir una y mil veces con las mejores estrategias de persuasión posibles que es indispensable el comportamiento responsable para poder atravesar mayo. 

Alea jacta est.

 

 

 
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