Fútbol > APERTURA
Nacional fue un campeón convencido
Medina ideó un plan arriesgado, pero los jugadores lo compraron
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07 de mayo de 2018 a las 05:00
A lo campeón! Así le ganó Nacional a Danubio en Jardines del Hipódromo y así transitó el equipo de Alexander Medina por el Torneo Apertura. Una sola vez tropezó, en la cuarta fecha contra Progreso, pero se levantó y desde la novena nadie lo bajó del primer puesto. Como el sábado, que empezó perdiendo y lo dio vuelta con fútbol, con desborde, con la pericia de dos goleadores como Gonzalo Bergessio y Sebastián Fernández, pero fundamentalmente con carisma y con personalidad.
Se pone bravo Danubio en su cancha. Es difícil ganarle. Aún sin jugar bien y llegando una sola vez al arco, el local se adelantó a los 35 minutos por intermedio de su goleador David Terans. Pero además del gol en contra, Nacional jugaba contra el reloj y los nervios, sabiendo que al mismo tiempo Peñarol le estaba ganando a Defensor y el título se le escapaba.
Pero salió adelante, como lo hizo desde la primera fecha, después de un mes de febrero fatal, con dos derrotas clásicas y los refuerzos que se tardaron en llegar. Aquel primer partido frente a Torque fue un indicio. Nacional mostró que podía ganar con un equipo completamente diferente al que había debutado días antes en la Copa Libertadores. Y en esa jornada inicial se presentó en sociedad el argentino Gonzalo Bergessio, autor de dos goles.
Como el sábado en Jardines. Cuando la tarde se hacía noche, el centrodelantero que llegó al club porque José Sand prefirió el fútbol colombiano, apareció en el área para desviar un pase de Alfonso Espino y poner el empate, un bálsamo para los 3.200 tricolores que agotaron las entradas que tenían disponibles en la cancha de Danubio.
En la segunda fecha contra Rampla el que brilló fue Gonzalo Bueno con tres asistencias. Y Bergessio que sumó otros dos goles. Y jugó un gran partido Luis Aguiar, el hombre que pidió Medina, que llegó casi en secreto y que los hinchas miraron de reojo por su pasado aurinegro.
Contra Fénix el equipo mostró otra faceta. Venció la dificultad de un esquema defensivo y dio vuelta el marcador con un Bueno determinante.
A Cerro le ganó con contundencia y el despliegue de Sebastián Rodríguez, y luego llegó la primera y única caída fuerte a lo largo de las 14 fechas. Frente a Progreso en el Nasazzi, Nacional no estuvo "fino ni claro" como dijo el técnico y además de perder, bajó al tercer lugar de la tabla, detrás de Peñarol y Danubio.
El partido siguiente contra Defensor mostró la entereza anímica de los futbolistas para salir airosos de un momento complicado y comenzó a dar resultado el manejo del plantel que hizo Medina a lo largo de estos meses. Empezó la fusión entre el equipo de la Copa y el del Apertura con los estrenos de Esteban Conde, Jorge Fucile y Carlos De Pena. Nacional ganó 2-0 y Bergessio llegó a siete goles.
Tan fuertes estaban de cabeza que frente a Racing no bajaron los brazos y le ganaron en el último minuto de los descuentos. Dijo Medina tras aquel partido: "A veces es bueno ganar así". Un misil de Carlos De Pena le dio el triunfo frente a River Plate y otra vez Bergessio y Fernández –como el sábado– marcaron para la victoria contra Wanderers en el Viera. Un triunfo que volvió a depositar a los tricolores en lo más alto de la tabla.
Desde ahí hasta el final, a pesar del empate siguiente sin goles contra Liverpool. Entonces se benefició de la derrota de Peñarol ante Torque. A Boston River le ganó con un remate de Christian Oliva, otro gran acierto del DT. A esa altura del campeonato el volante que debutó en esta temporada era figura en el mediocampo.
Oliva y otro fruto de la cantera, Guzmán Corujo, brillaron en el clásico, donde Nacional sacó un empate positivo porque le permitió mantener la ventaja sobre el aurinegro. El gol lo hizo Bueno, para dejar por sentada su mejoría futbolística y que frente a Peñarol tiene un ángel especial.
Nacional le ganó sin problemas a Atenas, con un notable desempeño de Leandro Barcia y Alfonso Espino, antes de llegar a la última fecha con dos puntos a su favor y el peso de no fracasar, porque si el sábado no salía campeón –aunque hubiera tenido la oportunidad de una final– se iba a llenar de dudas.
Pero logró el objetivo. A lo campeón. Con clase y determinación. Poniéndole punto y coma (el punto final será después del Clausura) a un recorrido que se gestó desde la cabeza del entrenador y que mostró a un equipo sólido y convencido del plan de juego.
Se pone bravo Danubio en su cancha. Es difícil ganarle. Aún sin jugar bien y llegando una sola vez al arco, el local se adelantó a los 35 minutos por intermedio de su goleador David Terans. Pero además del gol en contra, Nacional jugaba contra el reloj y los nervios, sabiendo que al mismo tiempo Peñarol le estaba ganando a Defensor y el título se le escapaba.
Pero salió adelante, como lo hizo desde la primera fecha, después de un mes de febrero fatal, con dos derrotas clásicas y los refuerzos que se tardaron en llegar. Aquel primer partido frente a Torque fue un indicio. Nacional mostró que podía ganar con un equipo completamente diferente al que había debutado días antes en la Copa Libertadores. Y en esa jornada inicial se presentó en sociedad el argentino Gonzalo Bergessio, autor de dos goles.
Como el sábado en Jardines. Cuando la tarde se hacía noche, el centrodelantero que llegó al club porque José Sand prefirió el fútbol colombiano, apareció en el área para desviar un pase de Alfonso Espino y poner el empate, un bálsamo para los 3.200 tricolores que agotaron las entradas que tenían disponibles en la cancha de Danubio.
En la segunda fecha contra Rampla el que brilló fue Gonzalo Bueno con tres asistencias. Y Bergessio que sumó otros dos goles. Y jugó un gran partido Luis Aguiar, el hombre que pidió Medina, que llegó casi en secreto y que los hinchas miraron de reojo por su pasado aurinegro.
Contra Fénix el equipo mostró otra faceta. Venció la dificultad de un esquema defensivo y dio vuelta el marcador con un Bueno determinante.
A Cerro le ganó con contundencia y el despliegue de Sebastián Rodríguez, y luego llegó la primera y única caída fuerte a lo largo de las 14 fechas. Frente a Progreso en el Nasazzi, Nacional no estuvo "fino ni claro" como dijo el técnico y además de perder, bajó al tercer lugar de la tabla, detrás de Peñarol y Danubio.
El partido siguiente contra Defensor mostró la entereza anímica de los futbolistas para salir airosos de un momento complicado y comenzó a dar resultado el manejo del plantel que hizo Medina a lo largo de estos meses. Empezó la fusión entre el equipo de la Copa y el del Apertura con los estrenos de Esteban Conde, Jorge Fucile y Carlos De Pena. Nacional ganó 2-0 y Bergessio llegó a siete goles.
Tan fuertes estaban de cabeza que frente a Racing no bajaron los brazos y le ganaron en el último minuto de los descuentos. Dijo Medina tras aquel partido: "A veces es bueno ganar así". Un misil de Carlos De Pena le dio el triunfo frente a River Plate y otra vez Bergessio y Fernández –como el sábado– marcaron para la victoria contra Wanderers en el Viera. Un triunfo que volvió a depositar a los tricolores en lo más alto de la tabla.
Desde ahí hasta el final, a pesar del empate siguiente sin goles contra Liverpool. Entonces se benefició de la derrota de Peñarol ante Torque. A Boston River le ganó con un remate de Christian Oliva, otro gran acierto del DT. A esa altura del campeonato el volante que debutó en esta temporada era figura en el mediocampo.
Oliva y otro fruto de la cantera, Guzmán Corujo, brillaron en el clásico, donde Nacional sacó un empate positivo porque le permitió mantener la ventaja sobre el aurinegro. El gol lo hizo Bueno, para dejar por sentada su mejoría futbolística y que frente a Peñarol tiene un ángel especial.
Nacional le ganó sin problemas a Atenas, con un notable desempeño de Leandro Barcia y Alfonso Espino, antes de llegar a la última fecha con dos puntos a su favor y el peso de no fracasar, porque si el sábado no salía campeón –aunque hubiera tenido la oportunidad de una final– se iba a llenar de dudas.
Pero logró el objetivo. A lo campeón. Con clase y determinación. Poniéndole punto y coma (el punto final será después del Clausura) a un recorrido que se gestó desde la cabeza del entrenador y que mostró a un equipo sólido y convencido del plan de juego.
