Carlos Pazos

Pancho Vernazza, el hacedor del “Forlán colorado” que venció a “Bengoechea”

El publicista dio un giro a la campaña de Ernesto Talvi

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06 de julio de 2019 a las 05:01

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Era mitad de diciembre de 2018. El comando político de Ciudadanos acababa de recibir un informe de la consultora Equipos y los dirigentes estaban preocupados. Los datos mostraban que en cuatro meses el candidato había aumentado su conocimiento solamente cuatro puntos y las chances de vencer a Julio María Sanguinetti aparecían cada vez más lejos.

Decidieron actuar. Se fueron hasta la puerta de la casa de Francisco “Pancho” Vernazza, el peso pesado de los publicistas políticos, para pedirle que se hiciera cargo de la comunicación de la campaña. Era el camino inverso de lo que había pasado exactamente 30 años antes, cuando Vernazza fue a tocarle la puerta a Jorge Batlle y se ofreció para trabajar en su campaña. En este caso era Ernesto Talvi, el heredero del “jorgismo”, quien recurría a sus conocimientos para superar a una persona que conocía bien, ya que la había asesorado en 1994.

Al principio lo dudó. Lo veía como un desafío realmente difícil por tener enfrente a un dos veces presidente que partía con ventaja, pero finalmente aceptó. Lo hizo luego de escuchar en una reunión en Punta Colorada al coordinador político de Ciudadanos, Adrián Peña, quien le dijo que lo que querían era construir un “Forlán” que compitiera con “Bengoechea”. 

“Le dije que para un hincha de Peñarol, Bengoechea era el ídolo que ganó el quinquenio, y que si bien lo respetan, no le simpatiza a los hinchas de Nacional, mientras que Forlán le cae bien a todos aunque sea de Peñarol. Preciso eso, alguien como Forlán, que sea del cuadro pero que otros lo miren con simpatía”, contó Peña, que además es hincha de Nacional. 

Carlos Pazos

Vernazza interpretó a la perfección la metáfora futbolera y a las pocas semanas el logo multicolor de Ciudadanos en celeste desapareció para dar paso a un nuevo logo colorado con una leyenda que dice “Talvi presidente” en blanco. El objetivo era “coloradizar” al candidato pero seguir cautivando a personas que en las anteriores elecciones habían votado a otros partidos políticos, pero sin perder su “autenticidad”. El economista lo explica diciendo que el partido estaba en vías de extinción y que si no salía a convocar electorado de afuera estaba “condenado a ser una fuerza enana”, según dijo a El País.

La campaña tenía un nuevo “capitán” que terminaría siendo “decisivo”, reconoció el candidato. “Fue decisivo tener el consejo de alguien con la experiencia y sabiduría de Pancho, porque lee y entiende muy bien la política. Es un intelectual de alto vuelo aparte de un extraordinario publicista que en los hechos ofició de jefe de campaña”, dijo Talvi a El Observador. Es que más allá de los reajustes, el publicista encontró en el candidato una persona dispuesta a escucharlo y que rápidamente se ganó su confianza, algo que considera fundamental en quienes lo rodean, contaron fuentes del comando.

“Logró que mi personalidad cotidiana se transformara también en mi personalidad política. Logró hacerme dar ese salto. Sentía que estaba siendo demasiado diplomático, que estaba usando poco el humor. Me animó a ser como soy. Me dijo: ‘Ernesto, tú tenés que ser como sos, decir las cosas sin pelos en la lengua, decir lo que pensás, tenés mucho sentido del humor, usalo’”.

A Vernazza no le gustan los flashes, los elogios ni las cámaras. Prefiere el silencio, y por eso cuando está trabajando en una campaña no hace declaraciones. Lo suyo está debajo de los escenarios, viendo lo que otros no ven y puliendo los mensajes que otros aplaudirán. Más de uno se sorprendió cuando lo vio llegar a los estudios de canal 4 para ver en vivo y en directo el primer debate en 25 años. Su candidato se jugaba una parada decisiva y el consejero estaba ahí para acompañarlo. Levantó su puño derecho y dijo “¡muy bien!” cuando escuchó la primera respuesta, y aprovechó la primera tanda para volver a preguntar por el rating, su obsesión de la noche.

El publicista tenía un objetivo claro: que la gente conociera su candidato, por lo que respiró aliviado cuando se enteró que el promedio había sido de 19,8 puntos de rating, uno de cada cinco hogares solo en Montevideo.

Inés Guimaraens

En un principio, Talvi no estaba dispuesto a debatir con Andrade, y así lo transmitió su equipo ante la invitación de El Observador. Pero después de una reflexión junto al publicista concluyó que podía mostrar “dos visiones del mundo” y seguir recortando la diferencia con Sanguinetti. 

Sin horario ni oficina, Vernazza se incorporó al equipo de Ciudadanos como uno “más” y enseguida empezó a traducir los conceptos en eslóganes. De su pluma salió el mensaje de con “la cabeza en el mundo y el corazón en casa”, y tuvo muy claro “desde el principio” que era necesario destacar la “solvencia académica” del candidato, señaló Peña en referencia a las balconeras y columneras que lo mostraban como economista, algo que no se había privilegiado.

Inés Guimaraens

Pero su experiencia también fue clave para soportar las tentaciones de los dirigentes, que durante la campaña reclamaban otros mensajes, más enfocados en los colorados tradicionales. Peña recordó largos diálogos en los que intercambiaron acerca de la comunicación, porque era complejo explicar hacia dónde iban, pero el canoso publicista de 72 años, que había sido capaz de ponerle un traje y una corbata a José Mujica, le repetía que era el camino correcto y que ya verían los frutos. 

El 30 de junio, la noche de la elección, Vernazza llegó temprano al comando en el hotel Four Points. Ahí, en las horas siguientes terminaría de escribir junto a Talvi los discursos en caso de victoria y derrota. El publicista estaba en el ascensor junto al economista cuando escucharon los gritos y se permitieron decir por primera vez “ganamos”. Algunos minutos después se abrazó con Peña y le dijo “¿y…?¿y...?”, y el diputado le contestó: “y… tenías razón”. La mitad del trabajo estaba cumplido.

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