Pasteles y tortas fritas: el negocio del 1° de mayo

Asociada con sus dos hermanos, sus hijos y algunos amigos Carmen vende tortas fritas y pasteles de dulce de membrillo o dulce de leche. La producción empezó hace más de una semana. “Todo el trabajo recae en la espalada de esta señora”, explica una de sus amigas que la acompaña.

“Mi hijo hojaldra, mi hija frita, mi hermano estira y corta y yo relleno y frito”, aclara Carmen. Para este día, prepararon un total de 4.000 pasteles, de los cuales 700 están exhibidos en el su puesto de la playa Ramírez, desde las 11 de la mañana.

Su hija, Alejandra, también los vende, pero en la rambla de Pocitos. Desde que armó el puesto, a las 10 de la mañana, hasta recién entrada la tarde, Alejandra ya había amasado casi 10 kilos de harina en tortas fritas.

Sobre la calle 18 de Julio, Irma prepara empanadas, pasteles y tortas fritas. Si bien se dedicó a esto por muchos años, aprovecha la ocasión para complementar la pensión que recibe del Estado.

Irma se jacta de la calidad de sus productos. Ella amasa, cocina y frita mientras que su hijo es quien cobra. “Trato de hacerlo lo mejor posible, no importa que se gane un poquito menos, pero que no haga daño”, sostiene. Agrega que la higiene es lo fundamental y que por eso sus clientes la conocen.

Los pasteles y las empanadas salen $30 y las tortas fritas entre $12 y $20, depende del puesto. Además de eso, también se pueden ver roscas y varios otros productos hechos con harina dispersos por toda la capital.

“Nos quedaremos hasta que el frío nos eche”, concluye Carmen.