Luego de su primer año con ventas en línea y también con presencia en tiendas físicas, la empresaria afirma que el éxito de la iniciativa "superó nuestras expectativas" y con esas mismas ganas quieren seguir creciendo e inspirando.
A continuación, la entrevista que mantuvo Paz Cardoso con Café & Negocios.
¿Cómo nació Riza Juegos?
Riza surgió de lo que fue Mamurrí en pandemia cuando cerraron las clases. Mis dos hijos más grandes (Martín y Luz Forlán) estaban en etapa de jardinera y César tenía un año. Comencé a hacer actividades con ellos en casa que tenían un principio y un final y ellos se dedicaban a completarlas.
Todos los días los esperaba con una propuesta distinta, pero cada una tenía un aprendizaje. Volvieron a clases y habían aprendido las letras, los números, sabían escribir sus nombres, las estaciones del año, hablamos de las emociones; cada actividad tenía una enseñanza y ellos, sin darse cuenta, aprendieron un montón de cosas.
Fue una experiencia tan fascinante para toda la familia que mis hijos hasta el día de hoy me lo siguen pidiendo y, de hecho, seguimos haciendo Mamurrí en familia los fines de semana. Para Diego (Forlán) y para mí fue lo máximo. En ese momento lo hacíamos con cosas reciclables, que encontrábamos en casa, porque tampoco se podía circular mucho y me quedé con esas ganas de hacer algo más y surgió Riza con esas mismas actividades, pero con excelentes materiales y calidad para que pudiera llegar a todas las familias.
¿Cómo se le despertó esa faceta de emprendedora enfocada en los niños? ¿Alguna vez estudio algo relacionado con la pedagogía?
Yo estudié hasta cuarto año de medicina, ahí me casé con Diego y fue imposible para mí revalidar en otros lados y continuar mi carrera porque a él le tocó jugar por el mundo, nos fuimos a Brasil, a India, a Japón.
No estudié nada con respecto a la educación, pero me tocó ser madre y ser madre de muchos. En ese momento tenía tres, ahora ya son cuatro y muy seguiditos, y siempre me encantó la manualidad y hacer actividades con ellos.
Incluso cuando vivíamos en India o en Hong Kong siempre hacía manualidades con ellos, de pintar, de ensuciarnos, no me importaba que se ensucien; la idea es que pinten libres. Se dio de manera natural.
La primera semana que nos mandaron para casa estábamos sanos en la familia y fue una instancia hasta de disfrute porque estábamos el núcleo familiar en casa. Pasada una semana me di cuenta que los chicos precisaban un poco más, ellos elegían con qué jugar, si querían jugar con autitos, jugaban con autitos; si querían pintar, pintaban. Pero me dio la sensación de que les faltaba una actividad dirigida, que les hacía falta sentarse con una consigna que tuviera un principio y un final.
Cuando terminaban era una satisfacción del logro tan espectacular y un momento de familia y de compartir sin importar la edad que fue divino; se dio de manera muy natural.
Tiene más de 55 mil seguidores en Instagram. Como influencer, ¿Se percibe como inspiradora? ¿Le gustaría inspirar a crianzas más cercanas?
Me encantaría. Cuando empecé a compartir las cosas que hacía con Mamurrí tuve una respuesta tan espectacular. Muchas personas o no tienen la iniciativa o no se les ocurre la idea, una vez que veían que era con cosas sencillas que encontraban en casa y se podía lograr, creo que eso inspiró a muchas mamás y sigue inspirando hasta hoy en día.
La verdad que me encanta y está buenísimo, no solo desprenderse de las pantallas y de eso de hacer todo ya y estar en constante cambio que tienen los niños ahora; es darse el espacio—incluso los adultos— para sentarse con los niños y dedicarse ese momento. Lo que los niños disfrutan más es ese momento de encuentro en familia, y también uno se llena de eso.
¿Cómo fue el proceso de aterrizar Mamurrí en productos más masivos como los que se llevan a cabo en Riza?
Empecé con la idea de que fueran cosas educativas, productos duraderos y resistentes, que no sea un juego que uses dos o tres veces y te quede en mal estado; que sea de buena calidad para que puedan jugar una y otra vez. La idea es que vayan pasando de generación en generación y sigan vigentes.
Todos los juegos son producidos en Uruguay y son hechos a mano.
¿Fue un desafío la producción nacional?
Sí, es difícil producir acá. Me limita el material, la mano de obra, a veces eso me tranca algunos juegos. Sobre todo muchas veces me vuela la imaginación y después bajarlos a tierra y hacerlos reales acá en Uruguay es muy difícil porque hay cosas que no encuentro la manera de hacerlas. Tengo que darle una vuelta de rosca para lograr hacer ese mismo producto que yo me imagino capaz que de otra manera, pero con el mismo fin y el mismo objetivo.
¿Hace un esfuerzo para que sea producido en Uruguay?
Enorme esfuerzo. La mano de obra es cara, los materiales son caros. Cuando pienso un producto y lo bajo a tierra, me da precios que son inviables. Todo el día estoy dándole una vuelta de rosca para tratar de llegar a un producto de buena calidad a un precio accesible.
¿Cuál es el producto estrella de Riza?
Hoy en día es súper parejo. El que es un éxito es la hamburguesa, es el primer juego que hicimos con Riza. La hamburguesa tiene distintas piezas (como lechuga, tomate, queso), con 12 patrones distintos que incluyen diferentes pedidos.
El niño tiene que separar esas piezas y armarlas en el orden que corresponde a cada pedido. Además del juego en sí, es colorido y Riza apunta mucho al color porque estimula a los niños.
En todo me inspiro en mis hijos y en lo que veo de ellos, en las distintas edades. José tiene un año y medio, César tiene tres, Luz tiene cinco y Martín tiene seis; a medida que ellos crecen, voy pensando en juegos para más grandes porque Martín está más grande y me desafía más.
Pablo Kreimbuhl
¿Qué rango de precios maneja Riza? ¿Hay un público objetivo?
Es para todo público. Hay juegos más económicos, que empiezan en los $ 400 y los más caros—entre los que se encuentra la hamburguesa a $ 2.500— que llevan mucho tiempo de corte y pintura y mano de obra son más caros. La venta es pareja y hay de todo un poco, también muchas veces hay descuentos que hacen que los precios bajen y los productos sean accesibles para todo el mundo.
¿Cuáles son los canales de venta?
Tenemos la página web (www.riza.uy), ahí están todos los juegos y se puede comprar online con envío gratis a todo el país. Hoy en día estamos en las jugueterías Peekaboo de todo el país (en Montevideo, Punta del Este, Mercedes y Young), y también estamos hasta abril en Punta del Este en Gorlero junto a MKL de vestimenta y Cienta de zapatos.
Pensando a futuro, ¿cómo imagina que evolucione Riza en los próximos años?
Me gustaría que se conozca, que todo el mundo pueda disfrutar de su juego de Riza, que llegue a más niños. Me encantaría, feliz de que llegue a todos lados. Que se agrande mucho, pero sobre todo para que pueda entrar a todos los hogares.
Además de emprendedora también tuvo su primera experiencia como escritora, ¿qué se puede encontrar en el libro de Mamurrí?
Sí, a fines de 2022 escribí un libro de Mamurrí. Allí cuenta cómo surgió Mamurrí, cómo empezó Riza a raíz de Mamurrí, da pautas—nosotros las llamábamos las reglas básicas de Mamurrí— que facilitan que los niños presten atención, como por ejemplo: una buena postura, no llevar juguetes ni distracciones (como dispositivos electrónicos).
Además de cómo predisponer a los niños a las actividades, da consejos para que puedan ensuciarse y pintar sin que para el adulto sea un estrés, y que el niño pueda disfrutar porque si el adulto está al lado tensionado, ellos no pintan tranquilos.
Después tiene 20 actividades con el paso a paso de cosas para hacer con los chicos, y al final un espacio para que creen su propio Mamurrí.
Después del libro lanzamos también el Mamukit que tiene todos los materiales para hacer las 20 actividades del libro. Se puede conseguir en la web de Riza y también en los locales comerciales donde están los productos de Riza.