D. Battiste

Perdió la visión y los médicos le recomendaron suspender la tercera dosis de la vacuna contra el HPV

Al igual que la hija de Verónica Alonso, Lucía sufrió pérdida de visión tras recibir el inyectable contra el papiloma humano

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22 de agosto de 2018 a las 13:09

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Alejandra Escuadra decidió vacunar a su hija contra el HPV cuando cumplió los 12 años. En diciembre de 2015, entonces, Lucía recibió la primera dosis sin complicaciones. La madre contó a El Observador que la chica jamás había sufrido ningún inconveniente vinculado a la salud. "Siempre fue una gurisa muy sana", relató. Pero a los 15 días de haber recibido la segunda dosis de la vacuna, la niña sufrió efectos secundarios, similares a los que vivió la hija de la senadora nacionalista Verónica Alonso.

"A las dos semanas empezó con que le dolía mucho la cabeza. Pero el dolor nunca se aliviaba. No se le iba con nada. La vieron cantidad de médicos pero ninguno podía decir qué le producía ese malestar", recordó la madre. Según contó, los profesionales le dijeron que se debía a una situación psicosomática. "Pero yo sabía perfectamente que no existió ningún hecho traumático que le haya perjudicado. Nadie me supo explicar con precisión qué era lo que tenía. Hasta le llegaron a recetar antibióticos 750 porque ya nada le hacía efecto", detalló Alejandra.

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Lucía realizó sus primeras consultas médicas en una clínica de Santa Lucía, donde reside. Al no conseguir soluciones, la madre la llevó hasta la ciudad de Canelones. Pero tampoco funcionó. Terminó atendiéndose en Montevideo con neruopediatras y pediatras del Hospital Británico, quienes a su vez consultaron a especialistas de Argentina, los mismos a los que acudió la senadora Alonso.

A Lucía la internaron en la capital por diez días. Le hicieron estudios de médula, punciones, resonancias magnéticas, tomografías, pero la situación iba de mal en peor. Perdió la visión de un ojo. Primero no toleraba la luz que entraba por la ventana. Se mareaba y le aumentaba la jaqueca cada vez que estaba expuesta al sol. Y unos días más tarde, comenzó a dejar de ver de forma paulatina.

Si bien los médicos que estudiaron a la chica no pudieron asegurar con convicción que su diagnóstico fue consecuencia de la vacuna del HPV, muchos profesionales le sugirieron que esa era la explicación y le recomendaron, además, no recibir la tercera dosis que le faltaba para cerrar el ciclo de vacunación.

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El periplo de malestares duró, según la madre, casi cuatro meses. Hoy ya pasaron tres años y Lucía está bien. Recuperó la vista pero perdió la visión de dos colores. Los últimos estudios neurológicos le dieron normales, pero esporádicamente debe hacerse resonancias para determinar si todavía persiste alguna secuela. "La vista la fue recuperando de a poco. Un ojo le quedó más sentido que el otro y el que tiene más sano le ayuda a compensar y poder ver bien", explicó Alejandra.

"Nosotros no estamos en contra de la vacuna, no tenemos autoridad para decir que es inconveniente. Pero creo que es importante que el gobierno sepa que estos casos existen nuestro país. Que le informen a la población que estos efectos pueden darse", apuntó Alejandra, y destacó que se "deben tomar recaudos con lo que le sucede a ciertos pacientes".

Respuesta del MSP

Jorge Quian, subsecretario del Ministerio de Salud Pública (MSP), aseguró el martes en rueda de prensa que no se puede garantizar que la neuritis óptica -inflamación en el nervio ocular que obstruye la visión- sea vinculante con haber recibido la vacuna contra el virus del papiloma humano, en relación al diagnóstico que tuvo la hija de la senadora Alonso, y también Alejandra.

"No digo que no sea la causa, digo que no se puede asegurar. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) no puede hacer esa afirmación", sostuvo el jerarca, y destacó que "todas las vacunas" tienen siempre efectos secundarios. Hay consecuencias que son muy claras, dijo, como el enrojecimiento del brazo o tal vez la fiebre inmediata luego de haber recibido el inyectable, pero también hay efectos discutibles.

"La OMS sigue recomendando dar esta vacuna en el mundo entero, por lo tanto, desde el ministerio nosotros hacemos la misma recomendación", concluyó Quian.

El ginecólogo grado 5 y exsubsecretario de salud, Leonel Briozzo, aseguró a El Observador que cualquier intervención que se realiza en medicina, incluida las vacunas, implica un riesgo. Lo que hay que hacer, dijo, es analizar cuánto es el beneficio y cuánto el peligro. Si la ecuación es favorable hacia la salud, es factible de promover la acción. "No existen intervenciones sin riesgos potenciales, y las vacunas no son la excepción", detalló.

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Según dijo el exjerarca, en 2012 el gobierno consideró que había "suficiente evidencia científica" para plantear que la vacuna del HPV era beneficiosa para prevenir dos cepas del virus, con posibilidad de evitar el 80% de los casos de cáncer de cuello de útero y la aparición de verrugas genitales. "En estos cinco años, incluso, aumentó el perfil de seguridad de la vacuna. Existen reportes de eventos adversos, sí, y sabíamos que iban a suceder, pero realmente estos son muy escasos", puntualizó.

De todos modos Briozzo advirtió que no está de acuerdo con la forma en que las actuales autoridades están implementando en plan de vacunación. "La decisión que tomó el MSP de hacer una campaña masiva y vacunar dentro de las escuelas no creo que sea la mejor. Las escuelas no son vacunatorios. Así se pasa por alto algo que para mí es fundamental, y tal vez lo más importante de este proceso, que es la etapa educativa y de intercambio con los pacientes y sus familias", dijo el grado 5.

Desde su percepción, la vacuna del HPV debió haberse instalado dentro del marco de asesoramiento para la población. "La forma de prevenir los embarazos no deseados y las enfermedades sexuales es la misma que se debería de utilizar para prevenir el cáncer de cuello de útero: la educación". Según Briozzo, en la actualidad no existen instancias formales de intercambio informativo donde se especifiquen beneficios, riesgos, efectos que tiene la vacuna, ni tampoco para hablar de cómo actúa, qué experiencia tienen otros países, entre otros aspectos. Sin educación, dijo, se genera incertidumbre.

"Hay que enseñarles a las niñas y sus familias. No se puede sustituir esto con la mera firma de un consentimiento informado, que se parece más a un trámite burocrático que una instancia de aprendizaje", explicó el exjerarca en referencia al procedimiento que en la actualidad implementan las autoridades del ministerio en las escuelas de todo el país.

*(El nombre de la paciente ha sido modificado a pedido de la madre).

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