37 minutos. Eso es lo que demora una máquina de aféresis en separar 750 mililitros de plasma y devolver el resto de los hemocomponentes al donante. En poco más de media hora se recolectan tres dosis de plasma rico en anticuerpos contra el covid-19 que podrá ser transfundido a pacientes que cursen la enfermedad en estado crítico como tratamiento de uso compasivo.
El 13 de abril el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, firmó una ordenanza (nº314/2020) que posiciona a Uruguay entre los países que investigan la transfusión de plasma de personas que se recuperaron del coronavirus como tratamiento para pacientes hospitalizados. Según el documento al que accedió El Observador, se conformó una comisión especial compuesta por médicos y científicos del Instituto Pasteur que trabajan de forma honoraria “con el objetivo de organización del acopio y distribución de plasma hiperinmune covid-19, definir la indicación y evaluar la efectividad del mismo, así como la seguridad del tratamiento”.
El plasma es el componente de la sangre que se obtiene al remover las células: los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas. Esta sustancia es la que contiene los anticuerpos que el organismo generó al transitar una enfermedad como el covid-19. La terapia de transfusión de plasma convaleciente consiste en transferir esos anticuerpos al paciente en vez de esperar a que el organismo los genere.
El 15 de marzo el exlíder colorado Pedro Bordaberry anunció en un video que publicó en redes sociales que tenía coronavirus, 17 días después fue dado de alta. Según relata fue un período de incertidumbre, sobre todo al tratarse de los primeros casos de la enfermedad en el país.
Varios meses después Bordaberry llega al banco de sangre del Servicio Nacional de Sangre (SNS) para donar su plasma con la esperanza de ayudar a otros a superar el coronavirus. “Creo que es la cosa mínima que uno puede hacer si uno tiene la suerte de haber pasado (por la enfermedad) y haber salido bien. Hoy somos 1.200 uruguayos que lo tuvimos creo que es casi que un deber de todos venir a donar plasma para ayudar a los que se contagian para salir adelante”, dice Bordaberry y asegura que es un procedimiento “muy sencillo” que tolera sin dolor.
"Cuando me dijeron que mi plasma podía servir para ayudar a otros ni lo dudé. Al que mucho se le da mucho se le va a pedir y a mi se me dio pasar la enfermedad, entonces lo que menos puede hacer uno es decir 'si con esto puedo ayudar a otros a pasar la enfermedad vamos a hacerlo'. Todo lo que uno pueda hacer es poco".
El SNS es el lugar designado bajo la ordenanza ministerial para hacer el acopio y la distribución del plasma convaleciente, lo que implica contactar a los donantes, la obtención del plasma, el almacenamiento y su distribución.
El infectólogo y hemoterapeuta Edgar Lima, quien fue designado como el coordinador de la comisión de expertos, entiende que hay una “gran limitación” en la aplicación del tratamiento. “Hay consenso en que debería usarse en pacientes preferentemente en el margen de las dos semanas de la infección y que son levemente sintomáticos planteando la hipótesis de que no evolucionen a una mayor gravedad, pero en este momento no podemos hacerlo, necesitamos que haya evidencia para eso”, explica.
Al ser una terapia que se encuentra en una etapa experimental está comprendida bajo el decreto nº158/019 que regula la investigación en seres humanos.
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