AFP

Política comercial de Elizabeth Warren podría ser aún más perjudicial que la de Trump

Implementar meticulosamente el plan de la aspirante a la presidencia estadounidense podría crear más frentes de tensión

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31 de octubre de 2019 a las 14:53

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Por James Politi

"¿Quieres vender tus cosas aquí? Tienes que cumplir algunos requisitos". Si alguna vez Elizabeth Warren se convierte en presidenta de EEUU, esa frase de la senadora de Massachusetts, dicha en una asamblea pública de la CNN este mes, resumiría perfectamente su visión sobre la política comercial. Es un tipo de proteccionismo diferente al de Donald Trump, y posiblemente uno que les causaría aún más perjuicios a los socios comerciales de EEUU que el que está implementando actualmente la Casa Blanca.

Warren ha estado subiendo en las encuestas en los últimos meses y sus propuestas están definiendo cada vez más el debate político en el campo de los restantes candidatos demócratas. Los funcionarios de comercio de todo el mundo están considerando, en tiempo real, si hacerle concesiones ahora a Trump o tratar de esperar hasta 2021, y el plan de Warren les da poca tranquilidad de que la vida será más fácil. Atrás quedarían las irascibles declaraciones arancelarias mediante tuits de Trump y la toma irracional de decisiones, pero Warren desafiaría el comercio de una forma única.

El quid de su filosofía sobre el comercio es que EEUU debería ser muy estricto en el tema de acceso a su mercado, insistiendo en una serie de criterios que los países deberían cumplir para gozar de un acuerdo comercial preferencial. La lista, que Warren presentó en julio, va mucho más allá de la tradicional insistencia del Partido Demócrata en regulaciones laborales y ambientales básicas. Incluye derechos humanos, la aplicación de la libertad religiosa, el cumplimiento de las normas mundiales de lucha contra la trata de personas, medidas contra la corrupción, estándares contra las emisiones de carbono, normas contra la evasión de impuestos, la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles y ni una pizca de sospecha de intervención monetaria, todo lo cual le sería difícil de cumplir indefectiblemente a cualquier país, especialmente a EEUU. El resultado sería el uso sistemático del poder económico estadounidense para forzar cambios en todo el mundo, y no sólo en el ámbito comercial.

Los partidarios de Warren alegarán que esto representa un ajuste muy necesario al pensamiento del Partido Demócrata sobre el comercio, en sintonía con su movimiento hacia la izquierda y su deseo de alejamiento de las políticas económicas internacionales de Barack Obama y Bill Clinton. Los críticos demócratas de sus dos presidentes más recientes dicen que ambos se aferraron excesivamente a la liberalización del comercio y a la búsqueda de acceso a los mercados globales para las compañías estadounidenses, sin tener en cuenta las consecuencias en los estados pendulares del cinturón industrial de EEUU, lo cual le dio la oportunidad a Trump para presentarse como un paladín del comercio para los estadounidenses comunes.

Resulta revelador que Warren ha establecido firmemente su agenda comercial dentro del contexto de su iniciativa más amplia en pos del "patriotismo económico" y una crítica verdaderamente feroz en contra de las corporaciones multinacionales, las cuales son las que están más involucradas en el comercio y la inversión en todo el mundo. "No les tienen lealtad a los trabajadores estadounidenses. Sólo son leales a sus propias ganancias", dijo en el mismo evento. El punto más fuerte de Warren podría ser aspiracional: si se implementa adecuadamente, un intento estadounidense de elevar los estándares de las relaciones comerciales en todo el mundo beneficiaría a todos, incluyendo a los países en desarrollo.

Pero la inflexible vigilancia de Washington de una variedad tan amplia de normas mundiales a cambio del comercio con EEUU corre el riesgo de crear una enorme barrera de entrada al mercado estadounidense. Podría aumentar los precios para los consumidores y ampliar la incertidumbre para las empresas, con ganancias limitadas para unos pocos constituyentes nacionales protegidos.

Inoportunamente, implementar el plan comercial de Warren meticulosamente tal vez pueda crear más frentes de tensión entre Washington y otros países, precisamente en el momento en que el mundo esté buscando cualquier indicio de un posible restablecimiento del liderazgo estadounidense en la era posterior a Trump.

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