Pablo Fattorini en uno de sus remates.

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Por los remates judiciales “siempre hay interesados, siempre se mueven”

Pablo Fattorini, quien tuvo un buen 2023, indicó que en esas subastas se encuentra mercadería que, muchas veces, no está en el mercado
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20 de febrero de 2024 a las 08:08

Es representante de una empresa rematadora familiar que lleva casi medio siglo desde su fundación. Iniciada por su padre, Hugo Fattorini, le siguió él con su incorporación en 1988, que lo tiene como director en la actualidad; y ahora se sumó la tercera generación con su hijo, Lucca Fattorini, también rematador. Pablo Fattorini hizo un repaso acerca de la situación de su rubro y del movimiento que ha tenido en los últimos meses.

Para el martillero, el año pasado se confirmó la normalización de la actividad -algo que se veía ya desde mediados de 2022- después del trajín que significó la pandemia. “En 2022 tuvimos un poco más de trabajo porque se habían acumulado expedientes. Para 2023 se normalizó y se ha vuelto a hacer una buena labor, como sucedía antes de la pandemia. Y hubo, en mi caso, más remates de bienes muebles, ya sea maquinaria, vehículos, que de inmuebles”, aseveró.

Fattorini atiende remates en un 99% judiciales, además de hacer tasaciones, en este caso, en un 80% a particulares. Por ese motivo, durante la emergencia sanitaria un rematador como él sintió el impacto de esa medida al suspenderse los remates judiciales, que sólo se pueden realizar de modo presencial.

Así y todo, prefiere mantenerse distante de las subastas online que tanto crecieron durante esa época y continúan expandiéndose, más allá de que el año pasado llevó a cabo “dos remates grandes, particulares” bajo esa modalidad y que resultaron ser “excepcionales”. “El tema del remate online, por lo menos para los que trabajo yo, es que mis clientes suelen gustar de los remates presenciales. Me da comodidad y para mí es el verdadero remate. Sin desmerecer lo online, como que es otra cosa”, subrayó.

“Un ejemplo: en el último remate teníamos más o menos 850 y pico de lotes. Llamaban personas para saber si era solamente online, y ese público lo que quería adquirir era un lote de una caja con destornilladores. Ellos podrían ir perfectamente al remate, dejar una seña, un precio de compra, y si se supera el precio se le devuelve el dinero y si son los mejores postores, se les adjudica la venta. Nos estamos acostumbrando a que todo tiene que ser mucho más fácil, darles todo servido”, argumentó.  

A su vez, tampoco se siente cómodo con los remates híbridos, que mezclan lo virtual con lo presencial. Ahí, “no podés poner más de 130 lotes, porque lleva muchísimo tiempo rematar cada lote. En uno de bienes muebles se calcula que el promedio por hora de venta es entre 60 y 70 lotes, en un remate presencial. Y en un remate virtual, híbrido, se te van tres horas y media, cuatro, y son 130 lotes. A mí no me cierra”.

“Pero, de hecho, ahí existen y hay colegas que trabajan y trabajan muy bien con esos remates. Y por eso, realmente, no le encontré la vuelta, por lo menos para el público que manejo yo”, reconoció Fattorini.

Experto en la materia, Fattorini destaca que los remates judiciales siguen sosteniendo un gran interés en el público. “Siempre hay interesados, siempre se mueven”, dijo. “No solo se hacen para satisfacer una necesidad sino también para venderlo, para revenderlo, desde un punto de vista comercial. El último remate que se desarrolló el 21 de diciembre, que tenía que hacerlo sí o sí antes de Navidad, por lo que dudaba por la fecha, fue un éxito absoluto”, contó.

“Convocó a muchísima gente. Y se pagaron precios, obviamente, razonables”, continuó. Porque, claro está, estas subastas resultan ser toda una oportunidad. “La brecha entre el precio que se paga en el remate y el precio que se paga en cualquier comercio es enorme. Hay una diferencia enorme. Y además se encuentra mercadería que muchas veces no está en el mercado. Como los remates de Aduanas. Y si se encuentra, están en valores altísimos”, afirmó.

“Desde el año pasado no remato más en la Asociación Nacional de Rematadores”, dijo Fattorini en relación a la logística de sus subastas. “A los inmuebles los remato en un lugar que es hermosísimo, en el corazón del Prado, en 19 de Abril y Lucas Obes, que es la Casona del Prado. Está bueno porque la gente que asiste al remate -aparte de que mucha gente no conoce el Prado- hace un tour por el lugar antes o después del remate. Es para mí uno de los lugares de Montevideo más lindos que existen”. En cuanto a los bienes muebles, los subasta en su depósito.

Para este 2024 que ya va por el segundo mes, la actividad se presentará “similar” a la temporada anterior. “Tengo previsto, con un poco de retraso, algunos remates de inmuebles y bienes inmuebles a partir de fines de marzo en adelante. Son expedientes grandes, de bienes inmuebles. He encontrado la colaboración de dos colegas a los que hemos sumado con mi hijo, que terminó la tecnicatura en 2022. Hicimos un grupito ahí para poder organizarlo y presentarlo de la mejor forma”, aseguró.  

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