La canciller Angela Merkel lleva 12 años y su mandato está lejos de terminar

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Por qué mercados alemanes no están preocupados por Merkel

La confianza en la economía deja a un lado las contiendas políticas
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04 de diciembre de 2017 a las 05:00
Durante la década pasada, Europa ha tolerado crisis de bonos gubernamentales, quiebras bancarias, populistas de derecha y el brexit. Así que, cuando la semana pasada se habló de formar un nuevo gobierno alemán, lo cual generó cuestionamientos sobre el futuro político de la canciller Angela Merkel, la élite empresarial del continente se rehusó a entrar en pánico.

Durante la semana posterior al suceso, el mercado de valores de Alemania apenas se movió. El euro subió en contra del dólar. Y la encuesta más importante sobre la confianza de los negocios alemanes llegó a su nivel más alto.

"El mundo tiene muchas crisis. Alemania no lo está en este momento", comentó Roland Berger, fundador de la consultoría gerencial con sede en Múnich que lleva su nombre.

Por lo menos ahora, la floreciente economía europea parece capaz de absorber cualquier cosa que le puedan lanzar los políticos contenciosos. El estancamiento político en Berlín, aunque es alarmante para los estándares alemanes, no ha bastado para sacudir la fe de los inversionistas en que Alemania lo solucionará de alguna manera.

Sin embargo, también hay un sentimiento de inquietud respecto de que la calma podría ser engañosa. A pesar de que Alemania no tiene ningún problema económico grave que requiera cambios políticos violentos, enfrenta cada vez más desafíos a largo plazo, como una fuerza laboral envejecida, el surgimiento de China como un competidor industrial y la necesidad de invertir en redes digitales y una mejor red eléctrica para seguir siendo relevante.

Además, la voz de Alemania podría reducirse en los asuntos importantes de Europa que están por venir si Merkel dirige una coalición gobernante débil y dividida. "No hay asuntos apremiantes que deba solucionar el gobierno alemán", señaló Christian Kopf, el director de renta fija de Union Investment, un gestor de fondos con sede en Fráncfort. "Pero necesitamos un gobierno capaz de enfrentar los desafíos complicados que hay a nivel europeo en los próximos dos años".

Liderazgo consolidado

Merkel, la líder de Alemania por más de una década, surgió como una importante figura a nivel mundial en los albores de la crisis financiera global de 2008. En su país, encabezó una reducción dramática del desempleo y una expansión económica que contrastó con la desgracia que se vivía en una buena parte del resto de Europa.

Su mandato está lejos de haber terminado. La pasada semana, los socialdemócratas de Alemania estaban reconsiderando su decisión de no continuar un gobierno de coalición con los democratacristianos de Merkel. Cinco años de llegar a acuerdos con Merkel han dañado la base obrera del Partido Socialdemócrata. No obstante, la alianza de los dos partidos dominantes brinda el tipo de estabilidad que ansían los negocios.

Las perspectivas económicas en Alemania y Europa no habían sido tan buenas en al menos una década, lo cual ha hecho que la agitación en Berlín pareciera un poco más que ruido de fondo. El ánimo entre los consumidores europeos es el mejor que ha habido desde 2001. La economía de la eurozona se ha expandido desde 2013. En el trimestre más reciente, crecieron todos los países de la Unión Europea menos Dinamarca, donde la economía se redujo 0,3% en comparación con el trimestre anterior.

En la lista de cosas que mantienen despiertos por las noches a los ejecutivos corporativos, es probable que el punto muerto en Berlín se encuentre muy debajo de otros riesgos, aseguran los líderes empresariales y los analistas. Por ejemplo, son más problemáticas las armas nucleares de Corea del Norte, el proteccionismo de Estados Unidos, un giro hacia el autoritarismo en Europa del Este y Turquía, y el intento arriesgado de Reino Unido por llegar a un divorcio con la Unión Europea.
Sin embargo, durante los 12 años que lleva en el cargo, Merkel se ha basado mayormente en las reformas al mercado laboral y al sistema de asistencia social que emprendió su predecesor socialdemócrata, Gerhard Schröder, con un gran costo para su carrera política.

Para defender su competitividad a largo plazo, Alemania necesita invertir en infraestructura y su fuerza laboral, señalan los analistas. Con una tasa de desempleo de tan solo 3,6%, el país enfrentará escasez de mano de obra a menos de que pueda integrar a los inmigrantes a la fuerza laboral. Esto requerirá más inversión en educación y capacitación.

Las corporaciones tienen un gran interés en las decisiones políticas que se tomarán en Bruselas los próximos años, como una política común de defensa o la posibilidad de que haya un sucesor para Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, cuyas medidas sobre los estímulos ayudaron a apuntalar la economía de le eurozona.

Los pilares gemelos de la industria alemana, la maquinaria de precisión y los automóviles, enfrentan niveles de cambio tecnológico sin precedentes y nueva competencia de lugares como China y Silicon Valley. Los gobiernos de Europa deben responder, por ejemplo, construyendo redes de carga para una industria de autos eléctricos.

"Un profundo proceso de ajuste está en marcha y requiere ayuda del gobierno", comentó Ralph Wiechers, el economista en jefe de VDMA, una organización que representa a empresas de ingeniería alemana. "¿Qué estaremos produciendo en el futuro y para qué mercados? ¿En cuáles habilidades debemos ser competitivos?".

Choque con empresarios

Merkel tiene relaciones cordiales aunque en ocasiones tensas con los directores ejecutivos de Alemania. Ha encabezado delegaciones de líderes empresariales alemanes en Pekín y otros destinos en el extranjero para promover sus exportaciones, y ha rechazado propuestas que habrían subido los impuestos.

En Bruselas, ha sido una ferviente defensora —tal vez demasiado ferviente— de los intereses de la industria automotriz. Al emprender una batalla por diluir o retrasar la imposición de estándares más estrictos de la calidad del aire, Merkel ha promovido la complacencia entre las automotoras alemanas. No invierten suficiente en autos eléctricos y se arriesgan a ser rebasados por Tesla en Estados Unidos o por las automotrices chinas.

Otras acciones que ha realizado Merkel han molestado a los negocios. Después del desastre de Fukushima en 2011, su decisión de eliminar gradualmente las plantas nucleares, sin un plan definido para reemplazarlas con otras fuentes de energía, ha provocado que la industria alemana tenga los precios más altos de la electricidad en Europa. "No ha hecho nada en contra de los negocios; por otro lado, no ha hecho mucho por los negocios", comentó Wiechers. "No hay ningún programa del que puedas decir: 'Hizo tal cosa a favor de la economía'"

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